El militante que se hizo juez gracias a Corach
Fue funcionario en la gestión de Menem
"¿Claudio Bonadío? Poco se puede decir de Claudio. Es huraño, inteligente, difícil, buen tipo, muy reservado", dicen algunos que sienten aprecio por él y trabajaron a su lado en el Poder Ejecutivo o en la Justicia. "No es un juez muy prolijo. Es imprevisible. Lo de ayer es un Bonadío típico ", dicen otros que no lo quieren, en referencia a su modo de abordar las causas.
Tan reservado es sobre su vida que muchos de sus colegas no tienen bien claro su pasado. "Yo siempre había escuchado que fue montonero. Pero hace unos meses empezó a decirse que era de Guardia de Hierro", dijo un juez federal. Guardia de Hierro, en los años setenta, era un grupo peronista de derecha, opositor al que lideraba Mario Firmenich. "Bonadío era de Guardia", confirman otros hombres que lo conocen de cerca.
Bonadío, que ahora tiene 47 años, es una de esas personas muy difíciles de catalogar. Pero, indudablemente, fue un militante del PJ y, si bien se recicló conforme pasaron los años, nunca dejó de tener esa impronta. Esto lo distingue, en su modo de obrar, de otros jueces federales.
* * *
Entre 1983 y 1990, mientras estudiaba abogacía en la Universidad de Buenos Aires, trabajaba, como asesor, a las órdenes del justicialista Marcos Raijer, en la Comisión de Industria del disuelto Concejo Deliberante.
El tiempo lo encontró en el lugar apropiado. "Su inteligencia lo hizo destacarse en un grupo de estudios del Frente Unidad Peronista (FUP), una corriente del PJ porteño que lideraban el fallecido senador Eduardo Vaca y Miguel Angel Toma.
Fue Vaca, que en esos años era amigo de Corach, que en 1989 le habló de Bonadío. Este, poco antes se había recibido de abogado, en 1988, cuando tenía 32 años. A partir de ese nuevo contacto, Bonadío cambió de jefe.
Corach lo hizo ingresar como asesor del Ministerio de Salud, que por entonces comandaba Eduardo Bauzá, que lo llevó luego a la Secretaría General de la Presidencia. Corach, cuando se hizo cargo de la Secretaría Legal y Técnica, nombró a Bonadío como subsecretario.
Tuvo la oportunidad de ser juez de Morón, pero esperó hasta que surgió el cargo de juez federal y pronto Domingo Cavallo lo incluyó entre los jueces de la "servilleta de Corach".
Desde ese momento, su nombre se hizo popular y su perfil fue alto. A partir de 2002 procesó a Víctor Alderete y a María Julia Alsogaray por distintas defraudaciones y también investigó el Plan Cóndor.
También fue noticia cuando una noche iba a una comida en compañía de un amigo y dos delincuentes lo atacaron. Bonadío, un experto tirador que jamás se separa de su arma, sacó su Glock calibre 40 y los mató.
Hace dos años, cuando investigaba una denuncia de sobornos en el Senado que hizo el diario Financial Times, exigió al periodista que revelara sus fuentes de información y cuando éste se amparó en el derecho constitucional a preservar el secreto, Bonadío salió a criticar a la corporación periodística y a la hipocresía de la sociedad. La Cámara Federal lo criticó en una nota y revocó su fallo.
La causa en la que ayer ordenó las detenciones había sido noticia en diciembre, cuando ordenó el arresto de 36 militares, ¿por qué dio el salto y también ordenó detener a montoneros? El motivo, quizá, sea tan complejo como la personalidad de este juez que, hace años, solía tener largas charlas con Rodolfo Galimberti.
lanacionarMás leídas de Política
Los candidatos mejor ubicados. Avanza el concurso para cubrir tres vacantes en el máximo tribunal penal del país
Cambios electorales. El Gobierno envió a Diputados la eliminación de las PASO y una reforma de la ley de partidos políticos
La reacción de la vice. Sorpresa y conmoción de Villarruel por las críticas de Milei