El peronómetro de Hugo Moyano, entre Cristóbal López y Marcos Galperin
Hugo Moyano apeló varias veces al "peronómetro" durante los siete años que duró su divorcio con el kirchnerismo. En uno de sus recurrentes giros retóricos, habló de "traicionómetro" para referirse a una cumbre del Partido Justicialista (PJ) en la que se respaldó el rumbo de la gestión de Cristina Kirchner. Corría por entonces la mitad de 2013 y el jefe camionero había sellado una alianza electoral poco exitosa con Francisco De Narváez.
Una extraña coincidencia ubicó otra vez a Moyano y Mauricio Macri en la misma vereda, como en 2015, cuando inauguraron juntos un monumento a Perón. Esta semana,el expresidente acusó al peronismo de "estar secuestrado" por Cristina Kirchner"desde hace diez años". Hace poco menos de una década, un 15 de diciembre de 2011, el jefe camionero renunciaba a sus cargos en el PJ porque consideraba al partido "una cáscara vacía". Simbolizó así su ruptura con el kirchnerismo. La reconciliación con Cristina Kirchner llegó en 2018, con ambos dispuestos a cerrar los hirientes agravios de un lado y del otro con tal de desbancar al macrismo del poder.
Alberto Fernández citó el martes pasado a Moyano a su despacho de la Casa Rosada. Después de la marcha del 12-O, en el oficialismo se evaluó romper la virtualidad del acto previsto para hoy por los 75 años del Día de la lealtad peronista. Uno de los impulsores de esa iniciativa fue el sindicalista camionero, que lo planteó como un rapto de furia ante el avance opositor en las calles.
El Presidente pretendió contener el reclamo, aunque lo logró a medias. Moyano activó para hoy una caravana de vehículos hacia el Obelisco y se desmarcó así de sus rivales en la interna de la CGT, quienes harán de anfitriones de Fernández en el mítico salón Felipe Vallese. Dicen en el moyanismo más duro que su jefe le ofreció al Presidente una alternativa para neutralizar los banderazos opositores: sacar los camiones a la calle. Está aún fresco el antecedente de 2008, cuando el conflicto con el campo por las retenciones alcanzó su cima de tensión en las rutas. En caso de estar al tanto de esta profundización de la grieta, ¿qué dirá el papa Francisco al ver a Pablo Moyano con una foto suya posando desde un balcón de la Casa Rosada?
Entre tanto homenaje partidario en sepia, Moyano no pierde de vista lo que imagina como el negocio del futuro.En su rol de coadministrador junto con el Estado de OCA, la empresa postal privada más grande del país que afronta la etapa final de su proceso de quiebra, el líder camionero intervino en la pulseada judicial para que se acepte finalmente la propuesta del grupo Clear. Se trata de una firma cercana al empresario kirchnerista Cristóbal López, que integró su directorio, y que opera servicios petroleros y de recolección de residuos en la Patagonia.
Clear fue el único de los cinco participantes de la subasta que cumplió los requisitos legales. Sin embargo, la oferta fue rechazada inicialmente por el juez comercial de Lomas de Zamora Pablo Tejada, que extendió el plazo para mejorar las condiciones para quedarse con la compañía postal donde se desempeñan 6076 empleados, de los cuales 5800 están afiliados al gremio de los camioneros.
OCA, que le adeudaría a la AFIP más de 20.000 millones de pesos, fue tasada en 17.500.000 dólares por el juez Tejada. Juan Ignacio González Pedroso, titular del grupo Clear, ofreció pagar ese monto en 36 cuotas y después de un primer año al frente de la empresa, a la que garantiza una inversión inicial de US$10 millones para reactivarla y modernizarla para competir. La propuesta de Clear fue desestimada por el juez Tejada, que señaló que no se ajusta a las bases y condiciones del pliego. Aunque abrió, para mejorar la oferta, una ventana de cinco días hábiles que están corriendo.
Francisco José Cárrega, apoderado de Experta S.A, uno de los acreedores, no rechazó la propuesta, pero tampoco la aceptó. Sugirió que se exhorte al exsocio de Cristóbal López a mejorarla.
Un tercer actor clave es el sindicato de los camioneros, que planteó en su exposición judicial la necesidad imperiosa de aceptar el ofrecimiento. "Claramente la oferta, si bien no se ajusta estrictamente al pliego, resulta muy favorable para cualquier acreedor ya que, en caso de no considerarse, se desembarcaría en un proceso que en el mejor de los casos tendrá una base 70% menor que la base del pliego y sensiblemente menor que la plasmada en la oferta en análisis. Por otro lado, se corre riesgo cierto y real de caer en una subasta sin base que dejará a los acreedores en una situación desastrosa comparada con la que actualmente se estudia", señaló Rodrigo Condori, abogado de Camioneros y el hombre que Moyano ubicó en el timón de OCA.
"El problema lo tienen hoy OCA, los síndicos y la AFIP. Nosotros aparecemos como una solución", indican en el grupo Clear, que evalúa como estrategia alternativa dejar correr el tiempo y esperar el remate de febrero de 2021, cuando la base para quedarse con la compañía se reduciría de US$17,5 millones a US$5,5 millones, según el proceso judicial de la quiebra.
González Pedroso, de 46 años, desembarcó en Clear en 2000 y para 2008 se convirtió en socio. Compartió el directorio con Cristóbal López hasta 2011, cuando "el zar de juego" dejó su participación después de su divorcio. Pero sus hijos continuaron en el Grupo Clear hasta 2017, según consta en los registros públicos.
A través de OCA, Moyano sueña con asociarse con Mercado Libre, la empresa más exitosa del país y que encabeza Marcos Galperin. El camionero se imagina un imperio de la logística. La poderosa firma de comercio digital recurre a OCA para la distribución, aunque no es uno de sus principales brazos de reparto. Solo un 20 por ciento de sus ventas serían distribuidas por la compañía postal, según fuentes del sector. A eso apuesta Moyano. También el exsocio de Cristóbal López. "Mercado Libre tiene que ser nuestro proveedor clave", se entusiasman desde ambas orillas.
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