La CGT realiza hoy el paro general más rápido en la historia de la democracia del país
La CGT activó su primera huelga cuando Javier Milei lleva menos de dos meses en el poder; la marca de una medida de rechazo en tan poco tiempo lo tenía De la Rúa, que sufrió la primera huelga a los 77 días
- 5 minutos de lectura'
Con la activación hoy de su primer paro general cuando el gobierno de Javier Milei tiene poco más de 40 días al frente del Poder Ejecutivo, la Confederación General del Trabajo (CGT) rompió un récord en la historia de la democracia moderna: nunca antes un presidente debió enfrentar una huelga en tan corto tiempo. Hasta ahora, el presidente que más tempranamente sufrió una medida sindical de rechazo fue el radical Fernando de la Rúa. En aquel entonces, a la CGT le alcanzaron solo 77 días del gobierno de la Alianza para emprender su primer paro.
El dato cobra mayor magnitud cuando se lo coteja con otro récord llamativo. Pese a contar con un sinfín de indicadores económicos negativos, la gestión de Alberto Fernández fue la única que desde el retorno de la democracia, en 1983, no sufrió ninguna huelga por parte de las centrales sindicales. La última huelga genreal de la CGT fue el 29 de mayo de 2019, durante la gestión de Mauricio Macri, de Cambiemos.
Los datos surgen de un informe del Observatorio de Calidad Institucional de Escuela de Gobierno de la Universidad Austral”, que rastrea y analiza el comportamiento sindical en los últimos 40 años. El trabajo, dirigido por Marcelo Bermolén -abogado y experto en acceso a la información pública- pone el foco en el desigual comportamiento de las organizaciones sindicales: los datos que arroja el informe ponen en evidencia una clara tendencia por parte de los sindicatos a realizar paros en los gobiernos no peronistas y a exhibir un mayor grado de tolerancia en las administraciones de ese signo político.
“La CGT marca récord tras récord”, dice Bermolén a LA NACION. “El récord insólito de no haberle hecho ni un solo paro general a Alberto Fernández en los cuatro años de su gestión, teniendo los peores índices económicos de la nueva democracia. Y el nuevo récord que es hacerle el paro más rápido a un presidente democrático”, señala.
En total, se han realizado 42 paros generales nacionales -el del 24 de enero sería el número 43- en los últimos 40 años, es decir, un poco más de uno por año, pero cuando se desglosa según las distintas administraciones, surge una tendencia clara en detrimento de los gobiernos de otro color político al peronista. Por caso, los años que mostraron mayor actividad sindical en materia de paros fueron 1986, 2000 y 2001, todos ellos bajo gobiernos radicales. Con Raúl Alfonsín como máximo mandatario, la CGT ensayó 13 paros generales -otra marca histórica-, y con De la Rúa al frente del Ejecutivo 8. Ninguno de ellos pudo terminar su mandato en tiempo y forma.
“El récord marca un poco también hacia dónde apunta el sindicalismo. No solo es la defensa de los derechos trabajadores afectados, sino que también se empieza a alimentar un factor desestabilizante”, advierte Bermolén, en cuyo informe se señala: “De un total de 42 paros nacionales, 26 paros generales se concentraron en tres presidentes no peronistas (Alfonsín, De la Rúa y Macri) dos de ellos con mandatos parcialmente ejercidos y sólo uno con mandato completo, versus 16 paros generales a cinco presidentes de origen peronista (Menem (2), Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner (2), y Alberto Fernández) que sumaron en conjunto seis mandatos regulares más un mandato especial por la crisis del 2001). En términos porcentuales: 62% (a fuerzas no peronistas) versus 38% (a fuerzas peronistas)”.
Al igual que Fernández, Cristina Kirchner pudo concluir su primer mandato sin ninguna protesta sindical, pero tras su reelección, en 2011, debió enfrentar cinco paros generales cuya convocatoria difería del resto. En cuatro de ellos el motivo detrás de la parálisis sindical no fue, como casi siempre, el contexto ni la política económica, sino el impuesto a las ganancias: tres huelgas generales fueron convocadas para manifestarse en contra del tributo que pesa sobre los salarios y la restante, en 2015, contra una modificación en el gravamen. Además, nuclearon a tres corrientes sindicales que en aquel entonces se encontraban divididas: la CGT - Azopardo, conducida por Hugo Moyano; la CGT Azul y Blanca, cuyo jefe era Luis Barrionuevo; y a la CTA Autónoma, bajo el mando de Pablo Micheli. Luego, con la llegada de Macri a la Casa Rosada, las distintas vertientes de la CGT se unificarían en un triunvirato de mando.
Por su parte, Macri fue el único presidente no peronista -con Milei incluido- que pudo transcurrir un año de mandato, 2016, con la misma suerte que Fernández en toda su gestión. Pero fue solo una rareza estadística: recibió en los tres años restantes un total de cinco paros. Con todo, es el expresidente no peronista que menos paros sufrió.
Haciendo pie en los datos observados, el trabajo de la Austral, que fue publicado antes de la asunción de Milei, auguraba un año difícil para el nuevo presidente. “Los datos duros preanuncian la evidente mayor beligerancia sindical hacia un presidente no peronista y una alta resistencia al cambio normativo. Con tendencia a repetir comportamientos de las décadas de los 80 y 90″, advertía el informe, que agregaba: “Un dato no menor: a Javier Milei no pueden atribuirle la crisis cuya resolución deberá liderar”.
Otras noticias de CGT
Diferencias. Pablo Moyano renunció al triunvirato de mando de la CGT sin aval para activar otro paro general
¿El padre traicionó al hijo? La CGT entraba en modo vacaciones, pero la ruptura con Pablo Moyano abrió una crisis
Acercamiento. A la espera de la mesa tripartita, el Gobierno y los sindicatos se mostraron juntos y rige una tregua con la CGT
Más leídas de Política
La reacción de la vice. Sorpresa y conmoción de Villarruel por las críticas de Milei
Negociación caliente. La kirchnerista Lucía Corpacci sumó su firma al pliego de Lijo y el juez está un paso más cerca de la Corte
"Así son los zurdos". Maduro volvió a insultar a Milei, lo acusó de desfinanciar a las universidades y el Presidente le respondió
Caso Chocolate. El Senado bonaerense se resiste a entregar a la Justicia a una legisladora acusada de corrupción