El kirchnerismo hizo una demostración de poder, pero hay matices internos detrás del clamor por Cristina
Coinciden en instalar la “lucha por la proscripción”, pero no todos pretenden insistirle a la vice para que sea candidata; los distintos caminos para la acumulación política
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“Vayan. Yo la conozco y no creo que dé el brazo a torcer”. Máximo Kirchner respondió así a la idea de los sindicalistas K que, durante la reunión del PJ, propusieron tocarle la puerta a Cristina en el Senado para pedirle que revea su decisión de no ser candidata este año. La moción corría por cuenta de Sergio Palazzo (La Bancaria), Abel Furlán (UOM) y Hugo Yasky (CTA).
El líder de La Cámpora había recibido a un grupo de gremialistas K unos días antes y ya los había escuchado decir que querían que Cristina se vuelva a subir a la pelea electoral. Les recomendó que lo hablaran directamente con ella, aunque advirtió que es difícil que la exmandataria haga un giro. La escena se repitió luego en la sede de Matheu.
Máximo Kirchner cree -así lo dijo a fines de 2022- que su madre ya sufrió un “desgaste” muy grande como para volver a someterse a las urnas. En el mismo sentido se pronunció el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, otro dirigente del primer anillo de la vice “Yo creo que a Cristina no se le puede pedir más porque dio todo. Yo no le pediría más en lo personal, pero la fuerza política está pidiendo su participación”, dijo el funcionario el viernes en Radio Con Vos.
El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, anunció que habrá una “comisión” que hablará con Cristina. “Una estrategia para convencerla y que desista de su voluntad de no presentarse, pero al mismo tiempo, un plan de acción”, dijo en Twitter.
Un colaborador cercano a la vicepresidenta aseguró que el clamor por “Cristina candidata” que se escenificó en Matheu no fue “premeditado”. “No está digitado desde el Senado, Cristina no necesita eso. Lo que hay es deseo de dirigentes de que ella esté en la boleta porque todos leen encuestas”, aseguró.
Matices internos
El kirchnerismo hizo una demostración de fuerza en la reunión del PJ. Impuso su agenda, puso en jaque a la candidatura de Alberto Fernández y ubicó a la lucha contra la “proscripción” al tope del documento conjunto. Pero, hacia adentro, persisten los matices y cierta desorientación sobre el camino a seguir.
“Hay un consenso de que Cristina es la conductora objetiva del espacio y que no se puede prescindir de su figura. De ahí, algunos creen que hay que ir a pedirle que revise su decisión. Y otros, como Wado o Máximo, creen que no se le puede pedir más. Pero lo que hay que tener es un plan de acción y de acumulación política que rompa la proscripción”, dijo a la nacion un importante colaborador del campamento K.
La vicepresidenta dio tres mensajes distintos a finales del año pasado. Primero -con un mega acto en La Plata bajo la consigna “La fuerza de la esperanza”- se mostró en carrera. Luego, tras su condena en la causa Vialidad, anunció que no sería candidata “a nada”. Y a fines de diciembre, en Avellaneda, aclaró que no hizo un renunciamiento sino que hay una “proscripción” en su contra. “Con eso cada uno hizo algo distinto”, reconoció un colaborador de ese espacio.
Las diferencias se evidencian incluso al interior de la cúpula de La Cámpora. La agrupación está en un proceso de replanteo. El ministro de la Comunidad bonaerense y armador territorial, Andrés “Cuervo” Larroque lanzó una nueva agrupación, La Patria es el Otro, en la que aglutinó a distintas organizaciones filokirchneristas para militar en la calle y “romper la proscripción”, un concepto acuñado por él.
Habilitado por la vice, Larroque es el responsable de los afiches que rezan “¡Proscripción, un carajo!” con los que empapeló las calles. “Lo que busca el Cuervo es generar una masa crítica que le ponga un límite social a la Justicia y eventualmente generar las condiciones para que Cristina sea candidata”, interpretó una fuente del kirchnerismo.
De Pedro, en paralelo, siguió dando pasos para instalarse como potencial candidato presidencial, en caso de que la vice lo entronice. Y Máximo Kirchner, que veía el proceso electoral de este año con cierto escepticismo, volvió a involucrarse de lleno con su aparición sorpresiva en la reunión del PJ. “Él diálogo con los compañeros lo llevó a convencerse de que tenía que ir, que iba a ser una reunión clave”, dijo un colaborador de diálogo con el diputado.
La indefinición se refleja en la agenda de movilizaciones K. A esta altura, no está claro qué hará el kirchnerismo el 24 de marzo, pese a que hace algunas semanas se hablaba de una fuerte demostración callejera en apoyo a la vice.
En lo que coincide todo el arco K, y La Cámpora en particular, es en neutralizar el plan de reelección de Alberto Fernández. “Lo que no queremos es perder las elecciones por caprichos personales”, lanzó un colaborador del kirchnerismo. La fórmula elegante de los seguidores de Cristina fue advertir que es extraño que un presidente en ejercicio compita en una interna. Además, lo apuraron para que defina su situación.
Fernández, en cambio, está plantado en sostener la indefinición hasta mayo, mientras sigue en pose de campaña.
En el cierre de la reunión del PJ, el Presidente quiso pasar en limpio las conclusiones de la reunión. Cuando abordó la situación de Cristina, dijo que había que manifestar “solidaridad” con la vice. Los representantes del kirchnerismo le hicieron saber que esa expresión tenía gusto a poco. Están decididos a tomar acciones más drásticas.