Los obispos le enviaron una carta a Francisco para pedirle que viaje a la Argentina
Transmitieron el “sentir de nuestro pueblo que desea encontrarse con su pastor”, en un texto que mandaron durante la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal, que delibera en Pilar
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Los obispos que participan de la 123a. Asamblea Plenaria del Episcopado, en Pilar, le enviaron una carta al papa Francisco para invitarlo a visitar la Argentina.
“Queremos expresarte nuestro deseo de que nos visites pronto”, dice la nota firmada por el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, “Así nos unimos al sentir de nuestro pueblo que desea encontrarse con su pastor”, añaden los obispos en la misiva al pontífice.
Y concluyen con una afirmación: “A todos nos hará mucho bien tu cercanía y bendición en estos tiempos difíciles”, en referencia a la crisis que atraviesa el país, especialmente en materia social.
Los obispos, además, prometen oraciones para pedir que se cristalice el postergado viaje del Papa a su tierra natal, al señalar lo siguiente: “Confiando en la posibilidad de que consideres concretar esta visita al país, te encomendamos a Nuestra Señora de Luján, patrona de la Argentina”.
El encuentro episcopal reúne a 97 obispos de todo el país en la última reunión plenaria del año, que tiene lugar en las puertas de las elecciones presidenciales del 19 de noviembre. Participan también, como invitados, 43 obispos eméritos y el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyck.
En la misa de apertura, monseñor Ojea, afirmó que una visita de Francisco a la Argentina “ayudará a sanar heridas y crecer en el aprendizaje del diálogo”.
“El profundo deseo que tenemos de que el papa Francisco visite nuestro país se traducirá sin duda en un encuentro muy esperado entre el pastor y su pueblo, nos ayudará a sanar heridas, a crecer en el aprendizaje del diálogo y a renovarnos en el espíritu misionero”, dijo el obispo Ojea al presidir una misa en Pilar, sede de las deliberaciones- “Así podremos tender una mesa generosa en la que haya lugar para todos, como insistió tanto en las jornadas de Lisboa”, agregó, en referencia a los mensajes que el pontífice compartió en su viaje a Portugal, durante la 37ª.Jornada Mundial de la Juventud.
Pese a que en el último año Francisco expresó reiteradamente su voluntad de viajar el año próximo a la Argentina, la posibilidad está condicionada a su estado de salud. El Papa, de 86 años, debió suspender este lunes la lectura de un discurso que tenía preparado para dar ante miembros de la Conferencia de Rabinos Europeos porque no se sentía bien.
La visita es esperada por distintos sectores de la Iglesia, especialmente los curas que trabajan con sectores vulnerables en villas y barrios populares. Este domingo, la campaña para que el papa Francisco viaje a la Argentina irrumpió en el Vaticano, al ser desplegada en la plaza San Pedro una bandera con los colores celeste y blanco y la leyenda “Vení, Francisco. Tu pueblo te espera”, que el Papa observó desde la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico, durante el rezo del Ángelus.
Frente a la situación de la Argentina, el obispo Ojea llamó a reflexionar en su homilía sobre la justicia, la inclusión y la solidaridad. Dijo que la síntesis del sínodo pide “recuperar a los descartados y dedica un amplio espacio a los pobres. Y explicó que “para la Iglesia la opción por los pobres y descartados es una categoría teológica, antes que cultural, sociológica, política o filosófica”.
El problema de los abusos
Ojea se refirió, además, a los documentos aprobados en el reciente Sínodo encabezado por Francisco en el Vaticano, donde se planteó la necesidad de avanzar en “una Iglesia que escucha y acompaña”. Especialmente, “escuchar con particular atención, sensibilidad, la voz de las víctimas y sobrevivientes de abusos sexuales”.
“A lo largo del proceso sinodal, la Iglesia se ha encontrado con muchas personas y grupos que piden ser escuchados y acompañados. La Iglesia debe escuchar con particular atención, sensibilidad, la voz de las víctimas y sobrevivientes de abusos sexuales, espirituales, económicos, institucionales, de poder y de conciencia por parte de miembros del clero o personas que ejercen cargos eclesiales”, señaló el presidente del Episcopado, quien participó de las sesiones del Sínodo en Roma, junto a otros representantes del Episcopado argentino.
Ojea admitió que la credibilidad de la Iglesia se ha visto resentida en el último tiempo. “En otras épocas hablar de Iglesia era un sinónimo de credibilidad. Hoy esta situación ha cambiado. Muchos […] podrán decirnos cosas muy difíciles de escuchar, porque se han sentido heridos y rechazados por la Iglesia en distintas circunstancias.
Y, frente a esta pérdida de credibilidad, dijo a sus compañeros obispos: “Para nosotros, que tenemos que poner la cara en nombre de la Iglesia, estas situaciones no son realidades agradables, ya que tenemos que escuchar acusaciones de cosas de las cuales no somos plenamente responsables, o que responden a patrones culturales muy arraigados que no terminamos de erradicar, como el clericalismo”.
Acompañaron a monseñor Ojea en la celebración de la misa de apertura los arzobispos Marcelo Colombo (Mendoza) y Carlos Azpiroz Costa (Bahía Blanca), vicepresidentes primero y segundo del organismo, como el secretario general, Alberto Bochatey (obispo auxiliar de La Plata).