El hijo de Soria admitió que su madre sufría de celos
Conmocionante relato de la noche en que Susana Freydoz asesinó al gobernador; hoy siguen las declaraciones
GENERAL ROCA, Río Negro.– "Mi familia siempre fue una revolución, pero esa noche mucho más", dijo Martín Soria , el hijo del ex gobernador Carlos Soria y Susana Freydoz , al relatar las últimas horas de su padre. Y sin más vueltas admitió que su madre sufría "celos enfermizos" que la llevaban a automedicarse con antidepresivos.
El hijo del gobernador de Río Negro, que falleció cuando le disparó su mujer, declaró ayer ante la Justicia y dijo que los celos de Susana Freydoz nunca habían concluido en violencia física hasta la madrugada del Año Nuevo de este año, que terminó con un asesinato.
Martín Soria no pudo contener el llanto en más de una oportunidad durante su extenso relato de dos horas ante la Cámara Primera en lo Criminal de General Roca. Su imagen pública como intendente de esta ciudad no impidió un testimonio espontáneo. Se quebró una y otra vez al recordar las últimas horas de vida su padre, a quien vio fallecer en un quirófano del hospital local, cuando los médicos intentaron reanimarlo luego de haber recibido un disparo en el rostro.
"Así se murió mi viejo", dijo Soria (h.) luego de explicar en detalle los últimos segundos en el hospital, cuando observó en la mirada de los médicos de guardia que ya no había nada por hacer para salvarle la vida al gobernador.
Martín Soria relató un vínculo entre sus padres –ambos de carácter fuerte– signado por los celos y las discusiones de alto voltaje, aunque aclaró que su padre "jamás la golpeó, jamás le tocó un pelo, nunca hubo violencia física, ni amenazas de golpes. Me duele que digan eso", señaló en referencia a los trascendidos de la existencia de violencia doméstica, teoría que a pocas horas de la muerte del mandatario abonó el juez del Superior Tribunal de Justicia de Río Negro, Víctor Sodero Nievas.
El joven también refutó la existencia de infidelidades por parte de Soria, hecho que según el abogado de la mujer, Alberto Richieri, había sido el detonante del crimen. Aunque sí confirmó los "celos enfermizos" de su madre, que se automedicaba con antidepresivos y ansiolíticos desde hacía 2 años.
Un bravucón
Se sabía que Soria era bravucón. Siempre llevaba consigo un arma "para sentirse seguro", dijo su hijo aunque señaló que dudaba que ese revólver –un Smith & Wesson que había sido de su abuelo– funcionara realmente. Eso lo terminó de comprobar cuando encontró a su padre tendido en la cama de su habitación, bañado en sangre y con un orificio debajo del ojo izquierdo.
La noche del crimen –coincidió con otros testigos– la situación era más tensa que de costumbre, a tal punto que esa tarde advirtió a sus padres que "si se siguen peleando así yo no voy a la cena". Pero finalmente acudió a celebrar el Año Nuevo en familia. Durante el festejo eran 15 personas en total en la casa de Paso Córdoba, que quedó sin invitados alrededor de las 4 de la madrugada.
Martín regresó a esa casa minutos más tarde desde la ciudad cuando le avisaron por teléfono que algo terrible había sucedido. "Nunca me voy a olvidar la imagen que vi cuando llegué, el cuadro con el que me encontré, había sangre por todos lados", dijo. Recordó además que el primer momento que vio a su madre tras ver a su padre aún agonizando, le gritó: "Hija de puta, ¿qué le hiciste a papá?".
Martín Soria fue el único de los hijos del matrimonio que declaró ante el público y la prensa por su condición de funcionario público.
El lunes pasado, María Emilia y ayer Carlos (h.) –sus hermanos– testificaron a puertas cerradas, como también lo hará Germán, el cuarto hijo, que no se encontraba en General Roca la madrugada del crimen y que prestará hoy declaración ante el tribunal, junto a un médico y un enfermero que asistieron a Soria agonizando en la chacra antes de su traslado en ambulancia.
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