El PJ avanza con la "deskirchnerización" y planea un relanzamiento
El partido arma un "consejo de notables", reactiva Gestar y apuesta al territorio; Cristina contraataca y cita a intendentes
Con los dedos cruzados, en el PJ creen que casi se desactivó la amenaza de la intervención judicial del partido y apuran la "deskirchnerización" como meta de largada para la nueva etapa.
La vuelta al ruedo político de Cristina Kirchner terminó de convencer al grueso de gobernadores, intendentes y gremialistas de que la reconstrucción del espacio y sus chances electorales van por un carril separado al de la ex presidenta y La Cámpora.
Pero nada está dicho: la "jefa" convocó para pasado mañana a los 55 alcaldes bonaerenses del PJ. El debate entre los intendentes, los menos cristinistas, era si ir o no.
El primer paso que se trazó el peronismo para su reciclaje desde el llano fue conservar el sello. Eso confían en que está a punto de conseguirse, detrás de la lista de unidad encabezada por José Luis Gioja. El sanjuanino obtuvo señales positivas tanto desde el despacho de la jueza María Servini de Cubría, donde se tramitan planteos por irregularidades, como de Eduardo Duhalde, uno de los promotores de la intervención. "Está todo encaminado", confió un operador del peronismo. El único riesgo, admiten, es si mete la cola el Gobierno.
¿Qué falta destrabar? Servini postergó sobre el cierre la presentación de candidatos hasta el 28 de este mes, medida que fue apelada y ahora debe resolver la Cámara Nacional Electoral. Si ratifica los plazos originales, la cúpula modelo 2016 asume el 8 de mayo.
En la estrategia hacia adelante, el peronismo armará un "consejo de notables" y tratará de cerrar acuerdos con los últimos díscolos: José Manuel de la Sota y Mario Das Neves. Intentará mostrar sus rostros más potables e instalar nuevas figuras. Está claro que los nombres que sirvieron para atar la unidad partidaria sin internas (Gioja, Daniel Scioli y Gildo Insfrán, entre otros) son la "vieja guardia" que garantizan las reglas pero abrirán paso a otra camada.
El formato para exhibir a los nuevos gobernadores, como Sergio Uñac (San Juan), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Domingo Peppo (Chaco), será el relanzamiento de Gestar, el instituto de formación política que apoyó Néstor Kirchner, con Gioja de padrino y Diego Bossio, entonces titular de la Anses, como director ejecutivo.
Esa dupla, que actúa en tándem a pesar de que están en distintas bancadas, es el principal indicio de que el bloque de diputados del Frente para la Victoria puede estallar. Anteayer, ni Gioja ni Maurice Closs, ex gobernador de Misiones, entre otro puñado de legisladores, aparecieron en el encuentro con Cristina.
"Estaba en el avión cuando me avisaron. Escucharla es bueno para todos", se excusó el sanjuanino, consultado por LA NACION, siempre con una prédica conciliadora. Todo se cocina a fuego lento y ninguna fuga se precipitaría antes de que se consolide la renovación partidaria. Del otro lado, el macrismo especula con que el FPV perderá a lo largo del año una veintena de soldados, para redondear unos 60. Casi la mitad con los que contaba en diciembre.
Con pátina moderada, Gestar pretende ser vidriera para mandatarios, con una hoja de ruta por las provincias y el planteo de una agenda integral para marcar diferencias con la Casa Rosada.
Como signo de nueva era, la liga de gobernadores expresa un fenómeno distinto: los que debutan en sus cargos están más enfocados en afianzarse en sus distritos y no buscan una proyección nacional. De los veteranos, el único que blanquea sus aspiraciones hacia 2019 es Juan Urtubey, el salteño que fue niño mimado del PJ y ahora le reprochan una "actitud individualista".
En el casting virtual ruedan tres figuras con potencial, pero con roce traumático puertas adentro. Urtubey juega su propia partida, sin tejer una red de sustentación que le reporte y con el recelo de sus colegas. Fuera del partido, Sergio Massa sigue siendo un faro de atracción, sobre todo porque están convencidos de que la división del PJ fue causa relevante para las derrotas desde 2013. El tercer dirigente del que toman nota es Florencio Randazzo, al que ven cada vez más tentado con volver, pero que alienta el misterio y el operativo clamor.
Igual, la gran batalla será en la provincia de Buenos Aires. Si ganan, arriesgan en el PJ, hay esperanzas de volver en 2019. La negociación para definir las listas anticipan que será salvaje y, de consuelo, consideran que para el oficialismo será también ríspido, con el revival del enfrentamiento entre las miradas opuestas de María Eugenia Vidal, la gobernadora y dirigente con mejor imagen del Pro; y Emilio Monzó, el armador y espada política más entrenada con la que cuenta Macri.
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