El Presidente reclamó más diálogo, en lo que pareció un mensaje a Cristina Kirchner
En un encuentro del Consejo Económico y Social, Fernández, Massa y Beliz cuestionaron al “internismo” con ausencia casi total de referentes cercanos a la vicepresidenta y Máximo Kirchner
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El presidente Alberto Fernández asintió mientras el secretario Gustavo Beliz, citando a Leopoldo Marechal, afirmaba que “el pensamiento único puede ser el grito de guerra de minorías intensas, pero nunca será la bandera de victoria de mayorías transformadoras”. También aprobó con la cabeza cuando Sergio Massa, mirando al auditorio, afirmó que “esta es la foto de esa Argentina que cuando se sienta a una mesa construye acuerdos”. Cuando le tocó hablar, el primer mandatario recordó su extensa charla de ayer con la CGT y la Unión Industrial Argentina (UIA) y pidió, casi con tono de ruego y citando a su admirado beatle John Lennon: “Hagamos terapia de grupo y démosle una oportunidad al dialogo”.
En el auditorio del CCK, repleto aunque con ausencias notables, el Gobierno escenificó su contraataque dialéctico contra las huestes de Cristina y Máximo Kirchner. La presencia de empresarios y sindicalistas, con quienes se había reunido el día anterior, en el encuentro del Consejo Económico y Social, reforzó el mensaje presidencial de “intentar por una vez apostar al diálogo”. Dejó un contundente mensaje en contra de las peleas internas que estancan la gestión, mientras el cristinismo sigue sin dar señales concretas de tregua.
Apenas ingresó en el salón, a las 12.20 y con más de una hora de retraso, el Presidente dejó en claro que no dejaría pasar la oportunidad de dejar un contundente mensaje. La sorpresiva presencia de Massa, además de su mensaje, fue otro guiño para el albertismo. A su turno, el presidente de la Cámara de Diputados detalló la agenda de proyectos a impulsar, lo cual dejó más en evidencia la ausencia de la vicepresidenta o alguno de los senadores más cercanos, no sólo en el marco del Consejo que encabeza Beliz, sino (y sobre todo) en la planificación de lo que vendrá.
Más allá del diplomático “apoyo” dado a través de tuits y declaraciones de compromiso, el proyecto de los senadores cristinistas para que “los que lavaron dinero paguen la deuda externa” no apareció. “No conozco el detalle del proyecto, pero me parece correcto”, contestó el secretario de Relaciones Parlamentarias, Fernando “Chino” Navarro, a la entrada del centro cultural.
Cuando le tocó hablar, Navarro-uno de quienes desde el albertismo aún tiene puentes con Máximo Kirchner-sostuvo que “si hay diálogo, sensatez y racionalidad Argentina tiene futuro”. Todo un anticipo del tono que sostendría el resto de los oradores.
“¿Viste que duro estuvo Gustavo [Beliz]? Más fuerte de lo que esperaban”, comentaba una fuente oficialista al terminar el acto. El secretario de Asuntos Estratégicos la emprendió contra “el ruido tóxico del internismo” y reconocía que en la reunión “no están todos los que tienen que estar”. Lo escuchaban solo cinco de los 24 gobernadores y pocos representantes del kirchnerismo, como el ministro del Interior Eduardo de Pedro o sindicalistas no alineados con el Gobierno como Hugo Yasky (CTA) o Hugo “Cachorro” Godoy (ATE).
“Vine porque me invitaron, porque no lo habían hecho antes”, retrucó Godoy a LA NACION en la tumultuosa salida por la calle Sarmiento. El secretario de Comercio Interior, Roberto Felleti, fue elogiado por el Presidente por su “pelea” contra los aumentos de precios. Se fue sin hablar, aunque a la salida compartió unos momentos juntos a los sindicalistas aliados al Gobierno como Gerardo Martínez (Uocra), quien durante la presentación había afirmado que “no puede haber una mirada ideológica sobre la inflación o la pobreza, son temas que hay que resolver”.
“En la coyuntura tenemos problemas puntuales como la inflación, algo que nos afecta a todos, pero en el mediano plazo tenemos que buscar soluciones a la pobreza”, dijo Héctor Daer, uno de los tres secretarios generales que tiene la CGT. También se refirió a la reunión de ayer con el Presidente y dijo: “Todos comprendemos que el flagelo de la inflación no deja crecer al país y genera caída del poder adquisitivo”. Cuando LA NACION le preguntó por el efecto negativo de la interna oficialista en estos planes, Daer afirmó: “Hay que generar los debates necesarios para superarlo, tenemos que pensar en el país y los problemas del pueblo argentino”, respondió, en otra toma de posición distante de las posturas más combativas de otros miembros de la CGT como el camionero Pablo Moyano.
En sus 25 minutos de discurso, el Presidente dividió su tiempo entre renovadas referencias al diablo- “la inflación metió la cola”-y llamados al diálogo. “No soy diablo ni especulador”, había contestado, al llegar y con tono cortante Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA y también presente en el cónclave del lunes con Fernández y la CGT en el gremio de la Sanidad. No pareció tampoco casualidad que, en medio de la batalla interna, fuera el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas-eterno apuntado por Cristina-, quien se convirtiera en protagonista al dar detalles de su ambicioso plan industrial con fecha límite en 2030.
“Hablábamos ayer con Martín Guzmán que de los 50 puntos , debe haber 10 que tengan que ver con la guerra, el resto es nuestro. No lo pudimos hacer antes, el escenario no estaba dado, había que despejar esos problemas, y ese escenario esta empezando a despejarse”, dijo el Presidente en defensa del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que rechazan el cristinismo y La Cámpora. “Sigo apostando al diálogo”, gritó antes de irse, en una mezcla de mano tendida en vano y pretendida demostración de fortaleza.
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