El oficialismo bonaerense arma una mesa política que Fernández se resiste a convocar a nivel nacional
En una reunión cumbre en Merlo, referentes como Massa, Kicillof, Máximo Kirchner y De Pedro protagonizaron una demostración de poder interno con un mensaje para el Presidente
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Puertas adentro, primó la necesidad de “bajar la espuma interna” si el peronismo pretende continuar gobernando el país y la provincia de Buenos Aires. También se impuso el diagnóstico de que la oposición, sobre todo la nucleada en Juntos por el Cambio, sigue en estado de deliberación y que su “falta de definiciones” favorece al oficialismo entrado el año electoral. Para afuera, en cambio, ese consenso pretendido lució escaso ante los chispazos reiterados entre el kirchnerismo y Alberto Fernández.
En ese clima se realizó la cumbre del Frente de Todos en Merlo, en la quinta La Colonial, sede de históricos encuentros de “rosca” partidaria. Allí se dieron cita varios referentes de la coalición oficialista, entre ellos el empoderado ministro de Economía, Sergio Massa; el jefe duplicado de La Cámpora y del PJ bonaerense, Máximo Kirchner; el gobernador Axel Kicillof, embarcado de lleno en su proyecto de reelección; y el delfín cristinista Eduardo “Wado” de Pedro, enemistado con el Presidente.
En la foto de la cumbre, Massa y Kicillof se pararon en el centro. El mapa de poder interno se completó con la mayoría de los intendentes del PJ del Conurbano y jefes territoriales como el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, con peso en San Martín, clave en la Primera Sección Electoral; y el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, cacique en Lomas de Zamora, de la Tercera Sección. Acostumbrados a mandar en sus distritos, los jefes comunales reclamaron aplacar el ruido interno en el oficialismo.
No se trató de un encuentro más en la agitada coalición gubernamental, sino una demostración de poder de la “mesa política” bonaerense, la que más votos concentra y la que podría bloquear cualquier intento reeleccionista de Fernández, a la par que auspiciar una candidatura de Cristina Kirchner pese a que la vicepresidenta se autopercibe proscripta tras la condena en la causa Vialidad. Algunos de los que se acercaron el martes por la noche a Merlo consideran indispensable que ella aparezca en la boleta del FDT en la Provincia.
Las encuestas que manejan en el oficialismo bonaerense no son desalentadoras para Kicillof, que este verano ya dejó muy claro en las rutas de la provincia -con innumerables carteles y pintadas- que su ambición pasa por seguir apoltronado en el sillón de Dardo Rocha hasta 2027. Un dato sugestivo comprueba que el proyecto reeleccionista del gobernador está en marcha: desde hace un tiempo no comparte actos con el Presidente, cuya imagen no es la mejor en la Provincia. Algo similar a lo que sucedió con Mauricio Macri en 2019.
De ahí que en el FDT empieza a ganar terreno la necesidad de colocar un “candidato competitivo” a la Presidencia en lugar de Fernández, por lo que en el kirchnerismo crece el malestar con el mandatario por su coqueteo indefinido con la reelección, sin que esa proyección resulte avalada por las encuestas. De hecho, de acuerdo a un sondeo de Proyección Consultores, Fernández aparece sexto en una medición de imagen en la Provincia, entre dirigentes del oficialismo, detrás de Massa, Cristina, Kicillof, Insaurralde y Sergio Berni.
El mensaje de Massa
“No hay margen para el internismo”, fue el mensaje que transmitió Massa en la cumbre frentetodista de Merlo. La definición lleva consigo el reconocimiento de que al oficialismo no le sobra nada de cara al proceso electoral en ciernes y la invocación del manual político que el tigrense recita ante cada uno de los dirigentes que le piden que se ponga el traje de candidato presidencial: primero hay que “obtener resultados en la gestión” económica. Ergo, el “renovador” corre una carrera contra reloj ante la inflación.
Si bien el posicionamiento de Massa es palpable en la interna oficialista, hay sectores que impulsan la candidatura de Cristina Kirchner, como la agrupación “La Patria es el otro”, que lidera Andrés “Cuervo” Larroque, o en su defecto que la postulación recaiga sobre un kirchnerista puro como “Wado” de Pedro, en la búsqueda de captar una posible transferencia del electorado afín a la vicepresidenta. En esa línea también se inscribe el ecléctico Juan Grabois, quien amaga con postularse y no oculta su distancia con Massa.
Los devaneos de los sectores progresistas del FDT tienen un punto de contacto con las posturas de Máximo Kirchner en el plano dialéctico, por caso en el rechazo al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque prevalece en el hijo de la vicepresidenta un pragmatismo como el que hoy mismo lo llevó a sentarse junto a Kicillof -como si fuera un funcionario más- para analizar la ejecución del plan de infraestructura de la Provincia ante intendentes del Conurbano. Es decir, el reparto de fondos con los municipios propios.
Pese a que Máximo y Cristina Kirchner abandonaron hace rato la intención de acercarse al Presidente en términos políticos -las treguas ocasionales no sobrevivieron-, Alberto Fernández aún oscila entre la posible ruptura definitiva con el kirchnerismo (lo que se concretaría en caso de desplazar a “Wado” de Pedro del ministerio del Interior) y los gestos para congraciarse, como el pedido de juicio político a los jueces de la Corte Suprema y una probable iniciativa para combatir las “fake news” en los medios de comunicación.
Pero Fernández no da señales favorables a la convocatoria de una mesa política nacional del FDT, como reclaman el kirchnerismo y otras fuerzas dentro del oficialismo, como el Frente Renovador massista. En cambio, deja trascender su intención de reunir al PJ nacional, que él preside, para un acto de tono recordatorio el 24 de febrero. Un mes después, el 24 de marzo, será el turno del kirchnerismo, que espera montar un operativo clamor callejero para “romper la proscripción” y pedirle a la vicepresidenta que sea candidata.
Mientras tanto, en Merlo participaron de la cumbre la mayoría de los intendentes del PJ del Conurbano. Según pudo constatar LA NACION, entre ellos se pudo ver a Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Julio Zamora (Tigre). Aunque se notaban algunas ausencias, como la de Juan Zabaleta (Hurlingham), que está enfrentado a La Cámpora en su distrito. En el caso de Secco, también asistió en su condición de presidente del Frente Grande, un partido que integra el Frente de Todos a nivel nacional y bonaerense.
En cambio, el que se quedó afuera de la cumbre partidaria fue el matarife Alberto Samid, quien no logró traspasar el ingreso de la quinta. Más temprano, en la Casa Rosada, habían resultado llamativas unas declaraciones del jefe político de Florencio Varela, el diputado Julio Pereyra, que sostuvo que todavía “no es tiempo” de hablar de la reelección de Kicillof, en lo que pareció un mensaje del “albertismo” en la antesala de la reunión en Merlo. Aunque ministros como Santiago Maggiotti (Hábitat) participaron del encuentro.
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