El “plan Guzmán” no termina de convencer a propios ni extraños y agita viejos fantasmas
En el Congreso, oficialistas y opositores no quedaron conformes con la presentación del ministro de Economía; esperaban un anuncio que no llegó; la intervención de Kicillof alimentó suspicacias
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La presentación de Martín Guzmán sobre la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) no terminó de convencer a propios ni a extraños. En el Frente de Todos ya no son pocos los que se animan a pedir una revisión de la estrategia del ministro de Economía para afrontar la crisis de la deuda, mientras que en la oposición comienzan a pensar que no habrá acuerdo con el organismo y exigen que el funcionario asista al Congreso con un proyecto de ley bajo el brazo.
La desconfianza creciente en el rumbo que Guzmán le imprimió a la negociación con el FMI brota en el Congreso. Pese a que la gran mayoría de los diputados y senadores está de vacaciones, las principales espadas del oficialismo y de Juntos por el Cambio siguieron en detalle la exposición del ministro y del presidente Alberto Fernández. También lo hicieron representantes de bloques menores, pero decisivos, dada la paridad que plasmaron las elecciones legislativas.
La mayoría de las fuentes consultadas por LA NACION reparó en un dato visible: la escasa convocatoria que tuvo la presentación de Guzmán entre los gobernadores provinciales. Si bien la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda se esforzaron por destacar que todos los distritos estuvieron representados –salvo la ciudad de Buenos Aires-, lo cierto es que la imagen que dejó el acto en el Museo del Bicentenario no transmitió un apoyo sólido a la postura oficial.
En rigor, los cortocircuitos por la convocatoria de Guzmán habían comenzado antes. “A la oposición no se la cita por los diarios”, deslizaron desde la propia bancada del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, lo que reflejó el reflejó el malestar que en sectores de la coalición oficialista despierta la forma de manejarse del ministro de Economía en el inexplorado terreno de la conversación política. Las prevenciones también se extienden en la tropa opositora.
Para muestra sobra un botón: el propio Alberto Fernández debió intervenir –tras un ablande previo de Sergio Massa– ante Gerardo Morales para convencerlo de que las provincias radicales enviaran “delegados” a Buenos Aires. El presidente de la UCR se diferenció del alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta, que optó por el faltazo liso y llano, pero tampoco tragó vidrio: los emisarios de Jujuy, Corrientes y Mendoza mantuvieron un discreto perfil bajo.
Ante la previsible andanada del bonaerense Axel Kicillof y del chaqueño Jorge Capitanich, que buscaron exponer la responsabilidad política de Mauricio Macri en la actual crisis de la deuda, los radicales permanecieron en silencio: no defendieron al expresidente, ni tampoco avalaron el discurso kirchnerista. El tenor de la embestida –que Fernández y Guzmán habían edulcorado- convalidó la ausencia de los representantes de la Ciudad, el distrito base de Pro.
A tal punto, que una extraña en las discusiones políticas nacionales, la rionegrina Arabela Carreras, tuvo la valentía de exigir –delante del Presidente- que la presentación no se convirtiera en un “acto partidario”. La intervención de la gobernadora patagónica fue un fiel reflejo de lo que sucede en el Congreso con los bloques que intentan no ser deglutidos por la grieta abierta entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Con escaso éxito por cierto.
Con el antecedente fresco del fracaso del Presupuesto 2022, se viene ahora un segundo round para Guzmán: convencer a los legisladores para que lo visiten en el Ministerio de Economía. Pero el ánimo con el funcionario no es el mejor: “Ya lo escuchamos; si quiere hablar con nosotros, tiene que tener bajo el brazo un proyecto de ley”, deslizó un diputado que integra uno de los bloques claves para la formación del quorum y la sanción de leyes; o de su bloqueo.
Ese fue, precisamente, uno de los aspectos que entre los diputados y senadores llamó la atención: la carencia de anuncios por parte de Guzmán. Los referentes del Congreso están a la espera de la convocatoria a sesiones extraordinarias y una posibilidad es que el Gobierno incluya en el temario el demorado “plan plurianual” que contendría los ejes del eventual acuerdo con el FMI. En la oposición reclaman un pronunciamiento de Cristina Kirchner.
El persistente silencio de la vicepresidenta hace que cobre cada vez más relevancia el destemplado discurso de su hijo Máximo Kirchner que detonó la sesión del Presupuesto y que alimentó en la oposición sospechas sobre la real intención del kirchnerismo. Por eso el diputado Alfredo Cornejo, influyente en el radicalismo, advirtió que Guzmán “nunca dijo si lo apoya Cristina”. La comentada intervención que hizo ayer Kicillof agigantó las suspicacias.
El gobernador bonaerense fue el único de los gobernadores presentes que mencionó a Estados Unidos como un escollo para el acuerdo con el FMI y advirtió que cabría esperar un rechazo de la oposición en el Congreso, por lo que planteó si no habría que “revisar la estrategia” que despliega Guzmán, con aval de Fernández. Dicho de otra forma: sin apoyo externo ni interno, el Gobierno estaría obligado a pensar alternativas para afrontar la crisis de la deuda.
El derrotero circular de la historia hizo que otro Rodríguez Saá, en este caso Alberto, el gobernador puntano, blanqueara su desacuerdo con la negociación que lleva adelante Guzmán. Veinte años después de que su hermano Adolfo declarara el default en el aciago 2001, pidió declarar “odiosa” la deuda con el FMI y recurrir, en última instancia, a la Corte de La Haya. Curiosamente, la misa postura tiene ahora el expresidente Eduardo Duhalde.
Dentro del peronismo gobernante vuelve a instalarse una caracterización que el presidente Fernández querría desterrar. “Ya en 2019, cuando se armó el Frente de Todos, discutíamos si Alberto iba a ser Duhalde o (Néstor) Kirchner”, recordó un encumbrado dirigente oficialista. Traducción: si la deuda que dejó Macri con el FMI obligaría a su sucesor a hacer “borrón y cuenta nueva” –default mediante- o a protagonizar una recuperación de la economía.
Fernández optó siempre por la semejanza con Kirchner, a quien invoca en sus discursos, pero la realidad financiera del país y el acortamiento de los plazos para los pesados vencimientos de la deuda configuran el escenario que no hubiera deseado. Por eso se aferra, interpretan en el propio oficialismo, al “plan Guzmán”. El ministro cuenta con un punto a su favor: tiene el apoyo de un sector del “círculo rojo” para el cual la cesación de pagos sería desastrosa.
Un caso muy comentado en los últimos días es el del Ceo de la multinacional Syngenta, Antonio Aracre, quien se preguntó en las redes sociales: “¿Si un político dice que no va a una reunión con empresarios y sindicalistas para discutir la coyuntura difícil que transitamos porque sería ´una reunión política´, estaría reconociendo que su profesión dejó de ser una herramienta trasformadora de la realidad? ¿A qué se dedican?”, disparó con vehemencia.
Más allá de la discusión por las ausencias, la presentación de Guzmán impregnó en el Congreso un clima pesimista. “El único mensaje que dejó es que no hay (y quizá no haya) un acuerdo con el FMI”, sentenció el diputado Luciano Laspina, voz principal de JxC en materia económica. En este contexto se suceden diálogos entre oficialistas y opositores. Massa tomó contacto con los radicales Mario Negri y Emiliano Yacobitti, y con el jefe del bloque del Pro, Cristian Ritondo.
El único mensaje que dejó la reunión de @Martin_M_Guzman con gobernadores es que no hay (y quizá no haya) un acuerdo con el FMI. En mi opinión, no porque no haya un plan de ajuste sino porque no hay un plan de crecimiento. Abro hilo:
— Luciano Laspina (@LaspinaL) January 6, 2022
De esas conversaciones surgió la posibilidad de que la reunión con Guzmán no sea la semana próxima, como quiere el Gobierno, sino la otra. Un detalle contribuiría a la demora: Máximo Kirchner, el jefe del bloque oficialista, se encuentra de vacaciones en la Patagonia. En las próximas horas habrá conversaciones con otros bloques menores, como el que lidera José Luis Espert. “Lo esperamos en el Congreso, como corresponde”, afirmaron desde esa bancada.
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