El “plan Massa” genera contradicciones en un ala del Frente de Todos pero prima el silencio
La Cámpora avala al líder del Frente Renovador como una necesidad del momento; cortocircuito con Grabois
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“La cosa estaba mucho peor de lo que pensábamos”. Máximo Kirchner, en charlas con otros diputados, justificó así la habilitación del “plan Massa” de ajuste y estabilización, a todas luces contrario a su guión económico, de expansión del gasto y distribución.
El fin de la intransigencia del líder de La Cámpora -que alguna vez lo llevó a renunciar a la presidencia del bloque del Frente de Todos- se explica también con otro argumento que se repite casi calcado en las conversaciones de la “orga”: que el exministro de Economía Martín Guzmán “mintió” no solo respecto al acuerdo con el FMI (el camporismo duda de los compromisos del exfuncionario en Washington) sino también sobre el estado de las cuentas públicas.
“Estamos administrando las consecuencias del desastre que fue Guzmán. (Sergio) Massa tiene un apoyo lógico en la necesidad. Es alguien de la política que vino a resolver un problema”, dijo a LA NACION uno de los referentes de La Cámpora al resumir la postura del grupo.
Kirchner tiene una sociedad estratégica con el líder del Frente Renovador, al punto que alguna vez lo escucharon llamarlo “profesor”, en gesto compinche. También fue uno de los promotores de su desembarco en el Palacio de Hacienda. Pero los anuncios que hizo Massa, orientados a la ortodoxia, generan contradicciones en la agrupación del hijo de la vicepresidenta.
“No es que no sepamos lo que Sergio representa ni que cambiemos nuestras convicciones. Pero lo dejamos entrar en 2019, hubo buena convivencia y este momento necesitaba una estabilización con un actor legitimado por los mercados”, explicó otro colaborador de La Cámpora.
Eduardo “Wado” De Pedro, que venía dando pasos para perfilarse como el más aceptable de los camporistas a los ojos del establishment, quedó eclipsado por la centralidad que tomó en los últimos días el líder del Frente Renovador. El ministro del Interior, de todas formas, transmitió a sus laderos: “Hay que bancar políticamente esto”. De ahí a que haya acompañado esta semana a Massa a Salliqueló y a Neuquén.
Un diputado cercano a Kirchner se preguntó si el respaldo a Massa tendrá fecha de vencimiento. “Circula una teoría que dice que si a Sergio le va bien el kirchnerismo lo apoya en 2023 y si le va mal se despega. Es difícil que sea así. Probablemente aún cuando a él le vaya bien el kirchnerismo se va a desmarcar. Porque Sergio es escurridizo y representa otra cosa. Y por encima de todo el kirchnerismo tiene que cuidar su capital político”.
Según transmitió Massa a uno de sus confidentes económicos de los últimos días, él esperaba de Cristina Kirchner, no solo la foto que le negó a sus antecesores, sino también un respaldo público de la vicepresidenta. Lo segundo todavía no llegó. Hacia afuera, tanto ella como su hijo por ahora hacen gestos a medias, en un silencio prudente.
Fuera de encuadre
No solo el kirchnerismo quedó fuera de encuadre en la “era Massa”. Los movimientos sociales afines al Gobierno también quedaron descolocados. No todos las agrupaciones están transitando el momento de la misma forma. El líder del Frente Renovador ya hizo un operativo de contención hacia el Movimiento Evita, pero el sector que responde a Juan Grabois todavía espera gestos y agita el fantasma de la ruptura.
A pocas horas de jurar como ministro, Massa mantuvo una reunión con Fernando “Chino” Navarro y con Emilio Pérsico, los dos referentes del Evita con cargos en el Poder Ejecutivo. Allí el líder del Frente Renovador prometió que facilitaría el tratamiento de al menos dos proyectos de ley vinculados a la economía popular.
Además, en el reordenamiento del organigrama, Navarro cambió de cargo. A partir de ahora será secretario de Relaciones con la Sociedad Civil y Desarrollo Comunitario. Ya no tendrá bajo a su órbita las relaciones con el Congreso (sin interlocución con Cristina Kirchner, tampoco esperaba una relación fluida con Cecilia Moreau) y en cambio sumará dos ventanillas claves para el trabajo territorial en el conurbano: el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), que controla a las cooperativas, y el programa El Estado en tu Barrio.
En el caso del sector que se referencia en Grabois -el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y su pata política, el Frente Patria Grande- la contención parece más difícil. Grabois (que venía encabezando una rebelión interna) lo habló sin intermediarios con Cristina Kirchner y con Massa: esperaba que entre los anuncios de corte ortodoxo se colara alguna medida destinada a los sectores desempleados.
Eso motivó que, horas después de la asunción de Massa, difundiera un comunicado amenazando con irse del Frente de Todos. En rigor, el Frente Patria Grande (que tiene tres diputados) no rompería con la coalición de gobierno sino que podría desprenderse del interbloque oficialista. Eso se discutirá, recién, a fin de mes. Lo que verdaderamente espera Grabois es que antes llegue una señal desde el Ministerio de Economía.
Hay una opción que ya está en el menú. La senadora cristinista Juliana Di Tullio presentó este martes un proyecto para implementar un refuerzo de ingresos a través de una “prestación monetaria mensual no contributiva”. Es una idea pariente del Salario Básico Universal que impulsa Grabois. “Massa podría recoger el proyecto e impulsarlo vía decreto”, deslizó uno de los legisladores que sigue de cerca la trama.
Y agregó: “No es casual que el proyecto lo haya presentado Di Tullio. El apoyo de Cristina a Massa es la foto del momento. A veces hay que dar un paso atrás para dar dos pasos hacia adelante”.
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