El mensaje de García Cuerva en Luján: un llamado urgente a construir la unidad que involucra a todos
El arzobispo de Buenos Aires participó de la caminata a Luján como un peregrino más; recorrió el trayecto de más de 60 kilómetros; pidió “tender puentes y generar consensos y acuerdos”
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En tiempos de marchas y movilizaciones con consignas enfrentadas, una pobreza que avanza, vetos y tensiones políticas, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, animó a “construir la unidad nacional tan anhelada”, en la misa de cierre de la peregrinación juvenil a Luján, que este año celebró su 50ª. edición.
El llamado a la unidad estaba expresamente formulado en el lema de la convocatoria –“Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad”– y el propio García Cuerva, como en años anteriores, participó de la caminata a Luján como un peregrino más. Partió a las 8 de la mañana del santuario de Liniers y llegó a la Basílica a las 21, luego de recorrer más de 60 kilómetros, junto con el vicario general de la Arquidiócesis de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, en un clima de alegría y oración, describieron quienes marcharon cerca de ellos.
Confiado en “la secreta alegría solidaria de que todos vamos para el mismo lado”, García Cuerva pidió tender puentes y generar consensos y acuerdos”, en una velada crítica, quizás, a los tonos agresivos que predominan en el escenario político.
A diferencia del año pasado, cuando la peregrinación a Luján coincidió con la campaña electoral, esta vez no se vieron en tramos del recorrido carteles con alusiones políticas, ni leyendas contra Javier Milei.
La patria al hombro
Fuentes eclesiásticas consultadas por LA NACION insistieron en que “el arzobispo le habló a toda la sociedad” y afirmaron que “el mensaje fue para todo el pueblo argentino y todos sus dirigentes”. No olvidó, sin embargo, a “los hijos que no llegan a fin de mes para alimentar a sus familias”.
“Madre, mira a este pueblo que está cansado, que está haciendo un enorme esfuerzo para sostenerse en la esperanza, para ponerse la patria al hombro y sobrellevar la crisis que nos atraviesa hace muchos años”, dijo, al aludir a una fórmula que citó en una homilía el cardenal Jorge Bergoglio, también en tiempos de crisis.
El arzobispo porteño rescató “el ideario de libertad y justicia”, pero marcó los puntos negativos que requieren una prioritaria y urgente atención. “Perdimos justicia, fuentes laborales, oportunidades y sueños. Seguimos buscando y no nos vamos a resignar”, fue otro de sus mensajes.
Como lo había hecho en su reciente mensaje pronunciado en la Semana Social organizada la semana última por la Comisión Episcopal de Pastoral Social, García Cuerva utilizó un lenguaje directo: “Frente a las crisis, los sabios buscan soluciones, los mediocres buscan culpables. Hay muchos mediocres que frente al lacerante y doloroso 52,9% de pobreza se pusieron a buscar culpables. Desde la Casa de María les pedimos, por favor, a todos: únanse detrás de dos o tres temas importantes para todos los argentinos”.
Y enfocó su reflexión hacia la necesidad de superar los enfrentamientos que siguen presentes en la sociedad argentina. “Bajo tu mirada [en referencia a la Virgen] buscamos la unidad. Tu manto celeste y blanco nos incentiva a seguir buscando la unidad de los argentinos, a no resignarnos al enfrentamiento constante, a profundizar las grietas y las heridas”.
García Cuerva apuntó también su mirada al flagelo del narcotráfico y las adicciones, al rescatar en su mensaje a “las madres agotadas que durante las noches salen a buscar a sus hijos a las calles y pasillos de los barrios atrapados por la droga”.
Los 50 años
Cientos de miles de peregrinos respondieron a la convocatoria de la Iglesia, que revalorizó la primera peregrinación, que nació por inspiración del sacerdote Rafael Tello en octubre de 1975, cuando una profunda crisis política y social jaqueaba a un gobierno constitucional, en las puertas del golpe militar de 1976. Uno de los curas jóvenes que participó de aquella marcha fue Oscar Ojea, hoy obispo de San Isidro y presidente del Episcopado.
Desde el Vaticano, donde participa junto al papa Francisco del Sínodo de los Obispos, Ojea expresó su adhesión por el medio siglo de la iniciativa.
En un gesto de adhesión, varios de los que marcharon en aquella peregrinación juvenil transmitieron en un mensaje su cercanía “a los que no tienen para comprar medicamentos, a los que están solos, a los enfermos y excluidos”.
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