El Presidente se despidió de la Casa Rosada y dijo que se va “con la tranquilidad de haber puesto todo”
El mandatario destacó la tarea de los empleados estatales “injustamente maltratados”; solo hizo autocrítica por no haber podido reducir la pobreza
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“Hoy es mi último día, mañana me voy a Brasil y ya no estoy volviendo acá”, dijo el presidente Alberto Fernández, copa de sidra en la mano y rodeado por dos centenares de empleados de la Casa Rosada, con quienes el primer mandatario saliente compartió el brindis de fin de año.
En cinco minutos de discurso, y rodeado por unos pocos funcionarios, el Presidente se ocupó de defender su gestión, y defendió a los “trabajadores estatales”, a días del inicio de la gestión de su sucesor, Javier Milei, que promete un fuerte ajuste en los gastos del sector público.
Luego de agradecer “a todos y todas”, Fernández recordó los tiempos de la pandemia, y destacó que “ustedes todo el tiempo estuvieron, todo el tiempo trabajaron”. Ya en tono personal, afirmó que se iba “con la tranquilidad de haber puesto todo”, y enumeró los que consideró logros que heredará la próxima gestión, como “no tener que pagar U$S18.000 millones de deuda por año como me tocó a mí”, “no recibir 10 puntos de desocupación”, “recibir 7000 obras públicas nuevas, 4000 terminadas”, entre otros datos. También “un satélite más que pusimos en órbita” y “vacunas que se hacen acá” por si retornara el Covid. Lo escuchaban, a pocos pasos, el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; la portavoz Gabriela Cerruti y otros funcionarios del sector de prensa que se irán cuando termine la gestión.
“Pongo muy en valor el trabajo del funcionario público, tan injustamente maltratado”, agregó el Presidente, y afirmó que “nada de lo que logramos hubiera sido posible sin el apoyo de ustedes”, dijo mirando hacia el balcón del patio interno de la planta baja, dónde se desarrolló el brindis.
Sostuvo que se irá “con la tranquilidad de haber recompuesto el salario de los trabajadores estatales, aunque tengo el enorme pesar de no haber podido resolver el problema de la pobreza”. Me voy por la misma puerta que entré, con el mismo auto en el que entré, y a la casa de donde salí. Y espero verlos a todos siempre, ustedes y yo sabemos que trabajamos por la gente”, afirmó, y volvió a parafrasear al cantautor Luis Alberto Spinetta, al afirmar a modo de despedida: “Mañana es mejor”.
Luego del discurso, el Presidente se prestó a decenas de pedidos de selfies de empleados de distinto rango que se agolparon a su lado. No quiso dar declaraciones, porque-como explicó a los periodistas-”di como cuarenta notas” en los últimos días. Luego de un forcejeo con dos movileros radiales, que lo consultaron sobre su “balance” y a quienes les bajó el celular de modo brusco, el Presidente buscó la salida hacia el Patio de las Palmeras, mientras su custodia empujaba a quienes lo rodeaban. Su estadía en la Casa Rosada, luego de cuatro años y de un modo un tanto desprolijo, había llegado a su fin.
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