Marcha 17A. El Obelisco, el foco de la protesta contra el Gobierno por la cuarentena y la reforma judicial
El Obelisco se levantaba a lo lejos. Desde la avenida del Libertador, por la 9 de Julio, la caravana de autos era intensa y avanzaba a paso lento. No había prácticamente un vehículo sin una bandera argentina. Desde algunos sonaba a todo volumen el himno argentino. Todos acompañaban con las bocinas . El ruido era ensordecedor como si uno hubiera quedado atrapado en el peor embotellamiento del mundo.
El Obelisco fue uno de los focos de concentración del 17A, como se llamó desde las redes sociales a la convocatoria de protesta contra el Gobierno en rechazo a las medidas políticas tomadas en el marco de la pandemia por el coronavirus.
Con 150 días de aislamiento y tal vez en el momento de más contagios, la protesta contra el Gobierno en el Obelisco se hizo notar. Entre bocinazos y banderas argentinas, las consignas que primaron, salvo algunas pocas del orden terraplanista y antivacuna, fueron las relacionadas con la Justicia. Los carteles reclamaban lo que las bocas cubiertas con los barbijos no podían expresar: "no a la reforma judicial', "basta de corrupción", "justicia si, reforma no".
Si bien no hubo banderas partidarias ni colores políticos, el aire estuvo cargado de un profundo rechazo al Gobierno y a políticas que van más allá de las relacionadas con la cuarentena. Muchas de las consignas que se corearon junto al himno fueron similares a las que esgrime diariamente la oposición en reclamo a la independencia de los poderes y a una mayor transparencia institucional.
El saldo definitivo de la marcha tanto político como sanitario será cuestión de tiempo.
Con manifestantes a bordo de sus autos y otros a pie, se leyeron consignas en rechazo a la gestión oficial de la cuarentena, pero también hubo muchísimos mensajes en contra del proyecto de reforma judicial y la corrupción. También en rechazo al fallido intento de expropiar la cerealera Vicentin.
Decían los carteles: "El pueblo también tiene un botón rojo y puede apretarlo". Una postal del agotamiento social por el aislamiento. Otro: "Justicia independiente". Y a su lado: "Google tiene razón", en referencia a la pulseada de la empresa con Cristina Kirchner.
La calle estaba completa de autos. Algunas personas se asomaban desde los balcones y flameaban banderas o batían cacerolas. Al pie del Obelisco, se frenaba todo. La gente abrió las puertas de los autos, algunos bajaron y entonaron el himno como una música de unidad. También vivaron "libertad, libertad, libertad". Otro, ocurrente, puso la "Marcha de San Lorenzo".
No se respetaron los dos metros de distanciamiento, aunque la situación estuvo lejos del desborde.
No hubo oradores, pero un grupo "anticuarentena" montó un mini escenario, donde ubicó una batería y alguien vociferó por el micrófono: "Falsa pandemia, el virus no existe, ¿para qué usan tapabocas?". Y acusaron a China.
La gran mayoría de los manifestantes superaba los 50 años. No había casi niños. Tampoco puestos de venta de comida, que suelen ser muy frecuentes en estás concentraciones. El vendedor ambulante de banderas argentinas fue uno de los ganadores de la jornada: vendió varias entre 200 y 300 pesos.
En Diagonal Norte, camino a la Casa Rosada, se apostaron las fuerzas de seguridad. Eran muchísimos. Hubo una custodio especial para el móvil del canal C5N, cuyo equipo periodístico fue agredido en la movilización opositora del 9 de julio pasado.
Entre la masiva protesta, se divisaron algunos dirigentes políticos de la oposición, como Patricia Bullrich, titular de Pro, la fuerza de Mauricio Macri. También estuvo Héctor "Toty" Flores, de la Coalición Cívica.
Testimonios
"No es momento de las reformas de la Justicia. Con ese dinero se puede ayudar a los que más lo necesitan. Una pandemia no es el momento de beneficiar a unos pocos", opinó Adolfo Cardozo, de 60 años y oriundo de Córdoba.
Juan Castro, un porteño de 47 años, dijo: "Vine para que vean que el pueblo está atento, mirando. El Gobierno no puede hacer lo que quiere aprovechando esta cuarentena eterna. Estamos en nuestro derecho de manifestarnos".
Mientras que Helena, de 56 años y que no quiso dar su apellido, señaló: "Vine por mí libertad, por la libertad de mis hijos. Vine porque no me aguanto más a este gobierno corrupto".
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