El misterioso viaje a Ushuaia: la prueba del complot para matar a Cecilia

Los fiscales no saben por qué mataron a Cecilia Strzyzowski ni tienen claro cómo lo hicieron, pero están convencidos de que la asesinaron su marido, César Sena, y sus suegros, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, y de que el crimen estuvo premeditado.

Esa “premeditación” es el argumento central de la fiscalía para acusar a los como coautores líderes piqueteros Sena y Acuña, y no solo al hijo de ambos. La prueba del complot es un viaje a Ushuaia que Cecilia pensaba que haría el día que desapareció. Le habían dicho que tenían los pasajes y casa y trabajo esperándolos a ella y su marido para empezar una nueva vida a miles de kilómetros de Chaco. “La promesa del viaje era por parte de los padres [de César]”, dijo hoy el fiscal Jorge Cáceres Olivera a radio Con Vos. Ese es el dato fundamental que compromete a los suegros de Cecilia. ¿Cómo saben los investigadores que la promesa la hicieron ellos? Por testigos a los que Cecilia se los contó. En la fiscalía precisaron a LA NACION que al menos la madre y la abuela recibieron de la joven desaparecida esa versión.

Los investigadores no lograron dar con un solo elemento concreto de que ese viaje tuviera visos de realidad. No había siquiera pasajes, pese a que le habían dicho a Cecilia que solo faltaban horas para tomarse el avión a Buenos Aires para después volar al Sur. A las declaraciones de la familia se suma, como prueba de que ella creía que iba a viajar, el historial de las búsquedas en Google que hizo en los días previos a su desaparición: hasta el viernes a la mañana Cecilia rastreaba información sobre lugares en Buenos Aires, donde harían escala antes de dirigirse a Ushuaia.

La hora del crimen

El fiscal Cáceres Olivera habló hoy de tres elementos que comprometen a los suegros de Cecilia. El primero es la “premeditación”; el segundo, que consideran probado que ellos estaban en su casa (donde habría sido asesinada) a la hora en que los investigadores creen que se cometió el crimen; el tercero, que si estaban en su domicilio no pudieron permanecer “ajenos”. La casa no es tan grande.

“Entre las 12 y las 13 del viernes 2 de junio estimamos que César conjuntamente con sus padres le dan muerte a Cecilia. No tenemos determinada la causa ni la modalidad todavía. Estamos investigando”, dijo Cáceres Olivera, que reafirmó: “Los tenemos a los tres en el domicilio en esa franja horaria”.

Una cámara de seguridad registró a Cecilia entrando en la casa de la calle Santa María de Oro, con César, a las 9:15 de ese viernes. Es la última imagen que hay de ella. César después deja la casa y testigos relatan que estuvieron con él esa mañana. Para acreditar la hora del crimen son claves los rasguños que el sábado se le vieron a Sena -y que quedaron registrados en una foto-. El fiscal dijo que está probado que no los tenía antes del mediodía. “Sabemos que César no se encontraba lesionado a la mañana. Fue visualizado por varios testigos. Y sí [tenía los rasguños] después de salir de su domicilio a las tres horas”, dijo Cáceres Olivera.

Fue Gustavo Obregón, el único empleado de la familia que colaboró con los fiscales quien aportó este dato. Ayer amplió su declaración y precisó que estuvo con César el viernes a la mañana, después del horario en que Cecilia ingresó a la casa del matrimonio Sena. Según Obregón, almorzaron cerca de las 11 en un lugar que llaman “Casa 8″ y en ese momento César no tenía rasguños. Su declaración refuerza la hipótesis de que el crimen fue después de ese horario, cuando los tres Sena ya estaban en la casa de la que Cecilia nunca salió.

Con estos elementos los investigadores preparan ahora la prisión preventiva, por homicidio agravado, de Emerenciano Sena, Marcela Acuña y César Sena.

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