El oficialismo apuesta a instalar su defensa de Cristina Kirchner en el recinto del Senado
El kirchnerismo busca sesionar este jueves con un temario acordado; en Juntos por el Cambio saben que no podrán rehuir el debate en torno a la vicepresidenta
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En un clima de extrema tensión política, el oficialismo tiene decidido abrir el recinto del Senado esta semana, con la oferta de un temario acordado, para continuar con el plan de “resistencia y denuncia” de la persecución judicial contra Cristina Kirchner que la vicepresidenta lanzó la semana pasada como respuesta a las duras acusaciones del fiscal Diego Luciani, que pidió 12 años de prisión e inhabilitación de por vida para ocupar cargos públicos, tras considerarla jefa de una asociación ilícita que usó el Estado para enriquecerse de manera ilegal.
La decisión de convocar a sesión que impulsa el kirchnerismo pone a la oposición de Juntos por el Cambio ante una encrucijada. No puede rechazar la oferta de debatir un temario acordado, pero sabe que detrás se esconde una trampa del oficialismo que buscará cualquier excusa, o tal vez ni siquiera necesite eso, para convertir al recinto de la Cámara alta en una nueva caja de resonancia de la crisis política e institucional motorizada por Cristina Kirchner.
Con el jefe de la bancada del Frente de Todos, José Mayans (Formosa), ausente por un cuadro de Covid que lo obligó a permanecer en su provincia toda la semana pasada, fue la vicepresidenta del interbloque, Anabel Fernández Sagasti (Mendoza), la encargada de tirar las primeras líneas en la búsqueda de armar una sesión para esta semana. La excusa para reunir al cuerpo es la necesidad de darle un nuevo acuerdo a Daniel Scioli como embajador en Brasil.
“Viste como es esta chica: cuando quiere o le interesa algo se hace la zalamera, te adula y se hace la amiga, pero después te clava el puñal por la espalda”, graficó un legislador opositor el clima de desconfianza mutua que se vive en el Senado.
Las sospechas y temores que se esparcen en la cúpula legislativa de la principal fuerza opositora de la Cámara alta están más que justificadas en las señales, públicas y privadas, que emanan de los despachos de los senadores kirchneristas.
“Patearon el hormiguero del peronismo”, advirtió la bonaerense Juliana Di Tullio, a quien por estos días de épica de vacas flacas le conviene más hablar de la “persecución judicial” a Cristina Kirchner mientras pelea para que el duro ajuste que está aplicando Sergio Massa desde el Ministerio de Economía no paralice su propuesta de “erradicar la indigencia” mediante la sanción de un “refuerzo de ingresos” similar al valor de la canasta básica alimentaria que todos los meses calcula el Indec.
En línea con las palabras de Di Tullio, el interbloque emitió este domingo un comunicado en el que acusa al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, de aplicarle un “confinamiento simbólico” al vallar la zona aledaña al domicilio del barrio de la Recoleta de Cristina Kirchner.
“Como dijo la vicepresidenta, quieren borrar todo vestigio de peronismo”, sostiene el pronunciamiento de los senadores oficialistas que, además, se solidariza con Máximo Kirchner y “con los compañeros que fueron víctimas de la violenta represión desatada ayer por la policía de Rodríguez Larreta”.
No todo el peronismo parece dispuesto a seguir alimentando el fuego de la polémica. “El otro día un gobernador peronista me dijo que le iba a pedir a su senador que levantará un poco el pie del acelerador”, contó una fuente oficialista que le confío un legislador del Frente de Todos a mitad de la semana pasada.
Sin embargo, aquella confidencia ocurrió antes de que los hechos se desmadraran durante el fin de semana. Además, en la armada kirchnerista son conscientes de que, en este escenario, tanto el recinto del Senado este jueves, como el de Diputados, que tiene previsto reunirse un día antes, serán un polvorín.
El fantasma de Boudou
Tienen claro que en las filas de Juntos por el Cambio también hay halcones que no están dispuestos a dejar pasar la oportunidad de la confrontación dialéctica.
“No me imagino un recinto autista hablando de biotecnología y del régimen de la industria automotriz sin denunciar la burrada que dijo Fernández de nombrar en la misma frase a los fiscales Nisman y Luciani y a la vicepresidenta por sus convocatorias a la militancia peronista a movilizarse contra las instituciones”, confirmó las sospechas kirchneristas un senador radical, quien ya se imagina las cuestiones de privilegio de algunos de sus correligionarios contra Cristina Kirchner y el jefe del Estado como las chispas que encenderán la pólvora.
Razones para temer un debate político de alto voltaje no faltan. Un empleado del bloque peronista del Senado recordó que, por mucho menos, Gerardo Morales y Luis Juez lo hostigaron en 2014 durante más de un mes a Amado Boudou en cada inicio de sesión, recordándole su papel en la causa Ciccone. “En aquel momento Boudou estaba procesado; así que, ahora que Cristina no sólo está procesada, sino que tiene un pedido de condena y de inhabilitación, la oposición no va a poder quedarse callada”, opinó el memorioso trabajador legislativo.
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