El nacimiento de la opción poskirchnerista
Si los resultados electorales que se conocieron anoche en la provincia de Buenos Aires se mantienen hacia octubre, estaría naciendo una alternativa al kirchnerismo, comandada por ex dirigentes de ese espacio político. Su principal desafío, de ahí en más, radicaría en constituirse en una alternativa nacional en vistas a 2015. Los datos anuncian, entonces, un final de ciclo, sobre todo si miramos el conjunto del país, donde las oposiciones sumadas superan el 60% de los votos.
Si a las derrotas en Santa Fe, Córdoba, ciudad de Buenos Aires y Mendoza se computa el quiebre de la hegemonía del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires, esta pérdida es capaz de convertirse en la pieza clave que impida el avance de cualquier ilusión reeleccionista. La ausencia de nuevos liderazgos oficialistas con proyección nacional, luego de diez años de gestión, convierte la sucesión en un problema insoluble para el Gobierno.
Sin duda, resulta decisivo, para este fin de ciclo y para cualquier posibilidad de reforma constitucional, el surgimiento en Buenos Aires de una fuerza política comandada por los intendentes. A diferencia de las elecciones legislativas de 2009, la composición de la fuerza que por estas horas derrota al kirchnerismo en Buenos Aires es sustancialmente distinta a aquella. Por aquel entonces se trató de un acuerdo dirigencial entre Francisco de Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá, mientras que ahora el sostén del proyecto renovador lo conforma una red de intendentes con gran poder territorial que le dan soporte a la propuesta política.
Que todos los encuestadores hayan referido a un empate técnico no significa que quienes encabezaron la polarización bonaerense, Sergio Massa y Martín Insaurralde, sean políticamente equiparables. Massa fue el challenger de esta elección; rompió con el ámbito protegido de los poderes nacional y provincial, y se lanzó a construir su propio espacio político-electoral sin padrinazgo alguno. Insaurralde, en cambio, fue el pollo de la Presidenta; los votos que obtuvo responden en gran medida al aval de Cristina Kirchner y de Daniel Scioli. El oficialismo careció de un candidato con peso propio, por lo tanto, fueron la Presidenta y el gobernador quienes debieron salir a la calle a pedir el voto. El resultado final de esta contienda dejará su huella. La balanza de la disputa política comienza a inclinarse hacia la renovación.
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