El oficialismo llega al borde de la fractura al debate crucial por el acuerdo con el FMI
Aunque no peligra el apoyo mayoritario en Diputados, la postura de Máximo Kirchner eleva la tensión en el bloque del Frente de Todos; buscan evitar que se alcance un “punto de no retorno”
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El inicio del crucial debate parlamentario sobre el acuerdo entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) encuentra al bloque de diputados del Frente de Todos (FdT)en su peor momento. El rechazo del sector que lidera Máximo Kirchner a la iniciativa que impulsa el presidente Alberto Fernández se acentuó en los últimos días y podría derivar en una fractura de la bancada oficialista tras la votación, aunque este fin de semana se realizaban gestiones contra reloj para que no corra riesgo la aprobación del proyecto en la Cámara baja.
Según pudo saber LA NACION de fuentes parlamentarias, los contactos entre dirigentes del oficialismo –algunos de ellos de los más importantes de la coalición– buscaban evitar que el jefe de La Cámpora y los diputados que se alinean con el kirchnerismo rechacen el proyecto que comenzará a tratarse mañana en un plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda, y de Finanzas. Ese escenario implicaría un “punto no retorno” en el FDT y sembraría más dudas sobre la actitud que adoptará ese sector bajo el comando de Cristina Kirchner en el Senado.
Los contactos incluyeron un encuentro cara a cara entre Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados, y el propio Máximo Kirchner a su regreso de la Patagonia, tras el faltazo a la Asamblea Legislativa. Ambos dieron muestras de que intentan preservar su relación personal y política. La negociación interna pasa por conseguir que los diputados rebeldes se abstengan o se ausenten al momento de la votación que, según las previsiones de Massa y del nuevo jefe del bloque, Germán Martínez, podría tener lugar el próximo jueves o a más tardar el viernes.
Antes, el martes por la mañana, la mesa del bloque del Frente de Todos se reunirá para tratar de acordar una postura común. “El compromiso es escucharlo a (Martín) Guzmán y luego que cada sector de la bancada diga qué posición adoptará”, dijo una de las fuentes consultadas. La señal más concreta se registrará el miércoles. Ese día el camporista santafesino Marcos Cleri y el porteño Itai Hagman (del Frente Patria Grande, ligado a Juan Grabois), ambos cercanos a Máximo Kirchner, tendrán que firmar el dictamen de la Comisión de Presupuesto.
“Con la nariz tapada”
Las contradicciones estarán a la orden del día: Carlos Heller, socio de Máximo en la gestación del impuesto a las grandes fortunas, anticipó que votará a favor del acuerdo con el FMI, pero “con la nariz tapada”. El presidente del Banco Credicoop –que moderará el debate del plenario– entiende las consecuencias que acarrearía un default para el sistema financiero. Heller integra el grupo mayoritario de unos 80 diputados del FDT que votarán a favor del memorándum negociado por Guzmán con el staff técnico del organismo. Ese grupo se reunirá este domingo para coordinar las preguntas al ministro de Economía.
A su vez, el sector que lidera Máximo Kirchner cuenta con 16 legisladores de La Cámpora y otra decena de diputados afines, como los bonaerenses Leopoldo Moreau, Daniel Gollan y Mónica Macha. Otra quincena de diputados aún no comunicó su postura, aunque se especula con la posibilidad de que la puedan utilizar como prenda de negociación con la Casa Rosada. “No voy a prestarme al juego de que se señale a los diputados por cómo votan. Los diputados no son ganado. Lo único que pido es que se trabaje con responsabilidad”, dijo Massa a LA NACION.
La posición de Máximo Kirchner podría perder adherentes dentro de su propio sector en caso de que la coalición opositora Juntos por el Cambio profundice sus cuestionamientos y opte por el rechazo o la abstención masiva: “Estamos mirando lo que hará Cambiemos. Si ellos se paran de manos, tenemos claro que el acuerdo tiene que salir igual”, admitió un diputado de los que, a priori, votarán como diga el jefe camporista, aunque al mismo tiempo no parece dispuesto a que ese dogmatismo comprometa la estabilidad política y económica del Gobierno.
De todos modos, el diputado kirchnerista sostuvo que “es difícil que votemos a favor, salvo que cambie algo en el camino”. El análisis que hace este sector del oficialismo es que “no se negoció bien estos dos años”, algo que reprochan a Fernández, Guzmán y el representante argentino en el organismo, Sergio Chodos. “Consideramos que no fuimos lo suficientemente escuchados”, agregó el legislador afín a Máximo Kirchner. Los videos publicados por La Cámpora en los últimos días buscaron “refrescar la memoria” de la Casa Rosada.
Sin los exfuncionarios macristas
Tampoco cayó bien en el kirchnerismo que finalmente no se haya convocado a los exfuncionarios de Mauricio Macri que participaron de la decisión de tomar la deuda con el FMI en 2018. En esa lista estaban Nicolás Dujovne, Luis Caputo y Guido Sandleris, entre otros, aunque ahora no se descarta la posibilidad de que los cite la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Deuda Externa, que aún no se constituyó este año y que presidió el senador formoseño José Mayans, jefe del bloque oficialista en el Senado. No sería algo que dejara pasar de largo Cristina Kirchner.
En Diputados, el jefe del bloque del FDT Martínez apela a un argumento de manual para tocar el corazón kirchnerista: en sus encuentros mano a mano con los rebeldes, les dice que si Macri está en contra, entonces el acuerdo con el FMI debe ser aprobado. La bancada oficialista de la Cámara baja se aproxima a un momento decisivo. No se trata solo de una votación que la podría dividir, sino de una fractura expuesta si el kirchnerismo escala las diferencias. “Eso implicaría una ruptura de la coalición”, admitió, por lo bajo, un líder frentetodista.
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