El plan de La Cámpora para construir poder desde la Anses y el PAMI
La movida en la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) confirma que la salida de Alejandro Vanoli, más allá de sus errores y de la falta de gestión, fue buscada por La Cámpora para quedarse con el control de esa estructura. Máximo Kirchner estuvo operando a toda máquina para poner a alguien de confianza, como la marplatense Fernanda Raverta, confían fuentes del oficialismo. Significa un retroceso para el albertismo frente al Instituto Patria que deja en manos del camporismo la caja más importante del sector público.
La agrupación del hijo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner manejará en forma monolítica la Anses y el PAMI, que garantizan recursos multimillonarios y un despliegue territorial imposible de igualar; puede ser la plataforma de un ambicioso proyecto presidencial.
Vanoli había tenido choques con su segundo, el economista Santiago Fraschina, puesto ahí para defender los intereses del camporismo. Paradójicamente, uno de los encontronazos más duros entre ambos se generó en el verano con la designación de Pablo Obeid, actual pareja de Raverta, al frente de la regional de la Anses de Mar del Plata. Como la decisión de Fraschina había sido inconsulta, Vanoli se lo recriminó en malos términos y, según cuentan empelados del organismo, la discusión terminó con una pelea a golpes de puño. Tuvieron que intervenir los empleados de seguridad.
Ahora la hija de Mario Montoto conducirá una poderosa estructura que cuenta con 18 millones de beneficiarios y con 13.000 agentes o empleados en su plantel. En todas las provincias y ciudades, la Anses está presente para atender a una población que excede largamente a los jubilados y que abarca a todos los servicios que brinda el organismo, como el pago de la Asignación Universal por Hijo (AUH), las asignaciones familiares, los subsidios por desempleo y las ayudas escolares.
Precisamente, el poder territorial se construye a través de las Unidades de Atención Integral (UDAI). Son más de 300 en todo el país, y casi la mitad están en la provincia de Buenos Aires, además de unidades móviles y otros centros propios. Los titulares de esas dependencias son designados políticamente. En las dos gestiones de Cristina Kirchner, el organismo llenó los principales casilleros con dirigentes de La Cámpora.
En Buenos Aires fueron semillero y trampolín de varios intendentes como el "hermano de crianza" de Eduardo "Wado" De Pedro, Juan Ustarroz (Mercedes); Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Juan Pablo de Jesús (Municipio de la Costa) y Walter Festa (exjefe comunal de Moreno).
También pasaron por el organismo Juan Zabaleta (Hurlingham), Mayra Mendoza (Quilmes), el actual ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y Mariano Cascallares (Almirante Brown), representantes de la nueva generación de alcaldes del conurbano que empieza a desplazar a los viejos barones. Y la propia Raverta, antes de competir por la intendencia de General Pueyrredón y ser derrotada por Guillermo Montenegro, estuvo a cargo de la UDAI de Puerto Mar del Plata.
Una de las tareas de la nueva titular de la Anses va a ser completar la grilla de delegados regionales y jefes de UDAI con fuerte presencia de La Cámpora. Hasta ahora solo se designaron algunos en la provincia de Buenos Aires: el caso más curioso se registró en Ituzaingo donde Vanoli nombró a José Ignacio Bergoglio, sobrino del Papa Francisco y co-fundador de la ONG "Haciendo Lío". No es militante político, pero tiene buen diálogo con varios intendentes.
También el camporismo logró poner a uno de sus referentes en la estratégica UDAI de Lanús: Fernando Sacheri. En ese distrito gobierna la oposición, de la mano de Néstor Grindetti. Y en otro municipio de Juntos por el Cambio, como San Nicolás, designaron a Damián Tocci. En cambio, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, logró influir en su San Isidro natal con el nombramiento de Beatriz Patricia Castro, una dirigente peronista de su confianza.
El caso del PAMI
Mientras tanto, en el PAMI con casi 5 millones de afiliados en todo el país, desde el 10 de diciembre del año pasado desembarcó la organización de Máximo con los nombramientos de Luana Volnovich, como titular, y Martín Rodríguez como número dos. El subdirector de la obra social de los jubilados es una de las figuras en ascenso dentro del camporismo. Viene de presidir el Concejo Deliberante de Hurlingham y todos los pronósticos oficialistas indican que puede ser el sucesor de Zavaleta al frente de ese municipio. Incluso, en febrero el hijo de Cristina lo acompaño a recorrer ese territorio sin que se enterara el intendente. Una movida que generó rispideces con Zabaleta.
Volnovich debe terminar de completar la designación de los jefes de las 38 Unidades de Gestión Local (UGL) y de las 600 agencias que hay en todo el país. Las UGL tienen peso territorial y político como las UDAI de la ANSES. Ya hubo movimientos que alarmaron a los intendentes del Gran Buenos Aires, porque el camporismo empieza a estar presente en lugares estratégicos.
En la Unidad de Gestión Local de Quilmes nombraron a Daiana Saavedra, con influencia no solo en ese municipio sino también en Florencio Varela y Berezategui, territorios de peso en el sur de la Tercera Sección Electoral. También el subgerente Rodríguez logró nombrar en la UGL de Morón a su mano derecha, la camporista Valeria Zalazar. Ella está encargada de coordinar las sedes de los distritos de Hurlingham, Ituzaingo, Merlo, Moreno y Morón. Tiene injerencia en casi toda la zona oeste del conurbano.
La Cámpora tiene un proyecto de poder que parecía haberse diluido después de las derrotas electorales de 2015 y 2017. Pero el triunfo del Frente de Todos los vuelve a poner por decisión de Cristina en la construcción de un proyecto que va más allá de soñar con Máximo en la Casa Rosada. Quieren sumar muchos intendentes y hasta gobernadores propios.
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