El piquetero enviado a Bolivia defendió su gestión diplomática
"Me remití a los sectores sociales", dijo
Isaac "Yuyo" Rudnik, el líder piquetero que el Gobierno envió la semana pasada como delegado a la convulsionada Bolivia, se siente satisfecho con su misión.
Repite que sus viejos contactos con organizaciones sociales de América latina enriquecen la visión del oficialismo sobre la región y que, en el caso concreto de Bolivia, sirvieron para dar "una idea más profunda" de lo que allí está ocurriendo.
El jefe de los equipos técnicos de la agrupación piquetera Barrios de Pie contesta, sin alterarse, los cuestionamientos a su designación como enviado oficial para auscultar la crisis boliviana: niega que haya malestar entre los diplomáticos argentinos -critican la preeminencia de criterios políticos a los profesionales- y defiende el hecho de que su viaje no haya sido comunicado al gobierno de Carlos Mesa.
"Tengo una excelente relación con los funcionarios de carrera en la subsecretaría. Aprendo mucho de lo mucho que ellos saben, pero también creo que les aporto cosas desde otro enfoque que permiten que tengamos una visión más profunda. Los funcionarios de carrera que están en el gabinete del subsecretario debatieron la posibilidad, incluso conmigo, de que yo fuera. Lo vieron bien y aprobaron la idea. Cuando volví [anteayer] con el primero que me reporté para pasarle el informe fue con el viceministro Taiana y después me reuní en la subsecretaría con los funcionarios que estaban en ese momento", dice Rudnik.
Durante la charla con LA NACION en el patio de comidas de un supermercado ubicado en avenida San Martín y General Paz, Rudnik dijo que trabaja en la Cancillería desde fin de año. Un contrato PNUD (de Naciones Unidas) establece su relación como asesor de la Subsecretaría de Política Latinoamericana por seis meses, con un sueldo de 1400 pesos, según informó.
Aunque dejó su Córdoba natal hace años, a los 51 conserva la inconfundible tonada mediterránea. Dice que su desembarco en la Cancillería es parte de una decisión de Barrios de Pie de participar de modo más activo en el gobierno de Néstor Kirchner. "Como yo tengo una experiencia en un sector de las relaciones internacionales sobre todo en América latina, entonces empecé a participar en la Subsecretaría de Política Latinoamericana como asesor", explica.
-¿Qué comparten con el Gobierno?
-Como movimiento de desocupados tenemos una visión de la problemática que viene de un cambio del modelo que rigió nuestro país en los últimos años, el neoliberalismo. Teniendo en cuenta que no votamos a Kirchner -llamamos a votar en blanco-, vimos que a partir de que asumió empezó a desarrollar una serie de acciones, cada vez con más convencimiento, que apoyan la salida de este modelo y a construir un modelo alternativo. A partir de eso decidimos acercarnos y participar en el Gobierno.
-¿Qué hace habitualmente en la Cancillería?
-Lo que hago es desarrollar líneas de relación del Gobierno con distintos movimientos y partidos de los países de América latina. Algunas fuerzas están en el poder; otras, no. Se van desarrollando todo tipo de relaciones, fundamentalmente políticas que tienen un objetivo similar al de la tarea que desarrollé en Bolivia, que es la de trabajar de manera conjunta con nuestras embajadas aportando una visión más abarcativa y acercando algunos sectores a nuestras embajadas para que podamos tener una relación más amplia y profunda con esos países.
-¿Sabía el gobierno de Bolivia que usted viajaba como delegado oficial?
-No sé si sabía, porque en realidad yo no iba a hacer una gestión que fuera más allá de lo que podía hacer la embajada. La verdad, creo que no era indispensable o necesario hacer una comunicación formal a Bolivia.
-En el gobierno de Mesa no vieron con agrado el hecho de que el enviado argentino estuviera tan identificado con los sectores enfrentados con ellos.
-Tuve entrevistas con un amplio espectro. No me remití solamente a los sectores sociales con los que tengo vínculos previos.
-¿Se vio con alguien del gobierno boliviano?
-No, porque esa es una tarea que habitualmente hace el embajador. No había ninguna necesidad de que yo tuviera una entrevista formal con alguien del gobierno, pero sí me entrevisté con el obispo de El Alto, que no está identificado con posiciones de izquierda, y con algunos otros políticos de centro, como Doria Medina, que es candidato a presidente por el Frente de Unidad Nacional. Traté, dentro del cortísimo tiempo que tuve, porque fueron sólo dos días, de abarcar un espectro lo más amplio posible para tener una visión lo más abarcativa posible.
-Su misión parece bien diferente de la de Marco Aurelio García (el principal asesor presidencial en política exterior de Brasil)
-En realidad no fue una tarea coordinada, pero sí complementaria.
-¿Se vieron en La Paz?
-Claro, porque él sí hizo un viaje oficial. Entonces se entrevistó dos veces con el presidente Mesa, entre otros. También, con los miembros de los movimientos sociales con los que estuve yo, como Evo Morales y Doria Medina y otros políticos con los que él tiene conocimiento previo que le permite tener una relación más cercana. Tuvimos una reunión en la embajada argentina el 25 de mayo. El fue a la recepción que dio el embajador por el día patrio. Intercambiamos la visión que teníamos de acuerdo con las entrevistas que hizo cada uno.
-¿Fue coincidente el panorama que percibieron ambos?
-Lo coincidente es que cuando se le pregunta: "¿Cuál cree usted que será la salida para esta situación?", todos contestan que no saben. Por eso, entre otras cosas, coincidimos en que la situación es muy complicada. También porque no se encuentra un marco para la solución de los problemas con un mecanismo democrático. Las demandas de uno y otro sector no encuentran cauce; por eso se agudiza la conflictividad, no sólo por los reclamos de los movimientos sociales o políticos de izquierda, sino por reclamos como los autonómicos de Santa Cruz.
Tras el paso de Rudnik por Bolivia, el Gobierno analiza ahora el envío de una nueva misión. La evolución de la crisis en el vecino país y, fundamentalmente, el pedido de los hombres de Mesa, determinarán el perfil de la próxima delegación.