Internas del poder: el loteo en los ministerios no rige para La Cámpora y el Instituto Patria
Desde el 10 de diciembre de 2019, cuando desembarcó el presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada, se instaló la idea de que el armado de los equipos ministeriales se hizo a través de la modalidad del loteo horizontal para respetar la cuota parte de las diversas facciones que integran el Frente de Todos. El caso más emblemático es Desarrollo Social donde convive un moderado, proveniente del massismo, como Daniel Arroyo al frente de la cartera, una camporista como Laura Alonso en la Secretaría de Inclusión Social, también Emilio Pérsico y Daniel Menéndez en el área de Economía Social, referentes de las organizaciones sociales, y hasta un representante de los barones del conurbano como Carlos Aguilera (hombre de confianza del intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta), en Articulación Social.
El otro ejemplo que se cita es la cartera de Justicia y Derechos Humanos, donde convive una albertista como Marcela Losardo y un kirchnerista de pura cepa como Juan Martín Mena como número dos, además del integrante de La Cámpora,Horacio Pietragalla, en Derechos Humanos. Hasta en la Agencia de Administración de Bienes del Estado, el sciolista Martín Cosentino tiene de vicepresidente al camporista Juan Debandi, quien fuera derrotado en Tres de Febrero por Diego Valenzuela. Sin embargo, con el correr de los meses pudo comprobarse que en los ministerios o áreas donde el titular está alineado al Instituto Patria la conformación es más homogénea y no se registraron loteos, sobre todo cuando los que ocupan los despachos principales son del camporismo.
Bastan como referencia desde el inicio de esta administración el Ministerio del Interior y el PAMI. Eduardo De Pedro pudo conformar su equipo con colaboradores del camporismo o sectores afines. Su viceministro es José Lepere, para muchos el futuro sucesor de Mariano Cascallares en el municipio de Almirante Brown, y milita hace años en la organización que conduce Máximo Kirchner. Debajo del secretario de Interior aparece una excepción que confirma la regla porque ahí desembarcó un dirigente que no es kirchnerista puro como Pablo Fontdevila. Mientras que la obra social de los jubilados es manejada en tándem por dos camporistas: Luana Volnovich y Martín Rodríguez, serio aspirante a reemplazar a Zabaleta en Hurlingham en 2023.
Asimismo, la llegada de Fernanda Raverta a la Anses en lugar de Alejandro Vanoli puso fin al loteo en ese organismo ya que el número es Santiago Fraschina, a quien señalaban en el entorno de Máximo Kirchner como el controler camporista del economista que fue despedido. Ahora ese enorme presupuesto quedó en manos de esa agrupación kirchnerista. Raverta puso incluso en la estratégica Subdirección de Prestaciones a Marina Moretti, referente de La Cámpora de San Andrés de Giles. Mientras tanto, en las regionales y las Unidades de Atención Integral (UDAI) siguen nombrando dirigentes de la estructura de Máximo.
El otro dato peculiar se percibe en la gestión bonaerense de Axel Kicillof. Si bien el gobernador arrancó llenando los casilleros con gente de su confianza como Carlos Bianco en la Jefatura de Gabinete, Federico Thea en la Secretaría General o Augusto Costa en el Ministerio de la Producción, lo cierto es que el camporismo también pudo colocar sus cuadros en lugares estratégicos. Además, el desembarco de Andrés Larroque en el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires fue recibido en el mundo político como la consolidación de La Cámpora en el poder institucional con llegada territorial. "El Cuervo" nombró como subsecretaria de Políticas Sociales a Juliana Petreigne, militante camporista de Rauch y reemplaza a la otra integrante de esa organización que se mudó a la Anses con Raverta: Moretti. Es decir, Larroque completó su equipo con autonomía y no hubo loteo.
En el Poder Legislativo es donde La Cámpora tiene su mayor peso. En el Congreso de la Nación, es Máximo quien oficia de jefe de bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados. En la provincia de Buenos Aires, presiden los bloques de ambas cámaras: Facundo Tignanelli en Diputados y Gervasio Bozzano en el Senado. Tignanelli, oriundo de La Matanza, es uno de los armadores de Máximo en el conurbano. Bozzano, nacido en Maipú, distrito de la Quinta Sección Electoral, quien anteriormente se desempeñó como Secretario Parlamentario de la Cámara de Diputados de la Nación. Y espera volver a competir por la comuna de su pueblo.
Un párrafo aparte merece el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Federico Otermin. Otro dirigente que no inició su militancia en el camporismo, pero ha logrado una excelente relación con el hijo de Cristina Kirchner, de acuerdo a lo que comentan en la Legislatura bonaerense. Viene de ser la mano derecha del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, y se ha transformado en el garante del acuerdo entre Máximo y el jefe comunal que le permitió llegar a un cargo tan estratégico que pretendía Carlos "Cuto" Moreno, kirchnerista histórico. Lo concreto es que Kicillof no tiene tropa propia en el Legislativo.
En el Ministerio de Gobierno, la cartera política por excelencia, tampoco hubo loteo ya que su titular es la kirchnerista Teresa García y además está el primo de Wado De Pedro, Santiago Revora, como secretario de Asuntos Municipales. A cargo de la Dirección provincial Región Conurbano aparece Leandro Decuzzi, que viene de ser concejal de Lanús. Ambos funcionarios tienen el vínculo con los jefes comunales. La Cámpora también conduce IOMA, la obra social estatal, que el año pasado contó con un presupuesto de $53.552.590.500. Su titular es Homero Giles, que responde políticamente al viceministro de Salud, Nicolás Kreplak, quien inició su militancia en el grupo de Máximo, y que ahora controla esa cartera ya que según cuentan en La Plata tiene más peso que Daniel Gollian con designaciones propias en varias subsecretarías y direcciones.
"Los chicos controlan a piacere las áreas que manejan y tienen gente en todos los ministerios que en el reparto fueron para otros sectores", dicen voceros oficiales, como una forma de exponer que el renombrado loteo horizontal no fue parejo para todos. ¿Quizás una decisión estratégica de Cristina Fernández de Kirchner para que no parezca tan contundente la influencia de su tropa? Todo parece indicar que los albertistas y el massismo no tuvieron tanta suerte en los nombramientos de los organismos bajo su órbita.
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