El Papa envió una carta en apoyo a la Corte Suprema y los jueces que investigan el narcotráfico

El papa Francisco expresó su apoyó a los jueces de la Corte Suprema, y sus pares del fuero federal, que se reunieron ayer en Rosario con el fin de analizar los desafíos que genera la problemática del narcotráfico para las instituciones del país. Fue a través de una misiva, fechada el miércoles y dirigida a los organizadores del encuentro, en la que el sumo pontífice le reclamó a “cada uno de los poderes del Estado” que “trabajen en unidad” para “salvaguardar el bien común y erradicar esta lacra de la sociedad”.

“Con estos deseos, y a la vez que ruega recen por él y su servicio a la Iglesia universal, Su Santidad los encomienda a la materna intercesión de la bienaventurada virgen María, sede de la sabiduría, haciendo los mejores votos por los frutos de este encuentro”, finaliza el mensaje, que lleva la firma del nuncio apostólico en Buenos Aires, el arzobispo Miroslaw Admczyk.

Ayer, el máximo tribunal del país, con Horacio Rosatti a la cabeza, hizo una fuerte exhibición de apoyo a los jueces federales –y también provinciales- que investigan al narcotráfico y sus delitos derivados, pero además dejaron un mensaje de unidad del Poder Judicial. Escenificaron, en primer lugar, la unidad de los cuatro jueces de la Corte, incluido Ricardo Lorenzetti, que en los últimos tiempos había estado al margen de lo que en el Palacio de Tribunales llaman “la mayoría” de los otros tres.

Fue en Rosario donde se dieron cita los jueces más poderosos del país. Además, viajaron miembros del Consejo de la Magistratura –incluido Gerónimo Ustarroz, representante en soledad del Poder Ejecutivo-; el procurador general interino, Eduardo Casal, que compartió el estrado con la Corte, Morán y Lijo, y legisladores nacionales y provinciales. En total hubo 120 jueces federales, una cifra inédita para un encuentro de estas características. A ellos se sumaron decenas de jueces que no viajaron pero mandaron “adhesiones”.

Estuvieron también el gobernador Omar Perotti, y el intendente local, Pablo Javkin. “Lo que empezó como una reunión de jueces terminó siendo un encuentro mucho más institucional”, dijo Lijo a LA NACION, que se movió como anfitrión por los salones de la Universidad de Rosario, un edificio que ocupa toda una manzana en el centro de la ciudad. “Muestra que cuando encontrás un tema que nos preocupa a todos por igual las diferencias y las vanidades desaparecen”, afirmó.

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