El nexo de Brito con los escándalos Ciccone, Báez y los fondos de Santa Cruz
Calvo López, un hombre de su extrema confianza, aparece vinculado a una red de negocios investigados por la Justicia
La presidenta Cristina Kirchner zarandeó el jueves al banquero Jorge Brito. Lo acusó, sin nombrarlo, de pretender convertirse en "salvador de la patria", pero para lo cual, le recordó, "hace falta, además del caballo, honestidad". Un dardo envenenado para quien hasta hace poco era señalado como "el banquero de Kirchner" y guarda las llaves para acceder a los secretos del "caso Ciccone", de Lázaro Báez y hasta de los fondos de Santa Cruz.
Una de esas llaves de Brito se llama Carlos Adrián Calvo López, un ejecutivo de extremo bajo perfil del Banco Macro que participó en algunas de las operatorias más controvertidas de la Argentina de la última década, según reconstruyó LA NACION sobre la base de documentos públicos obtenidos en la Argentina, Bahamas y Uruguay, y los testimonios de cinco funcionarios de la AFIP, financistas y empresarios.
Empleado del Macro en Uruguay, donde operó incluso con una cuenta de correo electrónico de la entidad (acalvo@macrobank.com.uy , ahora dada de baja), Calvo López también aparece en el listado de "personal registrado" por el Macro ante la Securities Commission de Bahamas, el equivalente a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Movedizo, Calvo López viajó repetidas veces a la Argentina con valijas repletas de dinero con las que capitalizó Badial, una constructora de Lázaro Báez, según el propio socio de la Presidenta detalló en el expediente por evasión de impuestos que le abrió la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
Según relató Báez ante los sabuesos de la AFIP, Calvo López viajó hasta Buenos Aires en avión y en Buquebus, para luego ir por tierra hasta Río Gallegos, "y realizaba los depósitos en efectivo en la cuenta corriente en pesos de Badial, de lo que Calvo López "no entregó comprobante de recibo" y el propio Báez "firmaba un recibo provisorio, no quedándose con copia del mismo".
Pero de los expedientes que circularon por la AFIP y el Tribunal Fiscal surgen más piezas del rompecabezas. Entre otros, los roles que asumieron las sociedades bursátiles Lynx y Facimex. En la City porteña, la segunda se la adjudican a Brito, además de haber sido la preferida para sus operaciones por el fallecido ex presidente Néstor Kirchner.
No sólo eso. Facimex figura, además, como un eslabón clave en el entramado financiero del caso Ciccone, al servir como canal de ingreso de $ 2,4 millones a The Old Fund, aportados por otra misteriosa sociedad uruguaya, Dusbel SA, con acciones al portador.
El fiscal del caso Ciccone, Jorge Di Lello, quiere avanzar sobre otro ejecutivo del Macro, Máximo Eduardo Lanusse, quien renunció al banco y asumió en la imprenta como número dos de Alejandro Vandenbroele. La sospecha es que llegó a la rebautizada "Compañía de Valores Sudamericana" para cumplir con una regla de oro de todo empresario: "Sigue de cerca tus inversiones". Fueran las de Brito o las de su hijo, también Jorge.
Los vínculos de Calvo López con el núcleo empresario y financiero del kirchnerismo exceden, sin embargo, a Báez o las derivaciones con el "caso Ciccone". Porque el ejecutivo del Macro también figura como director en Invernes SA, la financiera de Ernesto Clarens, el operador de extrema confianza de Kirchner para la salida y manejo en el exterior de los fondos de Santa Cruz.
Polifacético, Calvo López pasó incluso a trabajar para Brito y con Clarens al mismo tiempo porque además de figurar en Invernes, el uruguayo aparece desde mayo de 2012 en Litren Company, una sociedad panameña, creada un año antes por el estudio Mossack & Fonseca, especializado en la apertura de firmas pantalla alrededor del mundo.
La madeja se extiende a lo largo de todo el hemisferio. Porque la panameña Litrens Company es, a su vez, accionista en Estados Unidos de Pampa Realty Investments, otra firma controlada por Clarens que figura como propietaria de dos condominios en Miami.
Nacido el 9 de junio de 1968, Calvo López egresó del Liceo Militar en 1984, está casado y tiene tres hijos, con quienes vivió en Montevideo. Pero los tres domicilios en los que apareció en la capital uruguaya están desactualizados. El portero en uno de esos domicilios sostiene que lo último que supo de él es que "se fue a vivir a Bahamas".
LA NACION intentó contactarlo durante las últimas semanas. Incluso lo rastreó por Facebook, donde le dejó dos mensajes. Pero en vez de declinar la consulta, Calvo López optó por cerrar su página en esa red social.
La filial bancaria de Brito en Bahamas, en tanto, cambió su nombre. Pasó de Sud Bank & Trust Company a llamarse Macro Bank Limited, según recuerda la entidad madre en Buenos Aires al informar los balances anuales de su subsidiaria a la CNV.
Esa filial del Macro en Bahamas es la misma por la que también pasaron al menos US$ 10,4 millones Austral Construcciones –la nave insignia del Grupo Báez– y que la justicia de Liechtenstein congeló durante años al sospechar que su origen era ilícito. Sólo los liberó cuando una firma de las islas Seychelles, Trade 24 Limited, asumió la culpa por las irregularidades.
Lejos, sin embargo, de los cinco cables reservados de la embajada de Estados Unidos de 2008 y 2009 en los que se caracterizó a Brito como "el banquero de Kirchner", según lo expuso WikiLeaks, la relación con la Presidenta parece rota. Ella le enrostró que pretendió jugar a "San Martín", pero sin "el coraje y la honestidad para decir las cosas como son"; él le apuesta a Sergio Massa en 2015. Y, mientras, Calvo López calla.
Relaciones que comprometen
- Calvo López es ejecutivo del Banco Macro. Viajó varias veces a la Argentina con valijas de dinero para capitalizar Badial, constructora de Lázaro Báez
- La sociedad bursátil Facimex, que le atribuyen a Brito, fue el canal de ingreso de $ 2,4 millones a The Old Fund, aportados por la misteriosa firma Dusbel
- Calvo López figura como director de Invernes SA, que manejó los fondos en el exterior de Santa Cruz
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