El ocaso de un caudillo: el senador José Alperovich se recluye en su círculo íntimo y se prepara para enfrentar sin fueros la causa por abuso sexual
El senador del Frente de Todos cumple su mandato en diciembre; la Justicia porteña aún no definió si lo llama a indagatoria; qué queda de su espacio en Tucumán
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A casi dos años de haber sido denunciado por abuso sexual, el senador José Alperovich está lejos de la vida política. Lo reconoce su defensa que señala que le dedica una parte importante de su tiempo al análisis del expediente desde su residencia en la localidad de Yerba Buena, lindante a San Miguel del Tucumán. Y también a los negocios. Con inversiones en bienes raíces, acciones y participaciones en sociedades, es el legislador más rico del Congreso con un patrimonio superior a los $2.100.000.000
Mientras transita los últimos días de su licencia, que solicitó por última vez en junio, se refugia en su círculo más íntimo y mantiene contacto con ciertas personas que formaron parte de su espacio. Pero nadie del “alperovichismo” habla -en su nombre o por él- ante la devastadora denuncia por violación que le realizó su sobrina segunda en 2019.
Después de recuperarse de una internación en terapia intensiva, reapareció fugazmente ante la atención mediática para concurrir a votar el 14 de noviembre. “Cumplí con mi derecho y mi deber, la democracia es un pilar que sostiene y construye nuestro país. Que sea una gran jornada para todos”, escribió en Twitter.
Cumplí con mi derecho y mi deber, la democracia es un pilar que sostiene y construye nuestro país. Que sea una gran jornada para todos. pic.twitter.com/1PIyAKlShL
— José Alperovich (@JAlperovichOk) November 14, 2021
Quien ganó las elecciones como gobernador en 2003, 2007 y 2011 con 42,71%, 75,61% y 69,89% de los votos, respectivamente, empezó a caer tras la denuncia. Fue ese mismo año cuando hizo su último intento de recuperar el poder provincial. Enfrentó a su sucesor, Juan Manzur, pero consiguió el 11,10% de los sufragios en las elecciones de junio de aquel año con el frente “Hacemos Tucumán”.
Hoy su hija, Sara Alperovich, es la única dirigente que defiende ese sello en la Legislatura provincial mediante un bloque unipersonal. Y una de las pocas que defiende su figura en las redes sociales.
La grave presentación en su contra hecha por su sobrina y colaboradora le provocó un duro golpe a su trayectoria, que lo obligó a solicitar desde el 25 de noviembre de 2019 cinco pedidos de licencia sin goce de haberes, el último coincidente con la finalización de su mandato en la cámara alta el próximo 9 de diciembre.
”Alperovich está alejado completamente de la política, dedicado a su familia y a su trabajo, a full con sus empresas. Y muy encima de la causa”, señaló su abogado defensor, Mariano Cúneo Libarona a LA NACION.
El letrado precisó que habla semanalmente con el exgobernador y afirmó que el desarrollo de la pandemia interrumpió sus viajes asiduos a Buenos Aires para conversar sobre la estrategia legal.
Este medio intentó contactar al exgobernador pero su vocero remarcó que “no habla con la prensa”. Está alejado de la política sí, pero conserva el poder. El peronismo, incluido el kirchnerismo y la vicepresidenta Cristina Kirchner, no le soltó la mano. Le dieron licencia, pero no lo expulsaron de la Cámara.
La causa
“Estoy aquí contra la opresión del silencio y por la necesidad de recuperar mi vida, de sanar llamando a las cosas como son, sin suavizarlas ni teñirlas, poniéndole al monstruo nombre y apellido. Cuando no le ponés nombre, no existe”, escribió la denunciante, de 31 años, en una carta publicada el viernes 22 de noviembre a través del colectivo No nos callamos más.
Y profundizó: “El mío se llama José Jorge Alperovich, mi tío segundo y jefe, por quién fui violentada sexual, física y psicológicamente desde diciembre del 2017 hasta mayo de 2019. Durante un año y medio sufrí violaciones a mi integridad física y sexual. El avasallamiento fue demoledor”.
Después de insistir para que la investigación se realizara en Tucumán, la Corte Suprema de Justicia resolvió en mayo de este año en contra de la defensa de Alperovich y determinó que el expediente se tramite en la Ciudad de Buenos Aires. La causa se tramita en el Juzgado Criminal y Correccional N° 35, que es subrogado por el juez Osvaldo Daniel Rappa.
“Nosotros luchamos contra el sistema, contra prejuicios, organizaciones, y opiniones desinformadas”, afirmó Cúneo Libarona ante la consulta de este medio. El letrado especificó que varios testigos respaldaron la posición del exgobernador.
”Los testigos que nombró la víctima y los que aportó la defensa pudieron nutrir al expediente con más de 40 declaraciones. Y no hay ninguno que respalde la denuncia”, señaló y apuntó contra los hechos enunciados. “Se probó que no ocurrieron en los lugares y en las fechas que ella dice, según el informe sobre los teléfonos de Alperovich y de ella, que marcan que estaban en lugares distintos”, añadió.
La causa se encuentra en el medio de una disputa entre la defensa y los fiscales Santiago Vismara, a cargo interinamente de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°10, y Mariela Labozzetta, que está al frente de Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM).
Los abogados del senador solicitaron una serie de pericias que son rechazadas por la Fiscalía por entender que se trata de medidas “revictimizantes”, según señalaron fuentes judiciales a LA NACION. Los fiscales consideran que el pedido de exámenes psiquiátricos y de una Junta Médica buscan “poner en duda” la palabra de la víctima.
Para Vismara y Labozzeta la realización de estudios que, advierten, ya se hicieron en instancias anteriores, no tienen “perspectiva de género”. Desde la Fiscalía indicaron que la prueba reunida hasta el momento (con inspecciones oculares incluidas) es suficiente.
Cuando la causa aún no tenía una competencia clara, Vismara y Labozzeta habían solicitado la indagatoria de Alperovich al Juzgado. Fue en diciembre del 2020. Entonces expresaron que el informe pericial psicológico, las constancias médicas, y las comunicaciones mantenidas entre la víctima y el acusado otorgaron “fuerza probatoria” a los dichos denunciados.
Los fiscales dejaron por escrito que había una “relación de asimetría” entre el dirigente y la joven, dada por la relación laboral y la influencia de Alperovich que gobernó la misma provincia en la que ella reside. Además, mencionaron los 35 años de diferencia y un contexto de “permanente humillación”. La denunciante trabajaba en el despacho de la senadora Beatriz Mirkin (Frente de Todos) y en 2017 comenzó a reportar directamente al senador.
LA NACION intentó contactarse con la denunciante, pero desde su entorno lo desestimaron. Expresaron que el caso está en manos de la Justicia e indicaron que es desde esa esfera de donde aguardan novedades.
“Plan delictivo”
En febrero de 2020, la defensa de Alperovich presentó un escrito de 300 páginas ante el Juzgado de Instrucción en lo Penal N° 2 de San Miguel de Tucumán, el mismo en el que se tramitaba por entonces la denuncia por abuso sexual. Allí expuso un supuesto plan en su contra por parte de adversarios políticos.
El exgobernador apuntó contra su exsecretario privado y edil de San Miguel del Tucumán David Mizrahi, el diputado nacional Carlos Cisneros, y el abogado Gustavo Morales.
Los abogados le atribuyeron a Mizrahi un vínculo con la denunciante, dijeron que la joven fue manipulada y que la situación fue aprovechada por Cisneros y Morales “para arruinarlo”.
La presentación, adelantada entonces por La Gaceta, hizo ruido. Sin embargo, el juez Facundo Maggio se negó a aceptarlo como querellante y acusado al mismo tiempo en el expediente. Y el trámite se movió por un tiempo entre distintas oficinas.
”Esa causa terminó archivada porque Alperovich nunca ratificó la denuncia. La hizo en el marco de su estrategia defensiva. Por eso lo querellé”, afirmó a LA NACION el abogado Gustavo Morales, quien ha denunciado al exgobernador en distintas oportunidades durante sus tres gestiones al frente del poder provincial.
A raíz de involucrarlo en un presunto complot, Morales le realizó una denuncia por calumnias e injurias que se encuentra en la en la Sala 2 de la Cámara Penal Conclusional de Tucumán. “No veo al diputado Cisneros desde hace más de ocho años. Y al concejal Mizrahi no lo conozco personalmente. Nunca hablé. Entonces, mal puede decir que armamos esta causa”, agregó. LA NACION intentó comunicarse con el edil Mizrahi y el diputado Cisneros pero ambos evitaron hacer comentarios.
Cisneros hizo mención lateralmente a la situación de Alperovich a mediados de este año cuando le recriminó que, debido a su licencia, Tucumán pierde representación en el Congreso. “Tucumán no está siendo bien representada en el Senado por el egoísmo de esta persona” afirmó en Twitter y señaló que “hace más de un año” que la provincia “tiene un voto menos en la Cámara alta”.
Diputado del Frente de Todos, Cisneros es dirigente del gremio de La Bancaria. ”Es una falta de respeto a la provincia y a la situación sanitaria que vivimos. Una vez más demuestra quién es. Lo que corresponde es que renuncie y asuma Marieta Urueña”, escribió luego que el Senado le aprobara la última extensión de su licencia en junio.
Tucumán no está siendo bien representada en el Senado por el egoísmo de esta persona. Hace más de 1 año que nuestra provincia tiene un voto menos en la cámara alta. (1/2)
— Carlos Cisneros (@cisneros_tuc) June 3, 2021
En las elecciones de 2015, cuando Manzur compitió por primera vez a la gobernación, Alperovich accedió a una banca en el Senado nacional junto a quien había sido su ministra de Desarrollo Social, Beatriz Mirkin. En su cuenta de Twitter ella afirma que es senadora por Tucumán junto al exgobernador.
Mirkin también fue ligada a la denuncia por abuso. El abogado Morales la denunció por presunto encubrimiento, dado que la denunciante habría recurrido en su ayuda en los días previos a las primarias de Tucumán de 2019. “Es la primera autoridad pública que se entera de las violaciones de Alperovich. Ella le dice ‘espera hasta después de las elecciones’”, manifestó.
“En Tucumán no se habla del tema de Alperovich”, replicó Mirkin cuando LA NACION intentó consultarla sobre la causa, aunque evitó referirse a la situación judicial del exmandatario. Aún así rechazó la acusación en su contra. “Solo ha habido declaraciones públicas de un ilustre abogado. No tengo ninguna comunicación judicial”, manifestó.
En noviembre del 2020, a un año que realizara la denuncia, la mujer lamentó los pocos avances. “La Justicia se dedicó a indagar a los testigos de la defensa sobre cuestiones vinculadas a la supuesta conspiración política que intentó instalar José Alperovich, quien además solo se pronunció públicamente para ampliar sus licencias en el Senado y mentir que la causa avanzaba a su favor”, sostuvo.
El peronismo
La prensa tucumana reflejó en marzo que el legislador provincial Julio Silman, exintendente del municipio Alderetes, dejó el bloque que compartía con Sara Alperovich “Hacemos Tucumán” para pasar a las filas del manzurismo.
La acción graficó el nuevo escenario del poder en la provincia, dominado por el gobernador en uso de licencia y ahora jefe de gabinete de la Nación, Juan Manzur, y de su vicegobernador, ahora a cargo del Poder Ejecutivo de la provincia, Osvaldo Jaldo.
Sara Alperovich mantuvo la autonomía con la que había llegado a la Legislatura en las elecciones provinciales de 2019. Cuando juró, entre otros puntos, dijo que se comprometía a “levantar la bandera de los derechos y la igualdad de las mujeres”. Mantiene puentes en la actualidad con Jaldo con quien se fotografió para buscar respaldo a su proyecto de paridad de género en el sistema electoral.
La legisladora declinó hacer comentarios ante el contacto de LA NACION. No obstante, en las redes sociales ha realizado en distintas oportunidades una defensa del exjefe de Estado provincial. También ha retratado postales familiares.
En diciembre Alperovich cumplirá su mandato como senador y ya no tendrá fueros. Para su abogado, no cambiará nada. “La estrategia es la prueba y sobre esa base vamos trabajar siempre”, consignó Cúneo Libarona.
La marginación de Alperovich, el ascenso de Manzur y el liderazgo de Jaldo caracterizan la Tucumán del último tiempo, y en particular al peronismo, convertido desde hace años en un poder casi hegemónico dentro de los bordes territoriales.
Si bien el “alperovichismo” entró en una fase de decadencia, la denuncia contra el senador no la desencadenó y, en todo caso, agudizó su ocaso. En el peronismo lo entienden como una fase de organización según la detentación del poder. Los alperovichistas de ayer, son los manzuristas o los seguidores de Jaldo hoy.
Desde la dirigencia radical, que ha pugnado por años contra el peronismo, se resumió de esta forma la circunstancia actual ante LA NACION: “Mantienen el poder, mientras manejan la caja, el poder, el dinero y los nombramientos en el Estado. Cuando dejan de manejarse estructuras, electoralmente no significan nada”.
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