El pensamiento de Milei sobre Villarruel y sus vivencias de una semana de extrema tensión económica
El mandatario mantuvo diálogo permanente con Caputo y Bausili durante los días más difíciles; el chat del gabinete y la distancia con la vicepresidenta
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Javier Milei cerró este viernes una semana intensa en el plano económico y político con una entrevista en la que apuntó, con nombre y apellido, a diversos actores, a los que responsabilizó de varias maniobras para complicar el escenario local. Uno en el que en el Gobierno siente que logró superar una semana compleja, pero que aún así lo peor no pasó: que “los embates siguen” y que deben “mantener la guardia alta”, según describen muy cerca del presidente.
El que habló frente el micrófono fue un Milei en estado puro, que hizo público lo que durante días dijo en privado. Cuando terminó las dos horas de entrevista en Neura, el chat “Gabinete”, explotaba de mensajes en los que los ministros y funcionarios lo felicitaban por sus declaraciones.
En el grupo de Whatsapp, además de Milei y sus ministros, están su hermana Karina, secretaria General de la Presidencia; el asesor y estratega presidencial, Santiago Caputo, el vocero Manuel Adorni; el secretario de Legal y Técnica, Javier Herrera Bravo, y la vicepresidenta Victoria Villarruel. Ella fue la única que no lo felicitó.
Milei acababa de referirse al revuelo que se había armado tras el tuit de la vice sobre el escándalo de discriminación de la selección nacional de fútbol contra Francia, que escaló en cuestión de horas y terminó con una visita de Karina Milei a la Embajada de ese país en Buenos Aires, para pedir disculpas. “Fue un comentario desafortunado”, dijo el mandatario escuetamente sobre el tuit de Villarruel.
Lejos de la postura presidencial de encapsular el tema, en las filas libertarias, el malestar con la vice es total. Se mandó “cuatro cagadas”, dicen sin eufemismos internamente. La primera, creen que fue que “no se puede mezclar una cuestión deportiva con una diplomática” y que convirtió el tema en “una cuestión de Estado y con un miembro del G-7″.
Después porque entienden que con su comentario “le produjo un daño enorme” al jugador Enzo Fernández (apuntado por el video), porque “después de eso la sanción sobre él fue mucho peor. Su mensaje hizo que reaccionaran sobre él, cuando él ya se había disculpado y la espuma empezaba a bajar”, definen. A eso agregan que el propio mandatario ya llevaba charlas en privado, “en las sombras” y a través de un intermediario para lograr mejorar la situación del jugador en el Chelsea.
Además, creían que “lo que es peor, con su mensaje dejó las puertas abiertas para que Francia preguntara a la Argentina por Julio Argentino Roca y la Campaña del Desierto”, en el que se produjo una brutal matanza sobre los pueblos originarios. La indignación con la titular del Senado llegó incluso a que internamente aludieran: “Se quiere hacer la amiga de los militares y reniega de Roca. Por dónde se mire es grave lo que hizo”, completaban.
Sobre sus motivaciones creían que lo hizo “para figurar” o “hacerse la nacional y popular”, al tiempo que distinguen que “bajo ningún motivo pensaban que haya tenido segundas intenciones, “menos que menos” que haya sido para complicar el viaje del presidente de esta semana a Francia. “No tuvo que ver con eso, fue más un tema suyo de ego y de querer sumar adeptos”, completaban.
El listado del malestar en su contra es largo y ponen allí, entre otras cosas, que ella no renunció a las jubilaciones de privilegio y se mostró a favor de subir las dietas de los legisladores, a contramano de la línea del Gobierno, y que sigue su propia agenda. También la acusan de haber “pisado la Ley de Bases para que no se pueda firmar el Pacto de Mayo, en mayo” y que no fue al acto en Tucumán, acusando que estaba engripada y al día siguiente “estaba radiante en el desfile militar”.
La trastienda de una decisión económica
Milei había aprovechado la oportunidad de la entrevista con Alejandro Fantino para hablar del escenario económico, apuntar a economistas y críticos, y sobre todo pegar a quienes responsabilizaba de parte de lo sucedido. El mandatario venía de una semana en la que habían avanzado con nuevas medidas de política monetaria que poco más de una semana atrás había delineado junto al ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
Esos anuncios se hicieron desde Sun Valley, Idaho, donde participó de una cumbre reservada. Con Caputo lo charló en el vuelo que los llevó hasta ahí y una vez arribados, juntos, lo hablaron por teléfono con Bausili. Los tres comparten un grupo de Whatsapp que es uno de los más activos del mandatario. Aunque las conversaciones en privado con el titular de Hacienda están siempre al tope del teléfono presidencial. La relación entre ambos es “simbiótica” según suele decir el presidente y avalan varios testigos.
La necesidad de algunas nuevas medidas se habían empezado a pensar unos días antes del anuncio, cuando vieron que el dólar paralelo subía, detectaron que algo no funcionaba y que el problema era que la compra de dólares que estaban haciendo no necesariamente tenía contraparte de demanda de dinero. Entonces vieron que la única forma de cortarlo era con la emisión de dinero. La maniobra fue audaz y en el Gobierno consideraban este viernes que, pese a los acomodamientos iniciales del Mercado, “fue una semana de rotundo éxito”.
A su vuelta del viaje, Milei siguió de cerca los movimientos del mercado. Desde su despacho en Casa Rosada o su oficina en Olivos, el mandatario buscó explicar, una y otra vez, las decisiones que lo habían llevado a tomar las medidas. Lo hizo con su característica vehemencia, haciendo dibujos en hojas de papel para detallar los movimientos a sus interlocutores menos experimentados en el terreno técnico de la economía y dejó saber que no estaba preocupado, sino “completamente convencido” de lo que se hizo. Milei incluye en sus conversaciones que su obsesión es bajar la inflación, “para bajar la pobreza”. “Es su compromiso con quienes lo votaron”, dicen muy cerca suyo.
El miércoles por la tarde estaba en su despacho del primer piso de Balcarce 50 terminando un tazón de café cuando recibió los datos de precios mayoristas que mostraron una inflación del 2,7%. El dato fue celebrado por el mandatario en ese mismo momento a través de sus redes sociales luego de que se lo acercara una persona de su extrema confianza. Era, cerca de una hora antes de salir de su despacho rumbo al Congreso Judío Mundial en el Hotel Hilton en el que dio un discurso por los 30 años del ataque terrorista a la AMIA. Milei venía de encontrarse con su par uruguayo, Luis Lacalle Pou, y se preparaba para luego de su exposición ver al de Paraguay, Santiago Peña.
El dato, afirmaban, les daba “tranquilidad” pese a la caída de los bonos y la suba de los dólares financieros, que marcaron el ritmo de una semana muy compleja en los mercados. En el final de la semana también apuntaban al dato positivo del estimador mensual de actividad económica (EMAE), la balanza comercial positiva y agregaban que se venía de superávit fiscal de junio, que estacionalmente es negativo. No obstante frente a ese optimismo que declamaban, en el Gobierno insistían en que “lo peor aún no pasó” y que no bajan la guardia. “Los embates siguen”, repiten.
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