El PJ reunió a los de siempre, con aires de renovación
Sólo el kirchnerismo faltó a un acto impulsado por intendentes para recordar el triunfo electoral de Cafiero
Si se mide por la cantidad y variedad de dirigentes que respondieron a la convocatoria en el hotel NH, a metros de la Plaza de Mayo, el llamado grupo Esmeralda revalidó ayer su condición de actor protagónico en el peronismo de la provincia de Buenos Aires y se aseguró un lugar de privilegio en el proyecto de construcción del poskirchnerismo.
Bajo la bandera de la renovación y con intendentes en el centro de la escena, el acto en conmemoración del triunfo de Antonio Cafiero en 1987 aglutinó, como ninguna otra cumbre desde el 10 de diciembre, a casi todos los sectores del peronismo bonaerense: sólo faltó el kirchnerismo.
"Defender al último gobierno es defender las banderas del peronismo. Pero no nos tenemos que confundir, ni para profesar la fe kirchnerista ni para ser colaboracionistas del macrismo", dijo Santiago Cafiero, uno de los nietos del homenajeado, el más directo para fijar las fronteras políticas de la convocatoria. Más claro: una construcción opositora al gobierno de Macri, que, sin cuestionar al kirchnerismo, construya la renovación del peronismo, sin la conducción de la ex presidenta.
Lo rodeaban los organizadores del acto: los intendentes Juan Zabaleta (Hurlingham), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Gabriel Katopodis (San Martín), los más activos del grupo Esmeralda, que también integran Bali Bucca (Bolívar), Juan Pablo De Jesús (Partido de la Costa), Mariano Cascallares (Almirante Brown) y Fernando Grey (Esteban Echeverría). "¡Qué lindo quilombo armamos!", se regocijó uno de ellos, al comprobar la buena concurrencia.
En el mismo salón, aunque con categorías bien diferenciadas, estuvieron las máximas autoridades del PJ, Daniel Scioli y José Luis Gioja; el presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza; cinco gobernadores, Domingo Peppo, Sergio Casas, Gustavo Bordet, Rosana Bertone y Gildo Insfrán; uno de los jefes de la CGT, Héctor Daer, también diputado del Frente Renovador.
No fue el único representante del massismo: también dijeron presente Alberto Fernández y Felipe Solá, ex ministro de Agricultura del gobierno de Cafiero en la provincia de Buenos Aires. "No nos metamos abajo de los símbolos. No nos unen los símbolos, sino la responsabilidad de recuperar este país para lo nacional y popular", lanzó Solá, una de las sorpresas de la convocatoria. "Es un homenaje a Cafiero", se hicieron los distraídos los massistas, conscientes del doble juego.
La otra sorpresa fue Scioli, hasta ayer uno de los dirigentes que el grupo Esmeralda ubicaba en el pasado que había que dejar atrás. "A partir de ahora las cosas van a ser distintas. Son ellos los que tienen que explicar por qué vinieron, no nosotros", dijo a LA NACION uno de los organizadores. Para que quede claro el nuevo esquema, Scioli debió mirar el acto desde el llano. Se lo pasó conversando con Espinoza, también desclasado.
El escenario quedó reservado para intendentes y gobernadores, argumentaron los organizadores. También desde abajo lo miraron los Daer y sus colegas sindicales, Omar Plaini, Oscar Romero, Omar Viviani y Norberto Di Próspero. Uno que escaparon a la regla y que subieron fue Gioja. Fuera del grupo organizador también se destacó en el escenario la presencia de Verónica Magario (La Matanza) y de dos intendentes históricos, Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Julio Pereyra (Florencio Varela).
También estuvieron en el salón Diego Bossio y el salteño Pablo Kosiner, leal a Juan Manuel Urtubey. Pero se fueron antes de que empezara el acto. No había lugar para ellos en el escenario. Evitaron fotos incómodas. No era la imagen de renovación que esperaba, dijeron cerca de Bossio.
Como se encargó de remarcar Zabaleta, el acto contó también con la presencia de organizaciones de base que solían profesar fe kirchnerista: el Movimiento de Unidad Popular (MUP), la Corriente Martín Fierro y el Peronismo 26 de Julio. Mezclada entre el público estuvo también la ex diputada María Eugenia Zamarreño, muy cercana a Florencio Randazzo. "Él está muy contento de que yo esté acá", aclaró.
"Vuelvan, compañeros. Están los brazos abiertos para construir la felicidad de la patria", dijo el intendente de Hurlingham, último orador. "Vamos a recuperar la victoria en 2017 y a gobernar la provincia en 2019", cerró, antes de que sonara la marcha peronista.
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