El Hospital Austral, una fortaleza militarizada por la operación
Custodios revisan cada auto que ingresa; el Gobierno estudió a los médicos y enfermeros
Custodios privados que revisan cada auto que ingresa, prohibición de que cualquier persona ajena a algún familiar internado entre en el hospital, estricto control de los pacientes e instrucciones directas para los enfermeros y empleados sobre lo que pueden o no hacer. Ese clima de fuerte tensión y nerviosismo se vive en el Hospital Universitario Austral, en Pilar, donde hoy será operada Cristina Kirchner, y en el que permanecerá internada por lo menos hasta el próximo sábado.
Por la tarde, efectivos del Grupo Halcón de la policía bonaerense ocuparon la azotea y las inmediaciones del hospital.
Sólo están abiertas dos entradas del predio universitario de unas 97 hectáreas (que también abarca la Facultad de Medicina y de Enfermería de la casa de altos estudios): la del hall central y la de proveedores, por donde se recibe a los trabajadores y en el que hay un estricto control de documentos y bolsos. Salvo emergencias, el resto de las personas entra por el ingreso principal, situado en la avenida Perón al 1500.
Ver El Hospital Universitario Austral en un mapa ampliado
Guardias privados custodian la puerta del predio, donde ayer se confundían periodistas, móviles de televisión y militantes kirchneristas que se acercaron para brindar su apoyo a la Presidenta . Todos tenían prohibido ingresar en el hospital. A cada auto que ingresó se le revisó el baúl y a sus ocupantes se les exigió una identificación y el motivo de la visita. Quienes se acercaban caminando eran derivados a la recepción del hospital. Si no visitaban a ningún familiar ni necesitaban atención médica, se los invitaba a retirarse.
Las medidas de seguridad también alcanzaron al personal. El Gobierno analizó los datos y antecedentes de los enfermeros y médicos que trabajarán los días en que será operada y permanecerá en observación Cristina Kirchner. Los empleados recibieron un correo electrónico en el que se les dieron estrictas indicaciones sobre cómo comportarse y la confidencialidad exigida en cuanto a la información, sobre todo si tiene que ver con la internación de la Presidenta. "No podemos decir nada, nos lo tienen prohibido", relató una empleada a este diario.
Desde la oficina de prensa del centro de salud se negaron a brindar cualquier dato vinculado con la jefa del Estado. También aclararon que ahora "la prensa [por la información que se difunde al público y a pacientes] está a cargo de Presidencia".
A su vez, por el dispositivo de seguridad, el hospital suspendió cirugías e internaciones programadas de antemano y reprogramó su agenda de tratamientos. "Se suspendieron las cirugías", fue la explicación que días atrás escuchó un paciente oncológico de gravedad -cuya identidad se preserva- que iba a ser operado esta semana, para lo cual debía viajar desde el interior.
El jueves pasado, desde el hospital explicaron a LA NACION que ni siquiera su director estaba autorizado a dar información, por indicación del Gobierno. Extraoficialmente, sin embargo, confirmaron que "se están reorganizando las cirugías por la operación de la Presidenta".
Ayer se modificó la información difundida por el sanatorio, que en su página web consignó: "El Hospital Austral funcionará durante esta semana de manera normal, no se alterará la atención prevista de pacientes". Cuando LA NACION consultó por este anuncio, que se contradice con la situación que debieron enfrentar algunos pacientes, en el hospital dijeron que se trató de despejar "rumores que circulaban por Internet".
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