El Presidente accede a armar la mesa política nacional que le exige el kirchnerismo, pero la condiciona a que le permitan ser candidato
El ministro Maggiotti destacó la posibilidad de que Alberto Fernández participe en la PASO “si no se encuentra una síntesis”; reivindican la “foto de la unidad” más allá de que se habrían reiterado críticas al primer mandatario
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El ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Santiago Maggiotti, llegó a su Navarro natal pasadas las tres de la mañana de hoy. Fue luego de haber defendido, junto al titular de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, la posición del presidente Alberto Fernández, excluido anoche de la reunión que, en Merlo, organizaron los caciques bonaerenses del Frente de Todos, con Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa a la cabeza.
Horas después de ese cónclave, en el que Massa afirmó que no está en sus planes ser candidato, Maggiotti se encargó de defender el “derecho” del Presidente a presentarse a unas PASO, la alternativa que rechazan en el cristinismo, y en especial la vicepresidenta Cristina Kirchner. “Nunca lo escuché al Presidente decir que va a ser él (…) Tiene la posibilidad, claramente puede ser, porque es el Presidente. La PASO está vigente si entendemos que no tenemos una síntesis. Si existiese una PASO no creo que eso desgaste al Presidente, todo lo contrario, tiene un respaldo de quienes creemos que el Frente de Todos tiene que seguir siendo Gobierno. El es un hombre del proyecto, no es un individualista”, dijo el ministro en declaraciones a AM 750.
La frase de Maggiotti, una de las espadas mediáticas autorizadas del albertismo, confirma que la posibilidad de competir por su reelección es la condición que, hoy por hoy, pone el Presidente para discutir, en una mesa política nacional como la que reclama el cristinismo (la pidió Máximo Kirchner el domingo pasado) el futuro electoral del Frente de Todos.
Más allá de las notorias diferencias en relación al presente y el futuro de la coalición, y según pudo saber LA NACION, los diálogos entre distintos sectores en el día previo al encuentro posibilitaron la inexistencia de golpes bajos. La diputada Cecilia Moreau, cercana a Massa y Máximo Kirchner, Juan Manuel Olmos (vicejefe de gabinete y cercano al Presidente), el ministro Eduardo Wado de Pedro (leal a la vicepresidenta) colaboraron para conseguir bajar los decibeles, en nombre de sus jefes políticos. “Bajaron el ruido político”, describió uno de los testigos del evento, dónde sólo hubo cuatro oradores: Kicillof, Máximo Kirchner, Massa y el anfitrión local, Gustavo Menéndez.
Cuando les tocó hablar, tanto Kicillof como Máximo Kirchner y Massa enfatizaron la necesidad de la unidad y de “recuperar” los votos obtenidos en 2019. Los tres, cada uno a su turno y con su tono, pidieron replicar la mesa política provincial a escala nacional y se mostraron esperanzados por la “dispersión” opositora.
“Ayer hubo un grado de madurez y convicción de que tiene que haber reglas de juego claras: ningún compañero habla mal de otro compañero; estamos gobernando y tenemos que ganar las elecciones, la sociedad no entiende, no distingue, no se la hagamos más difícil”, pidió Katopodis, luego de una semana en la que las disputas en el oficialismo llevaron a un enfrentamiento directo entre el ministro De Pedro (también presente en Merlo) y sus colegas del gabinete Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social) y Aníbal Fernández (Seguridad), con la no invitación a De Pedro a una reunión con Luiz Inácio Lula da Silva convocada por el Presidente como punto esencial de divergencia.
Más allá de las apelaciones públicas a la unidad, y del silencio de radio alrededor de lo que se habló entre achuras y ensaladas, trascendió que Kicillof, Máximo Kirchner y De Pedro plantearon otra vez distintas críticas al Presidente por esta decisión, mientras que distintos intendentes “defendieron la unidad y debatir puertas adentro”, según contó a sus colaboradores uno de los jefes comunales presentes. “Nada que ver, todos entendieron lo simbólico que representa la foto conjunta, estuvieron todos, y todos con los pies dentro del plato”, destacaron cerca de un ministro próximo al jefe de Estado. En un claro ejercicio de diplomacia, agregaron las fuentes, nadie recordó las declaraciones del camporista Andrés “Cuervo” Larroque, quien días atrás acusó al Presidente de “ingrato” e “irresponsable”, además de “minimizar” el atentado contra la vicepresidenta.
Transcurridas varias horas, cerca del Presidente se plantearon, además, sus dudas sobre la presencia de Massa, que “habitualmente no concurre” a estas reuniones y envía algún delegado. “Tenía un compromiso con los intendentes que le reclamaban un fondo especial para seguridad, vino a cumplir con un acuerdo”, explicaron desde un ministerio albertista para intentar despejar las sospechas sobre un “vacío” conjunto de Massa y el cristinismo contra el Presidente, al menos en territorio bonaerense.
El día después del cónclave, desde los distintos sectores confiaban en que, a pesar de los condicionamientos, la mesa política comenzaría a funcionar “en quince días”. “Que florezcan mil mesas”, graficaron desde un despacho cercano al del Presidente, quien de todos modos se mantiene firme en su decisión de ser candidato.
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