El músico Ignacio Hurban vivió una tarde digna de un rockstar
Como dos estrellas de Hollywood, él y Estela de Carlotto entraron a la sala de prensa en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo escoltados por un grupo de personas; entre risas y mucha emoción, Guido contó su historia
Cuántas veces habrá soñado con entrar a esa sala escoltada por su tan buscado nieto. Ayer ese sueño se hizo realidad. Como una estrella de Hollywood en la alfombra roja, Estela de Carlotto caminó junto a Guido por los pasillos de la sede de Abuelas de Plaza de Mayo. Un grupo de personas armó una cadena humana para abrirle paso entre los periodistas que se abalanzan sobre ellos. Todos querían verlos, tocarlos, sacarles alguna palabra.
Ignacio Hurban, Guido, este hombre de 37 años que hasta hace apenas tres días no sabía quién era ni de dónde venía, acompañó orgulloso a su abuela. Ambos lucían una sonrisa de esas que hacen que todo el rostro se acomode en un gesto de felicidad infinita.
Cuando lograron llegar a sus asientos observaron la cantidad de periodistas que a los gritos y codazos intentaron hacerse un lugar en la sala. ¿Habrá imaginado Ignacio estar frente a una audiencia así, que no vino esta vez a escuchar su música sino su historia de vida?
Estela tomó el micrófono, como lo hizo tantas veces para anunciar una noticia que haría feliz a alguna abuela. Esta vez ella fue la más feliz de todas. "Sólo vine a acompañar a mi nieto", dijo y aclaró que no era ella quien iba a hablar. Antes de darle la palabra a Ignacio le pidió a los periodistas que "se porten bien".
Durante casi una hora Ignacio respondió con una naturalidad casi profesional a las preguntas de los periodistas. Contó su historia, la que por primera vez pudó contar completa. Describió el momento en que recibió el llamado que terminó con su angustia y le anunció que su ADN coincidía con uno de los registros del banco de datos genéticos. Estaba tocando el piano, tomando mate y comiendo bizcochos. Hasta ese momento, era un día normal. Pero la noticia más emocionante llegaría luego, cuando le anunciaron que era nada menos que el nieto de Estela de Carlotto.
Su infancia fue extraordinaria, dijo. Y lo que vive ahora es mágico. Estela sonrió y siguió con atención cada una de las palabras de su nieto. Él dijo que se siente cómodo con el nombre Ignacio, que lo quiere mantener. Y cuando los periodistas lo llamaron Guido los "reta" entre risas. "Metele un Ignacio, dale", pidió.
Como si la lucha por la verdad y la justicia se llevara en los genes, Ignacio animó a "todos los que tengan alguna dudita" a que averigüen su identidad. Su abuela asiente y hace un gesto de aprobación y orgullo.
Ignacio dijo que de pronto se vio en esta "familia grande y hermosa", él, que fue criado como hijo único. Cuenta que de a poco se va acostumbrando a tantos abrazos y manifestaciones de cariño. Y, para deleite de todos los presentes, terminó su conferencia de prensa con un enorme abrazo a su abuela. La foto del momento que todos, especialmente ellos dos, esperaron durante años.
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