La Iglesia denunció que la dirigencia política está “envuelta en internismos, buscando ocupar espacios de poder”
En vísperas del Día de la Independencia, el Equipo de Curas de las Villas reclamó atender con urgencia el problema de la pobreza; el obispo Oscar Ojea, presidente del Episcopado, advirtió sobre “los esfuerzos del pueblo para llegar a fin de mes”
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Con sendos pronunciamientos, en vísperas del Día de la Independencia, la Iglesia formuló fuertes críticas a la dirigencia política en este tiempo electoral y expresó su preocupación por la gravedad de la crisis social. Advrtió que muchos de los representantes de sectores políticos se ven “envueltos en internismos, buscando ocupar espacios de poder” y reclamó atender con urgencia el problema de la pobreza.
En una fuerte declaración, el Equipo de Curas de villas y barrios populares de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano denunció que las dirigencias políticas están “envueltas en internismos, buscando ocupar espacios de poder”. Reclamó, además, que en este tiempo electoral “no se olviden de las y los pobres”.
Tras advertir que “no abundan las propuestas concretas que expresen una vocación de transformación”, unos 50 sacerdotes que desarrollan su ministerio en zonas vulnerables advirtieron sobre los efectos de la pobreza, que hoy castiga al 40% de la población.
En tanto, en su habitual reflexión semanal, a través de un videomensaje, el obispo de San Isidro y presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, pidió valorar “el esfuerzo de nuestro pueblo para llegar a fin de mes” y advirtió sobre “la angustia y el cansancio” por la corrupción y por “una dirigencia que está lejos de los problemas concretos”, de la vida cotidiana.
Ojea afirmó que “hay tantas cosas en nuestro país que nos cansan […], en este momento con índices de pobreza tan grandes y con una desigualdad, una inequidad tan manifiesta entre los argentinos”.
“Nos cansa la corrupción. Lo peor de la corrupción es la búsqueda del poder por el poder mismo, no el poder para servir, no el poder para prestar un servicio auténtico al bien común; sino el poder para sobrevivir, ni siquiera para transformar”, dijo el presidente del Episcopado.
“Nos cansa una dirigencia que está lejos de los problemas concretos del pueblo, por eso el pueblo aparece a veces tan indiferente a una cantidad de luchas que no entiende, a una cantidad de violencias que no comprende”, describió el obispo.
Afligente cuadro social
Con motivo de los 40 años de la recuperación de la democracia, los curas que enfrentan la realidad de la pobreza en las villas y barrios populares señalan en su declaración que algunos sueños proclamados en 1983 siguen pendientes. “Hoy vemos que la brecha con los últimos se agranda. Hay, al menos, 40% de pobres, la mitad de los trabajadores sin derechos, precariedad en el acceso a la vivienda. Hay barrios enteros donde sus vecinos resisten como pueden al”, describen los sacerdotes.
Al profundizar su preocupación por el afligente cuadro social, advierten: “Hay miles de personas viviendo en la calle, y sabemos bien que la calle no es un lugar para vivir. Se respira un ambiente de resignación, de conformismo, como que esto es así y no se puede cambiar, o tal vez lo que es peor aún, la aceptación de la idea de que algunos nacieron con más derechos que otros”.
Los curas de las villas y barrios populares señalan que muchas veces ven “a las dirigencias de diversos ámbitos desconectadas de la vida concreta de las mayorías, envueltas en internismos, buscando ocupar espacios de poder”.
Tras advertir que “no abundan las propuestas concretas que expresen vocación de transformar”, denuncian que “los más pobres se volvieron casi invisibles para la agenda política y mediática”. Y, al citar la encíclica Fratelli tutti, del papa Francisco, afirman que “es imperiosa una política de fraternidad y amistad social”.
Ante la emergencia que viven los sectores más vulnerables, los sacerdotes reclaman una “presencia inteligente del Estado, que entre en la lógica del cuidado de los más frágiles”.
“La pobreza –añaden los curas de las villas y barrios populares- no es solo escasez de recursos materiales. El lazo social que se rompe en las crisis no se recupera automáticamente en tiempos de bonanza económica. Para revertir las heridas de la crisis, la violencia, la vida en calle, la marginalidad, la adicción, las fatales consecuencias de la desesperanza, la falta de educación, no solo se necesita dinero, sino también poner mucho el cuerpo y mucho tiempo”.
Firman la declaración el obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario para la Pastoral en Villas, Gustavo Carrara, y más de 40 curas de villas y barrios populares. Entre otros, los padres José María “Pepe” Di äola, que preside la Federación Familia Grande del Hogar de Cristo; Ignacio Bagattini (Villa 31), Federico Ortega (Barrio Ricciardelli), Lorenzo de Vedia (Villa 21-24 y Zavaleta), Gustavo Rofi y Gabriel López (Barrio Don Orione, de Claypole), Nicolás Angellotti (Puerta de Hierro, San Petesburgo y 17 de Marzo. de la diócesis de San Justo) y Carlos Olivero (Villa Palito), entre otros.
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