El juego críptico de Gerardo Morales divide aguas en la UCR y mantiene en estado de alerta a Mauricio Macri
El gobernador de Jujuy y presidente de la UCR confrontó con Mauricio Macri por su vínculo con Sergio Massa y se mostró alineado con Horacio Rodríguez Larreta para impulsar el veto contra Javier Milei; su plan para 2023
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El juego críptico del radical Gerardo Morales divide aguas en la UCR y mantiene en estado de alerta a los líderes de Pro, sobre todo a Mauricio Macri. El expresidente desconfía de los movimientos del gobernador de Jujuy y de sus diálogos subterráneos con el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Es más, no quedó conforme con la extensa explicación que brindó el jujeño en la última reunión cumbre de Juntos por el Cambio sobre su charla telefónica con Massa por las vacantes en el Consejo de la Magistratura y teme que la UCR pergeñe una ruptura con el macrismo con miras a las elecciones presidenciales de 2023. Morales, quien había dejado trascender que sospechaba que Macri estaba detrás de una “operación” para esmerilar su figura, intentará mantener un encuentro a solas con el fundador de Pro durante las próximas semanas para limar asperezas.
¿Qué busca Morales? ¿Confronta con Macri y los “halcones” para fortalecer a la UCR y posicionarse en la pelea por la Presidencia o para fraccionar Juntos por el Cambio? ¿Aún anhela una alianza electoral con Massa? ¿Apuesta a acumular poder en el partido para disputar el liderazgo de la coalición opositora o para negociar con Pro un lugar en la fórmula? ¿Impulsa con sigilo una reforma constitucional en Jujuy que lo habilite a competir por un tercer mandato?
La hiperactividad que exhibe el jujeño desde que asumió como jefe del partido centenario y sus contactos con el presidente Alberto Fernández o referentes del Frente de Todos también despiertan ruidos y resquemores en las filas del radicalismo. Pese a que logró sellar una lista de unidad en diciembre para ser ungido como presidente, las diferencias entre Morales y Evolución Radical, el espacio que lidera Martín Lousteau, siguen latentes. De hecho, el radicalismo aún no pudo unificar sus bancadas en Diputados.
El sector del jefe del interbloque de senadores de Juntos por el Cambio, Alfredo Cornejo, tampoco oculta sus matices con Morales. Incluso, segundas y terceras líneas del partido dejan trascender su malestar por la apuesta del jujeño a confrontar con el Pro y, a la vez, mantener los puentes de diálogo con Massa, enemigo acérrimo de Macri.
Escurridizo, Morales se muestra desafiante ante sus socios de Juntos por el Cambio. Tras el affaire por el Consejo de la Magistratura -calificó las versiones como una “operación, una total falacia e infamia”-, el titular de la UCR redobló la apuesta: insiste en que nadie le va a decir con quién puede hablar y con quién no (un tiro por elevación a Macri) y reiteró que no volvería a votar al expresidente, en caso de que decida competir en 2023. Una nueva coincidencia con Elisa Carrió, líder de la CC. Ambos actuaron en tándem en el debate por la deuda.
Tras la polémica por sus lazos con el oficialismo, Morales ratifica su estrategia: procura que la UCR recupere la centralidad en el mapa político y que abandone el papel secundario que tuvo en JxC durante el mandato de Macri. Su objetivo, repiten sus laderos, es que el conglomerado opositor se reconfigure y se presente como una fuerza de centro, para exhibirse como una alternativa de gobierno en 2023.
Para eso, aventuran los escuderos de Morales, es necesario tomar distancia del rumbo de la gestión de Macri, fortificar la cosmovisión del radicalismo en la discusión del programa económico de la fuerza e incorporar a sectores del peronismo que no comulgan con el kirchnerismo. Con ese trasfondo, el jefe de la UCR busca ganar visibilidad y confronta con sus contrincantes en la carrera hacia la Casa Rosada. “Choca para construir, pero va a terminar abollado”, dicen sus rivales internos.
Ayer, el gobernador de Jujuy volvió a disparar contra el oficialismo y sus aliados de Juntos por el Cambio al participar de una reunión del Consejo Económico y Social y la Organización de Estados Iberoamericanos. Con un discurso antigrieta, Morales apuesta a mantenerse en el centro del ecosistema político y pulsea para que JxC se aleje de los extremos. Por ese motivo, jugó a fondo en el debate por el acuerdo con el FMI por la deuda que contrajo Macri por 44.500 millones de dólares. A sus socios de Pro los acusó de haber especulado con un default. También tejió en la última cumbre de Juntos por el Cambio para cerrarle la puerta a una eventual alianza con el libertario Javier Milei. En esa cruzada encontró un nuevo aliado: Horacio Rodríguez Larreta. Mientras Macri pone la mira en Morales -ya chocaron por la reivindicación a Carlos Menem y las negociaciones con Massa-, el jefe porteño busca administrar las tensiones con la UCR para evitar una ruptura. “Piensan parecido sobre cómo debe pararse Juntos por el Cambio”, dicen en la cúpula del partido radical. Hay dirigentes del espacio que sospechan que impulsó la inclusión de Milei en el comunicado para “tapar” el culebrón por su diálogo con Massa.
En el macrismo y en un sector del radicalismo no quedaron conformes con la explicación de Morales sobre su diálogo telefónico con Massa por las designaciones en el Consejo de la Magistratura. Califican de “sospechosa” su relación con el tigrense. “Si tiene melena, una cola y ruge, es difícil que no sea un león”, desliza un jerarca de Pro.
En el último cónclave de Juntos por el Cambio, Macri le recomendó a Morales que se alejara del titular de la Cámara de Diputados para evitar que lo “enrede”. También le reprochó que lo haya señalado como supuesto autor de una “operación” mediática para desgastarlo.
Táctica defensiva
Ante la arremetida del expresidente, Morales busca disipar las sospechas. Advierte ante sus socios que no pretende incorporar a Massa ni romper Juntos por el Cambio. Es más, se jacta de que el Frente Renovador no forma parte de su gestión desde 2019, cuando el tigrense selló su regreso al kirchernismo.
En paralelo, mandó a difundir un listado con las votaciones de María Gabriela Burgos y Jorge Rizzotti, sus históricos laderos en Diputados, para ahuyentar la idea de que ambos respondieron más a los intereses del gobierno de Fernández que a los de Juntos por el Cambio. Según el cálculo del pope radical, Burgos, quien ya terminó su mandato, votó cinco veces con el kirchnerismo y Rizzotti, seis.
Hubo una votación en la que fueron los únicos que se desmarcaron: el impuesto a la riqueza, un proyecto impulsado por Máximo Kirchner. Ambos se ausentaron a la hora de pronunciarse sobre la quita de fondos de coparticipación a la Ciudad en diciembre de 2020, una maniobra que favoreció al oficialismo.
El titular de la UCR jura ante propios y extraños que solo respaldaría el proyecto de reforma del Consejo que impulsó la UCR, es decir, el dictamen en minoría que firmaron Cornejo, Luis Naidenoff y Humberto Schiavoni (Pro) en el Senado. En ese texto trabajaron Ricardo Gil Lavedra y Ernesto Sanz.
Cerca de Morales reconocen su interés por la vacancia del juzgado federal con competencia electoral de Jujuy, pero niegan que haya negociado con Massa para cubrir ese puesto estratégico. Para ese cargo, el jefe del radicalismo impulsa a Mariano Zurueta y Esteban Hansen, quienes quedaron relegados en el concurso. ¿Le transmitió su inquietud a la consejera Graciela Camaño?
Su plan para 2023
Además, Morales tiende puentes para aplacar las tensiones y enviar un mensaje de unidad en la Convención Nacional de la UCR, prevista para el 27 de mayo próximo. En esa reunión cumbre, el radicalismo elegirá autoridades. Y Morales teje para lograr una lista de unidad, que encabezaría Gastón Manes, hermano y armador del neurólogo que aspira a pelear por la sucesión de Fernández. Para armonizar el clima interno, el jujeño planea invitar al cierre del evento a sus socios de Pro y la CC: Macri, Larreta, Patricia Bullrich y Carrió, entre otros.
Ese día el jujeño pretende enviar una señal: si bien solo elegirá las autoridades de la Convención, la UCR ratificará su pertenencia a Juntos por el Cambio. También procura exhibir una mayor sinergia con Lousteau y lo invitará a recorrer varias provincias. En su reciente visita a Córdoba, Morales impulsó a Rodrigo de Loredo, alfil de Evolución, como candidato a gobernador. Esa jugada, que enardeció a Luis Juez (Frente Cívico), aliado de JxC en el segundo distrito electoral más grande del país, no cayó bien en la tropa de Lousteau. Es que De Loredo podría ir por la intendencia de la ciudad de Córdoba si avanza un acuerdo en el frente opositor para ungir a Juez.
Morales quiere que la UCR llegue a la contienda por la presidencia con un solo candidato. Y aspira a llegar a un acuerdo con Manes, para evitar un enfrentamiento. Cornejo, en cambio, anticipó que podría haber más de un postulante y no descartó una interna cruzada, con fórmulas mixtas. “Yo voy a correr hasta el final”, avisó.
Mientras que sus detractores en Juntos por el Cambio especulan que intenta acumular poder en todo el país con el objetivo de negociar con el presidenciable del espacio que mejor llegue a la elección, la oposición en Jujuy sospecha que Morales activó un operativo para reformar la Constitución provincial y habilitar la chance de acceder a un nuevo mandato. Lo expresaron el senador kirchnerista Guillermo Snopek y Oscar Agustín Perassi, exministro de Gobierno y Justicia de Jujuy. Morales rechazó esas versiones.
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