El matrimonio con pasaportes argentinos detenido en Eslovenia afrontará un juicio secreto por espionaje
La pareja está acusada de trabajar en las sombras para el régimen de Vladimir Putin; sus hijos, nacidos en Buenos Aires, permanecen en un hogar de acogida temporal hace trece meses
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El matrimonio con pasaporte argentino detenido en Eslovenia afrontará un juicio secreto en ese país, acusado de espiar para el régimen de Vladimir Putin en toda Europa, confirmaron fuentes oficiales de ese país a LA NACION. De ser hallados culpables de espionaje y de utilizar información falsa en documentos públicos, la pareja podría afrontar hasta 8 años en una prisión de máxima seguridad.
La fecha de inicio del juicio secreto contra Ludwig Gisch y María Rosa Mayer Muños permanece en las sombras por razones de seguridad nacional, como muchos otros datos sobre sus arrestos por tropas especiales en diciembre de 2022, la investigación judicial que los tiene como acusados y el eventual destino que, de ser hallados culpables, afrontarán sus hijos, que nacieron en Buenos Aires, se mueven con pasaportes argentinos y son menores de edad.
Tanto la niña, de 10 años, como el niño, de 8 años –LA NACION se reserva sus nombres- permanecen alojados desde hace trece meses en un hogar de acogida temporal en las afueras de Ljubljana, la capital eslovena, bajo la custodia de personal especializado.
Sin embargo, desde que sus padres fueron detenidos el 5 de diciembre de 2022, ningún familiar se contactó con las autoridades eslovenas para interesarse por ambos menores o solicitar su custodia temporaria mientras se desarrolla el proceso penal contra Gisch y Mayer Muños, quienes permanecen encerrados e incomunicados en celdas aisladas.
Ante esa situación, la Cancillería argentina evalúa los pasos a seguir. El panorama es complejo. Gish y Mayer Muños no han reconocido integrar el servicio de espionaje ruso, y sostienen que esos son sus identidades, que él nació en Namibia –de padre austríaco y madre argentina- y que ella nació en Grecia –de padre austríaco y madre mexicana-.
Para las autoridades eslovenas, sin embargo, todos esos datos conformarían una pantalla. Gisch no sería de origen namibio, ni se llamaría así. Sería ruso y su nombre verdadero sería Artem Viktorovich Dultsev, aunque una versión más aproximada a la ortografía de su país natal sería Artjom Viktorovič Dulcev, según reveló la Fiscalía en un informe que presentó en los tribunales y quedó luego protegido por el secreto de sumario.
La madeja de mentiras se repetiría con Mayer Muños, quien no sería de origen griego, ni se llamaría así. Sería rusa y su nombre verdadero sería Anna Valerevna Dultseva, según detalló la Fiscalía en ese mismo informe confidencial, aunque una versión más aproximada a la ortografía de su país natal sería Ana Valerevna Dulceva.
¿Quién paga la defensa?
Según consta en la documentación que Gisch y Mayer Muños presentaron en Buenos Aires al requerir la ciudadanía argentina, él dijo ser un experto en informática que montó una pequeña firma especializada, tanto en Buenos Aires como en Ljubljana, en tanto que ella declaró dedicarse al mercado del arte, por lo que abrió un atelier y galería en Buenos Aires, lo que repitió al radicarse en la capital eslovena, tras la pandemia de 2020.
Tanto en la Argentina como en Eslovenia, además, Gisch y Mayer Muños se presentaron y movieron como una pareja de ingresos medios que vivió en un edificio del barrio porteño de Belgrano y luego se mudó a un chalet de un barrio de las afueras de la capital eslovena. Pero un dato captó la atención de la prensa local: los defienden cinco abogados, bajo la batuta del estudio jurídico Godec, Černeka & Nemec. ¿Quién abona sus honorarios?
Desde la propia Fiscalía evitaron confirmar o desmentir ese o cualquier otro dato vinculado al proceso penal en marcha. “La instrucción de este caso está clasificado como confidencial y, por tanto, no puedo informarle ningún otro detalle”, se excusó la fiscal jefa del distrito, a cargo de la acusación, Katarina Bergant, ante la consulta de LA NACION.
Bergant sí aclaró, sin embargo, que “el proceso [de tutela] de los hijos no es parte integral de nuestro procedimiento criminal” contra sus padres, aunque se abstuvo de aportar más precisiones. “No estoy autorizada, ni estoy totalmente informada, sobre las consultas que usted me plantea”, dijo.
Según salió a la luz durante los últimos meses, sin embargo, la Agencia Eslovena de Inteligencia y Seguridad (SOVA) había comenzado a seguir a Gisch y Mayer Muños en 2022 tras recibir una alerta de otra agencia europea, que podría ser el Servicio de Inteligencia Federal (BND), la rama internacional del espionaje alemán, tras la detección en Europa de otro “topo” del régimen de Putin.
¿Intercambio de prisioneros?
Como si fueran fichas de dominó, la caída de ese primer “topo” y el posterior arresto del matrimonio con pasaporte argentino precipitó otras detenciones y revelaciones por toda Europa. Entre ellas, la existencia de otra presunta espía rusa, Irina Alexandrovna Smireva, en Grecia, quien se movía con identidad y nacionalidad falsas, María Tsalla, mexicana.
Smireva o Tsalla decía ser fotógrafa y decía estar casada con otro sospechoso, Gerhard Daniel Campos Wittich, que en los papeles decía ser brasileño. Pero Cuando Gisch y Mayer Muños fueron detenidos en Eslovenia, Tsalla desapareció de sus lugares habituales en territorio helénico. El gobierno griego sospecha que retornó a Moscú, en enero de 2023, el mismo destino que tomó Campos Wittich.
En el caso de Mayer Muños, tras obtener la ciudadanía argentina en 2014, en septiembre del año siguiente se casó por civil con Gisch en Buenos Aires. Una pareja que dijo ser colombiana actuó como testigo: él, medico; ella, docente, ambos oriundos de Cali, y tampoco viven ya en la Argentina. Así consta en la copia del acta de matrimonio que la jueza federal Maria Servini remitió a Eslovenia a pedido de la jueza Tanja Tošič Bennigar.
La pregunta que desde hace meses sobrevuela sobre la pareja es si Rusia podría avanzar con un intercambio de prisioneros, tal como indicó Putin a mediados de diciembre durante una conferencia de prensa. Sin jamás aludir a Gisch o Mayer Muños por sus nombres, el mandatario afirmó estar dispuesto a escuchar una oferta de la Casa Blanca a cambio de los ciudadanos estadounidenses Paul Whelan y Evan Gershkovich, presos en Rusia.
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