El Gobierno tentó a Urquía para la hidrovía. Rechazo del empresario y convicción de que no debe ser estatal
El cordobés de AGD apoyó a Fernández como candidato. Lo consultaron para ser parte de un consorcio que se haga cargo del canal clave para las exportaciones
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CORDOBA.- Algunas de las últimas decisiones del gobierno de Alberto Fernández impactan directamente en la actividad de un empresario que lo apoyó abiertamente en la campaña, Roberto Urquía. La reestatización de la hidrovía es una preocupación grande para el grupo porque buena parte de la competitividad de Aceitera General Deheza (AGD) depende del canal. Desde el Gobierno quisieron acercarlo al negocio y recibieron una negativa rotunda.
El empresario -de histórico perfil bajo- prefiere no hablar públicamente, pero desde su entorno señalan que no hay enojo sino “decepción” con algunas decisiones del Presidente; la expectativa era otra. No lo terminan de explicitar, pero no estimó que el Instituto Patria tendría el nivel de injerencia que alcanzó.
La preocupación central del grupo hoy es la hidrovía y no la finalización de la concesión de los trenes de carga (Nuevo Central Argentino es de AGD), ya el modelo mixto va en línea con lo que hace el mundo.
LA NACION pudo confirmar que durante varios meses hubo intentos del Gobierno de sumar a Urquía a la concesión de la hidrovía como parte de un consorcio. Los mensajeros recibieron siempre una negativa. No es la primera vez que hay intentos de este tipo, en su momento chequearon si quería integrar un ente que se hiciera cargo de Vicentín cuando apostaban a la estatización de la cerealera.
Después del intento frustrado con AGD hay trascendidos de contactos con Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería. La idea es tener una “pata argentina” en un grupo con chinos.
Fuentes cercanas a AGD aseguraron a este diario que “nunca” analizaron la chance de competir por la concesión de la hidrovía porque están “convencidos” de que es una obra “crucial” para el país y hay que afrontarlo “con máxima seriedad y capacidad técnica”. Mencionan, por ejemplo, que la actual situación del río es “crítica” por la bajante y no permite “improvisaciones”.
“Más que administrar empresas el Estado debe controlar”, insisten los allegados al cordobés. Esa posición marca una brecha con el pensamiento del Gobierno. Urquía suele hacer llegar su posición sobre algunos temas claves al Presidente a través de algunos funcionarios.
Desde otras compañías de la agroindustria analizan que Urquía comparte con varios de sus pares las “críticas” a las acciones del Gobierno, aunque hasta el momento eligió no hacerlo abiertamente. De hecho AGD es socia de Bunge en Terminal 6, el puerto de Rosario.
AGD es una empresa integrada verticalmente con alto nivel de competitividad pero los mayores costos de la hidrovía la afectarán directamente, como a todo el resto. Los representantes de exportadores ya alertaron sobre el “error” de la reestatización y los riesgos de que sea el Estado el que pague el peaje al concesionario.
La “mayor fortaleza” que identifican todos de la hidrovía es que “mejoró la competitividad puertas adentro de la tranquera”, segmento al que también afectará un empeoramiento de su funcionamiento.
Urquía no sólo apoyó a Fernández con sus palabras, sino que su empresa desembolsó $30 millones para la campaña del Frente de Todos, de acuerdo a los informes de financiamiento electoral que el partido presentó ante la Justicia.
El cordobés tiene trayectoria política además de empresaria. Fue concejal e intendente de General Deheza, su pueblo y en 1999 fue senador cordobés acompañando al entonces gobernador José Manuel De la Sota quien lo puso como candidato a senador provincial y en 2003 pasó al Senado nacional.
Allí comenzó su vínculo con Cristina Kirchner, el que se tronchó en 2008, en pleno conflicto con el campo por las retenciones. Entonces el piquetero Luis D’Elía lo calificó de “enemigo”. De todos modos, después volvieron a tener algunos contactos.
Sobre aquellas tensiones, el empresario dijo hace un tiempo a LA NACION: “Yo nunca me peleé con nadie, siempre fui fiel a la gente de la provincia a la que representaba en el Senado. Es cierto que a muchos no les cayó bien, pero estoy seguro de que hubieran votado de la misma forma. El paso del tiempo afloja todas las tensiones”.
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