El jefe de Hacienda jugó de pívot y lanzó un mensaje de austeridad
La atmósfera, como cada vez que se pone en marcha un proyecto, era tensa. Por eso, el ministro de Producción, Francisco Cabrera , entendió que era momento de intervenir. Apenas pisó la sala de reuniones que tiene el flamante ministro coordinador Nicolás Dujovne en el Palacio de Hacienda le apuntó al titular de la Anses, Emilio Basavilbaso . Las risas, como un estruendo, inundaron el salón. El chiste, que nadie se animó a reproducir, sirvió de catalizador para distender el ambiente.
Ese fue el comienzo del primer encuentro de la denominada mesa de coordinación macroeconómica con Dujovne a la cabeza, de la que participaron Cabrera, Juan José Aranguren (Energía), Luis Miguel Etchevehere (Agroindustria), Rogelio Frigerio (Interior), Luis Caputo (Finanzas), Jorge Triaca (Trabajo), Andrés Ibarra (Modernización) y Basavilbaso. Por su parte, Guillermo Dietrich (Transporte) y Gustavo Santos (Turismo) no participaron por encontrarse de viaje.
"Fue una buena reunión, estamos conformes", dijeron allegados al ministro de Hacienda.
Según pudo reconstruir LA NACION, el titular del Palacio de Hacienda les dijo a sus pares que estaba dispuesto a asumir los costos de ser la cara visible del ajuste que viene, pero les reclamó ayuda y solidaridad para cumplir con las metas.
Los ministros se comprometieron a llevar ejemplos concretos en la próxima reunión, que se realizará en dos semanas. "Hubo un compromiso de todos por mayor austeridad", dijeron testigos del cónclave.
También hubo acuerdo entre todos los presentes de compartir el costo político por encabezar el ajuste o, en palabras del presidente Mauricio Macri , el nuevo ritmo que le imprimirán al gradualismo.
Una de las particularidades fue la participación de los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui , que por primera vez jugaron de visitantes. Desde Hacienda informaron que fueron invitados por Dujovne, aunque su presencia también se leyó como un respaldo de Macri tras el reacomodamiento de poder dentro de la Casa Rosada.
El objetivo prioritario es la reducción del déficit fiscal; en eso estuvieron todos de acuerdo. Ese es, incluso, el mandato que le dio el jefe del Estado a Dujovne, que ayer estuvo acompañado por las principales espadas de su equipo: los secretarios Rodrigo Pena (Hacienda) y Sebastián Galiani (Política Económica), y el coordinador general Guido Sandleris.
Ante sus colegas -quienes lo calificaron como un primus inter pares-, el nuevo ministro coordinador les explicó que articulará la política fiscal, la estrategia de crecimiento, la ejecución presupuestaria y el control de la inflación, esto último en coordinación con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger .
Dujovne se sintió "cómodo" en su nueva función. Abrió el encuentro con una breve introducción, donde expuso el cuadro de situación, y después ofició de "pívot" de la conversación, que duró poco más de una hora.
A partir de ahora, Dujovne también se reunirá con cada uno de los ministros de la mesa por separado para evaluar "las propuestas de austeridad" que cada uno presentará.
Es que, como adelantó LA NACION, el ministro de Hacienda administrará su poder de veto sobre sus pares para habilitar gastos. Esa es la facultad que le transfirió Macri, que así envió un claro mensaje a dos interlocutores: el Fondo Monetario Internacional (FMI) -Dujovne está al frente de la negociación con el organismo multilateral de crédito- y a los mercados, que le habían reclamado al jefe del Estado un interlocutor más fuerte. La imagen que difundió ayer Presidencia con el ministro de Hacienda en el centro de la escena no fue ingenua. Fue, según explicaron fuentes oficiales, la ratificación de esos objetivos.
Así, se puso en marcha uno de los cambios más importantes que tomó Macri tras la crisis cambiaria.
Werning, la primera víctima de Dujovne
El empoderamiento del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, al frente del equipo económico tuvo su primer efecto concreto: el subsecretario de Coordinación y Análisis Económico, Vladimir Werning, el economista más cercano del jefe de Gabinete, Marcos Peña, renunció ayer a su cargo.El economista que recomendó al Gobierno modificar las metas de inflación en la ya fatídica conferencia de prensa del 28 de diciembre último se convirtió así en el primer desplazado."Se le ofrecieron alternativas, pero no tenía sentido continuar con la subsecretaría en el marco del nuevo organigrama", habían anticipado fuentes oficiales. El exejecutivo del JP Morgan entendió que ya no tenía lugar en la toma de decisiones; así, dio por cerrada su participación en el Gobierno.
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