El "plan de los mil días". Qué dice el proyecto que va a impulsar Alberto Fernández junto con la legalización del aborto
PARÍS.- Alberto Fernández ratificó ayer en esta ciudad que enviará al Congreso "una ley que termine con la penalización del aborto y que permita la atención de cualquier aborto en los centros de salud pública", al responder preguntas de estudiantes del Instituto de Estudios Políticos de París, donde brindó una conferencia magistral, en el marco de su gira por Europa.
El Presidente anunciará el envío del proyecto el 1° de marzo, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, en el que detallará además que promueve otra iniciativa, que pretende que se discuta junto con la legalización del aborto. Se trata de un programa denominado de los "mil días", que consiste en garantizar asistencia estatal para las mujeres de bajos recursos, desde el inicio del embarazo hasta los dos años de vida del niño en gestación.
"En la Argentina el aborto es un delito. Es un extraño delito porque casi nunca se condena a una mujer por aborto. Pero sabemos que los abortos existen", dijo, ante un auditorio repleto, y agregó: "¿Cuál es el problema de exista un delito de aborto? El problema es que todo aborto se vuelve clandestino y, en la clandestinidad, el riesgo de vida y de salud de la mujer se potencia".
El tema también fue parte de la conversación que Fernández tuvo al mediodía con Emmanuel Macron. El presidente de Francia le contó que su gobierno desarrollado un plan similar que les había dado buenos resultados. Con el mismo nombre, un programa parecido se aplica en San Juan. Junto con la asistencia que ya reciben como parte de la Asignación Universal por Hijo (AUH), las mujeres embarazadas recibirían también ayuda alimentaria y, después del nacimiento, vestimenta para el niño. "La idea es que la mujer que quiera tener a su hijo, tenga toda la ayuda del Estado para tenerlo, y que la que decida abortar pueda hacerlo en condiciones seguras", dijo el Presidente durante la reunión.
Justo después de su encuentro con el papa Francisco, el viernes pasado, Fernández había ratificado su intención de promover la legalización, pero había aclarado que no pretendía dividir a la sociedad entre verdes y celestes.
En la conferencia de ayer, agregó más argumento. "El problema es más agudo según la clase social de quién practica el aborto. Si es de una clase social alta, seguramente practicará el aborto en un centro de salud adecuado, con condiciones de asepsia adecuadas y el certificado médico dirá que tuvo un aborto espontáneo. Su salud estará absolutamente garantizada. Pero si estamos ante la presencia de una mujer sin recursos, toda su vida corre peligro. Y si zafa su vida, corre el riesgo de quedar infértil o de sufrir lesiones internas que la dañen mucho", dijo, ante unas 500 personas.
"La discusión del aborto es parte de la discusión hipócrita histórica que tiene la Argentina. Durante años se debatió si el divorciado se podía volver a casar. Yo soy hijo de una madre divorciada. Mi padre es el segundo marido de mi mamá, no mi padre biológico", comparó el mandatario, y agregó: "Yo siento que con el aborto pasa algo parecido. Siento que hay personas que sienten que legalizarlo es volverlo obligatorio. No es obligatorio para nadie".
Para cerrar la respuesta, dijo: "Lo que sí es, es un tema que tenemos que resolver desde la salud pública. Lo que no podemos poner en riesgo es la salud de la mujer que decide abortar. Yo no vivo en paz con mi conciencia sabiendo que una mujer, tal vez, necesita practicarse un aborto y no tiene las condiciones de asepsia donde la atienden. Ni tiene para pagar ese aborto y termina en manos de un curandero que con una aguja la termina lastimando y, a veces, matando".
"Perdonenmé, pero la hipocresía nunca se llevó bien conmigo. Por eso es que he propuesto y lo voy a hacer, mandar una ley que termine con la penalización del aborto y permita la atención de cualquier aborto en un centro público", concluyó, y recibió un amplio aplauso que duró más de 30 segundos.
En la misma conferencia, Fernández también dijo hoy que "la deuda en Argentina es insostenible e imposible de pagar en estos términos y por eso estamos iniciando un proceso de conversación y discusión" con el FMI.
"Con Axel (Kicillof) coincidimos en que pague, lo que no significa que estamos en condiciones de pagar", dijo Fernández en relación a la decisión anunciada ayer por el gobernador de Buenos Aires, y agregó: "Argentina necesita reordenar esa deuda en acuerdo con el Fondo y los acreedores".