El presidente Javier Milei se enojó por la crisis militar y ordenó buscar una rápida solución
Instruyó al ministro de Defensa, Luis Petri, a superar el conflicto; evalúan asignar funciones a algunos de los afectados por el retiro tras la designación del nuevo jefe del Ejército
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“El Presidente se enojó. Nunca le explicaron que la firma del decreto que designaba al nuevo jefe del Ejército significaba la purga de más de 20 generales. Dio la orden de que arreglen el problema”, confió a LA NACION una fuente cercana al ámbito castrense, al dimensionar el impacto que generó el cambio de la cúpula militar. Ahora, para superar un conflicto incómodo, el ministro de Defensa, Luis Petri, está abocado con su equipo a corregir los efectos de un inesperado descabezamiento de generales que se tejió en la Jefatura de Gabinete, que comanda Nicolás Posse.
No está en duda el nombramiento del nuevo jefe del Ejército, el general de brigada Carlos Alberto Presti, surgido de la promoción 118 del Colegio Militar –tres camadas más modernas que la de su antecesor, el general Guillermo Olegario Pereda-, ni su capacidad para conducir la fuerza. Pero su designación provocó la purga de dos tercios de los generales en actividad.
El camino que se explora es asignar a algunos de los 22 generales que tendrían que pasar a retiro funciones en el Ministerio de Defensa, en el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas o en organismos relacionados con la actividad militar, para no perder la experiencia acumulada de muchos de ellos.
“Estamos trabajando en eso”, dijeron en el Ministerio de Defensa, ante una consulta de LA NACION.
El ministro Petri ya sumó militares retirados en su gabinete. La incorporación de militares en actividad en la función pública sería una novedad. Nunca ocurrió en estos 40 años de democracia.
El plantel de generales que se retiran por el recambio de la cúpula pertenece principalmente a las promociones 117 y 116. Entre ellos hay cuatro generales de brigada cuyos pliegos de ascenso habían sido enviados al Senado en noviembre para ser promovidos a generales de división: Roberto Ariel Agüero, comandante de la 2da. División del Ejército, con sede en Córdoba; Aldo Daniel Ferrari, comandante de la División de Ejército 1, con asiento en Curuzú Cuatiá; Jorge Fabián Berredo, comandante operacional del Estado Mayor Conjunto, y Martín Lluch, director general de Logística del Estado Mayor Conjunto.
Según pudo saber LA NACION, Berredo podría ser uno de los convocados para continuar en funciones. Es dos años más antiguo que el nuevo jefe del Ejército, pero no estaría bajo su mando.
El fantasma de Néstor Kirchner
“Lo último que quiere el presidente Milei es aparecer retirando más militares que Néstor Kirchner”, confesó la fuente, al recordar los 19 generales que pasaron a retiro en 2003. A diferencia de ahora, aquella purga afectó por igual al Ejército, a la Armada y a la Fuerza Aérea y fue el resultado de una orden del presidente patagónico: designar en cada fuerza a militares que él había conocido como gobernador de Santa Cruz: el general Roberto Bendini, el brigadier Carlos Rohde –ambos destinados a Río Gallegos- y el almirante Jorge Godoy, entonces comandante del Área Naval Austral, con sede en Ushuaia. Solo en ellos confiaba.
El paso en falso que derivó en la crisis militar, atribuido a la Jefatura de Gabinete de la Nación, deja una enseñanza para el gobierno libertario, según una experimentada fuente militar: “El manejo del Estado, por más que se lo quiera reducir, exige el control de un engranaje complejo, saber qué pasa cuando se aprieta un botón”.
Sectores castrenses afirman que “a Milei nunca le interesó el tema militar” y esta semana recordaron que “hasta hace tres meses, cuando era candidato, decía que del área de Defensa y Fuerzas Armadas se iba a ocupar su vicepresidenta, Victoria Villarruel. Pero esto cambió por razones políticas y hoy Victoria tiene bastante con el manejo del Senado”.
“A Milei no le explicaron que la firma del decreto 119/2023 producía el retiro de los 22 generales más antiguos”, revelaron las fuentes consultadas por este diario. A esos 22 militares se suman los alejamientos del jefe del Estado Mayor Conjunto saliente, teniente general Juan Martín Paleo, y del auditor de las Fuerzas Armadas, general José Antonio Stanchina. Publicado el decreto el martes en el Boletín Oficial, entre el miércoles y este viernes se sucedieron las formaciones militares en distintas unidades para despedir a los generales que dejan sus puestos.
El general Presti, de 57 años y comandante de la IV Brigada Aerotransportada, con asiento en Córdoba, asumirá como jefe del Ejército el miércoles, en una ceremonia en el Regimiento 1 Patricios. Se espera que luego defina la nueva cadena de mandos en la fuerza. El día anterior, a las 10, se hará el acto de traspaso de mando del jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. El teniente general Paleo lo cederá al brigadier general Xavier Julián Isaac, en las escalinatas del edificio Libertador.
Cerca del Gobierno se estima, en tanto, que para el ministro Petri la crisis militar es una oportunidad para jugar un rol más activo, que lo fortalecerá si logra encarrilar este problema. Distintas fuentes coinciden en que hasta ahora el titular de Defensa ocupó un lugar no protagónico.
Con el correr de los días, no disminuyó en el Ejército el malestar por el distinto tratamiento que tuvo la renovación de autoridades en la fuerza, en relación con la Fuerza Aérea -donde prácticamente hay una plena continuidad- y la Armada. Entienden que Presti se manejará ahora con militares de su promoción, lo que presenta desventajas,: dentro de tres o cuatro años, cuando se produzca un nuevo recambio volverá a registrarse un alejamiento masivo de militares de una misma camada.
Tras la designación de Presti, junto al teniente general Pereda, en el Ejército deben pasar a retiro los generales de división Martín López Blanco, actual subjefe, y Gustavo Alejandro Garcés Luzuriaga, comandante de Adiestramiento y Alistamiento, y los generales de brigada Aníbal Luis Intini, director general de Educación; Miguel Ángel Juárez, comandante de la 3ª. División; Julio César Berden, comandante de la guarnición militar Campo de Mayo; Javier Alberto Palazón, director general de Salud; Sergio Maldonado, secretario general de la fuerza; Jorge Puebla, director general de Ingenieros e Infraestructura, y Alexis Dubowik, del Comando de Aviación del Ejército, entre otros militares.
Costumbre y tradición
El retiro de los 22 generales, ante la designación de un jefe más moderno en el Ejército, se aplica por razones de costumbre histórica, para no forzar a un general más antiguo a recibir órdenes de un oficial que anteriormente estuvo bajo su mando. Se basa en un principio surgido en los ejércitos alemanes y heredado en América Latina, pero no rige en otras Fuerzas Armadas, como las de Estados Unidos, Inglaterra y Francia.
“En la Argentina hay casos emblemáticos. Por ejemplo, el general Pablo Riccheri fue nombrado ministro de Guerra cuando era coronel en actividad, en el año 1900, por el presidente Julio Argentino Roca. Había generales con todas las medallas y ninguno se sentía afectado”, rememoró un historiador consultado por este diario
También el presidente radical Marcelo T. de Alvear nombró ministro al entonces coronel Agustín P. Justo –luego general y presidente- y ningún general pidió el retiro”, añadió. En 1944, el propio coronel Juan Domingo Perón asumió como ministro de Guerra, designado por el general Edelmiro J. Farrell.
“Había generales cumpliendo órdenes impartidas por un coronel. El concepto de antigüedad no regía. La tradición de los pases a retiro por la asunción de un oficial más joven comenzó a aplicarse en la presidencia de facto de Juan Carlos Onganía”, precisó el historiador.
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