El poder de la imagen al servicio de una investigación judicial
Los videos de las cámaras de seguridad de SGI, la financiera conocida como La Rosadita, que el martes a la noche emitió Telenoche tienen el poder irrefutable de la imagen.
Ya no se trata de los testimonios de Federico Elaskar o Leonardo Fariña, sino de Martín Báez, el hijo de Lázaro, contando millones de dólares sobre una mesa, en una escena casi obscena. Y no una vez, sino en tres oportunidades, por una suma total que supera los 8,5 millones de dólares.
Frente a las pilas de fajos de billetes, al hijo del empresario más favorecido por la obra pública durante la década K y socio de los Kirchner se lo ve relajado y revisando su celular. Supervisa la situación el contador de su padre, Daniel Pérez Gadín, al que Federico Elaskar había señalado como el enviado de Lázaro Báez para forzarlo a venderle SGI.
Lo que impacta, además, es que todos esos fajos de dinero en efectivo se manejaban en negro, o sea, al margen del sistema de controles establecidos. Porque SGI era un vehículo para el lavado de dinero y toda su operatoria estaba montada para que no pudiera seguirse el rastro de dinero, de origen ilegal.
Esa operatoria comenzaba con el cambio de pesos a dólares, una maniobra que infringía el régimen penal cambiario, ya que en ese momento, en 2012, sólo se podía operar en el mercado único legal, y no era fácil conseguir una autorización de la AFIP para cambiar semejantes montos. Y menos sin una justificación del origen del dinero.
Y ese dinero, se sospecha, venía de los sobreprecios en los contratos de obra pública que recibía Báez del Ministerio de Planificación Federal, a cargo de Julio De Vido.
Si el costo real de la obra era 30, se facturaba por 100 y los 70 restantes se desviaban del circuito legal, para terminar en una bóveda o en una "cueva", como se conoce a las financieras que operan ilegalmente, para ser luego cambiados a dólares y enviados al exterior.
Este dinero desviado ilegalmente se trataba de justificar mediante el uso de facturas truchas por servicios que, en realidad, no se prestaban.
De las imágenes se desprenden varias figuras delictivas. Como mínimo, una infracción al régimen penal cambiario; por otro lado, el de la evasión agravada por el manejo de dinero en negro, sobre el cual hay que determinar si además es producto de la corrupción; y, por último, el posible futuro lavado de ese dinero, a través del montaje de una operatoria financiera o comercial que permitiera reingresarlo al circuito, ya en blanco.
Más allá de su impacto periodístico, el valor probatorio de las imágenes es incuestionable. Martín Báez, que anoche fue llamado a indagatoria, deberá ir preparándose para dar explicaciones en la Justicia.
El juez Casanello denunció al abogado de Elaskar
- El juez Sebastián Casanello informó al Colegio Público de Abogados sobre la conducta de José Manuel Ubeira, el letrado de Elaskar, porque dijo que había recibido un mail del magistrado avisándole que viera Telenoche, donde iban a aparecer los videos. En rigor, el estudio de Ubeira recibió una notificación electrónica de las medidas de prueba que dispuso Casanello, entre las que se encontraba pedir el video a Telenoche. Según el juez se pretende sembrar dudas sobre su conducta para apartarlo del caso. Sostuvo que el portal Clarin.com, al que también envió un oficio, recogió las equivocas declaraciones de Ubeira como indicio de sospechas de corrupción.
- Elaskar, por su parte, se desligó de las acusaciones y afirmó que "lavado de dinero es lo que hace Cristina Kirchner con Hotesur". Respecto de las imágenes que se mostraron en el video, dijo que son de 2012 y él fue desplazado de SGI en 2011.
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