El peronismo espera conflictividad social tras la asunción de Milei, pero ya sufre la falta de liderazgos para la “resistencia”
En las filas de Unión por la Patria (UP) advierten que la convulsión no tardarán en emerger; reconocen que el abrumador resultado los debilita y que carecen de figuras indiscutidas en el Congreso y el territorio
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Golpeado aún por la demoledora derrota en el balotaje, el oficialismo se prepara para dejar el poder envuelto en un manto general de incertidumbre. Una de las pocas certezas que maneja el peronismo, eso sí, es que se avecina un escenario de fuerte conflictividad si, como todo indica, el presidente electo, Javier Milei, cumple finalmente con el ajuste drástico que anunció en su campaña. Esa conflictividad se verá en las calles, señalan, y adelantan que su primera trinchera contra los embates libertarios será el Congreso de la Nación, por donde deberán pasar buena parte de las propuestas del nuevo oficialismo. Allí, Unión por la Patria (UP) tiene la primera minoría en ambas cámaras, con 108 diputados y 33 senadores.
La duda vuelve a instalarse en el oficialismo a la hora de imaginar cuándo comenzará el avance del libertario y qué margen de resistencia tendrá el PJ. Esto, a la luz de dos realidades que no escapan a las distintas tribus de Unión por la Patria: la diferencia de puntos que consiguió Milei en el balotaje da cuenta de una enorme porción del electorado que votó “cambio y bronca” y que en principio apoyaría lo que haga el libertario; la falta de un liderazgo nítido en el PJ, para ordenar lo que viene. “Esta vez no nos estamos yendo del poder como una plaza multitudinaria como en el 2015″, reconoció un kirchnerista de pura cepa, recordando la salida de entonces presidenta Cristina Kirchner del poder. No obstante eso, 2016 y 2017 fueron años de duros repliegues y fracturas en el peronismo.
“Hay que ver qué pasa con el Congreso”, es una de las frases más repetidas sobre lo que viene para el PJ, que en principio afirma que seguirá “unido”. O, al menos, lo intentará ante un escenario que insisten, lo ameritará. “Los primeros meses serán centrales para escuchar las voces más fuertes en el Congreso”, desliza un funcionario, para rápidamente sincerarse: “Pero también es un armado pobre [en referencia a las figuras que quedarán en ambas cámaras]. ¿Quién va a construir un discurso contra la privatización de YPF?”.
En el espacio hay confianza en que Máximo Kirchner tomará un rol más activo, similar al que tuvo cuando buscó erigirse en presidente del PJ bonaerense, previo a su renuncia a la presidencia del bloque, en enero de 2022, en rechazo al acuerdo con el FMI. Pero tampoco sobran las expectativas. Del otro lado, imaginan, habrá voces como la de Miguel Ángel Pichetto o Florencio Randazzo, que compensarán la falta de experiencia libertaria en el Parlamento.
En paralelo, esperan ver cómo procederá Milei. En líneas generales, creen que si bien desde su triunfo se muestra algo más “moderado” que en la campaña, buscará llevar a la práctica los ajustes que prometió y es allí donde surgirán los conflictos, tanto frente a sindicatos y movimientos sociales, ya en alerta. El libertario fue visto durante la última semana como “pragmático” y “mucho más menemista” de lo que pensaban. No faltaron menciones a la presencia en el equipo de Milei de un supuesto familiar de Roberto Dromi, el brazo ejecutor de las privatizaciones del expresidente Carlos Menem.
Recordando esos años menemistas es que en el oficialismo creen que Milei prevalecerá “si logra sobrevivir al primer año”. Pero anticipan que la convulsión lo espera a la vuelta de la esquina. “A partir del 11 no va a tener plata para todo lo que se necesita. ¿Qué va a pasar ahí? ¿Qué va a pasar en las provincias si cumple con todo lo que dijo?”, se preguntan. “Se tensa todo y empiezan los problemas”, insisten. En ese punto, anhelan, deberán aparecer los liderazgos en el peronismo.
También se preguntan cómo funcionará la alianza de Milei con el sector de Pro encabezado por Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Para el peronismo, que Bullrich esté de nuevo al frente de la cartera de Seguridad es una garantía de que habrá conflicto en caso de una alta movilización social. En esa línea el propio Sergio Berni, en diálogo con LA NACION, advirtió que se avecina un escenario de “ajuste catastrófico” y “mayor conflictividad” callejera.
Resistir mientras se acomodan liderazgos
Si la trinchera del Congreso dispara dudas sobre cómo funcionará el peronismo como oposición, el resto del escenario no opositor no ofrece mayores certezas. “Hoy no hay líder. El que mejor quedó parado es Axel [Kicillof], pero es el que peor la va a pasar estos cuatro años”, evaluó un alto funcionario del Poder Ejecutivo, preocupado por la suerte del gobernador sin los fondos que hasta ahora le sirvió la Casa Rosada. “Salvo que empiece a emitir Patacones, no va a tener un mango para nada”, completó otro.
En paralelo, nadie cree que Massa vaya a tomarse vacaciones en la política, como dejó entrever en su discurso cuando admitió la derrota. “Es como cuando dijo que siendo ministro no podría ser candidato a presidente. O que no iba a ser presidente porque su familia le pedía que no quería”, evaluó uno de los consultados. Por el contrario, creen que apuntalará su Frente Renovador y, más temprano que tarde, volverá al ruedo, en especial ante los tiempos agitados.
Luego está la duda sobre lo que sucederá con Cristina Kirchner, quien no tendrá cargo ni escaño. “Ella ya dio muestras de que quiere y puede correrse, pero hay que ver si lo hace”, sostiene alguien que la conoce hace muchos años. Esa misma persona asegura que el presente judicial de Kirchner, que podría acelerarse el año próximo, no es condicionante: “Convive con su panorama judicial desde hace 10 años, no la influye en su futuro político”.
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