El Papa recibió a la nieta de una víctima de Astiz y se refirió a la polémica visita a la cárcel de diputados libertarios
Estuvo con Anita Fernández, hija de Ana María Careaga, quien estuvo secuestrada cuando estaba embarazada de ella y nieta de Esther Balestrino de Careaga, desaparecida; envió un mensaje de respaldo y dijo estar preocupado
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ROMA.- Mientras sigue haciendo ruido la visita de seis diputados libertarios a un grupo de represores detenidos en el penal de Ezeiza, el papa Francisco recibió ayer a Anita Fernández, hija de Ana María Careaga, quien estuvo secuestrada cuando estaba embarazada de ella y nieta de Esther Balestrino de Careaga, víctima de los vuelos de la muerte tras haber desaparecido luego de la infiltración del marino Alfredo Astiz en el grupo de la Iglesia de la Santa Cruz. En una reunión que duró más de una hora en el Vaticano, el Pontífice aseguró que está al tanto de la polémica por la visita al penal a la cárcel de legisladores oficialistas, que consideró “algo muy peligroso”.
“Antes de que yo pudiera contarle lo que pasó, él me dijo que se había enterado de esa visita de los diputados al penal de Ezeiza que están queriendo que no estén presos, que le pareció algo muy peligroso y dijo que hay que cuidar a la democracia... Y después mandó un mensaje a través de un video para el programa de radio que tiene mi mamá, con un mensaje muy importante, levantando la bandera de memoria, verdad y justicia, necesarias en todo el mundo. pero especialmente en la Argentina”, contó a LA NACION Fernández.
“No aflojen, conserven la memoria de lo que han recibido, no solo de las ideas sino de los testimonios, ése es el mensaje que les doy en este día”, dijo Francisco en el video grabado para el programa “Ahora y Siempre”, en radio Caput, que tiene Ana de Careaga, que fue filmado en la suite que tiene en el segundo piso de la residencia de Santa Marta, el hotel para eclesiásticos donde vive en el Vaticano.
Como fue de carácter privado, el Vaticano no dio información de esta visita, que fue dada a conocer por el Instituto Espacio para la Memoria, que en un comunicado subrayó que se trató de “una clara respuesta a la ofensiva contra la memoria”. “El Papa se mostró preocupado por la situación que estamos atravesando, son cosas tristes que no deberían pasar… Vi que hace poco también fue a visitar a la religiosa que es sobrina de una de las monjas francesas también secuestradas por Astiz”, dijo a LA NACION Fernández, refiriéndose a Geneviève Jeanningros, monja de la Congregación de las Hermanitas de Jesús que es sobrina de Léonie Duquet.
En diálogo telefónico , Fernández destacó que durante la reunión el Papa recordó con enorme afecto y admiración a su abuela, de origen paraguayo, que fue su jefa cuando de joven trabajó en un laboratorio de análisis clínicos y que luego se convirtió en una Madre de Plaza de Mayo, a quien ayudó a esconder sus libros, ya que era comunista.
“Nos contó cómo la conoció, nos dijo que era amorosa, que era una mujer extraordinaria, muy divertida”, contó Fernández, docente de 46 años que vive en Buenos Aires, que recordó la dramática historia de su familia. Su madre, Ana, fue secuestrada a los 16 años, estando embarazada de tres meses de ella. Fue entonces que su abuela, Esther Balestrino de Careaga, ya amiga de Bergoglio, pasó a ser una Madre de Plaza de Mayo.
“Mi mamá cumplió 17 años en un campo de concentración con los ojos tapados, siendo torturada, maltratada y pensando que había perdido el embarazo… Pero cuando la liberaron seguía embarazada de 7-8 meses y mi abuela la llevó a Brasil, desde donde luego escapó a Suecia, donde le dieron asilo político y donde yo nací”, evocó. “Cuando mi abuela volvió a Buenos Aires se comunicó con Bergoglio para contarle que su hija había aparecido y él le ofreció guardarle sus libros”, recordó y tal como indican las biografías del Pontífice. “Después, mi abuela fue secuestrada estando junto a las Madres de Plaza de Mayo y a las monjas francesas en la Iglesia de la Santa Cruz, donde se infiltró Astiz… Lo increíble es que mi abuela, en lugar de irse junto a su hija, mi mamá, a Suecia, volvió a Buenos Aires. Muchos le preguntaban por qué no se había ido y ella contestaba ‘Voy a seguir luchando porque todos los desaparecidos son mis hijos’”, agregó, emocionada.
En la reunión que Fernández tuvo con el Papa, ayer, participaron también su marido, Pablo Mac Cormack, su papá, Jorge Fernández Menéndez y su esposa, Bibiana Belbasso, que residen en México. “Fue la primera vez que nos vimos personalmente con el Papa y fue muy emocionante… Estuvimos más de una hora, fue realmente un abuso de nuestra parte, pero el tiempo pasó volando, no nos dimos cuenta y quedamos muy agradecidos”, dijo Fernández, que al final reveló que, aunque por el trauma del que fue víctima pensó que jamás quedaría embarazada, es madre de dos hijos “maravillosos” de 10 y 21 años: “la vida vence”, concluyó.
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