El Gobierno cambia al principal negociador con las universidades por el impacto de la marcha
A pesar de las críticas contra la manifestación, la Casa Rosada revisó su estrategia y entregó a Torrendell el manejo de las conversaciones
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Más allá de las declaraciones públicas, el gobierno de Javier Milei acusó el golpe luego de la multitudinaria marcha universitaria de ayer en reclamo de mayor presupuesto para la educación pública, del que participaron estudiantes, agrupaciones políticas y gremiales. “Fue masivo, es indiscutible; el reclamo existe, aunque no vamos a cerrar ni podemos cerrar las universidades públicas; hoy festejan ellos”, reconocieron en la Casa Rosada. La autocrítica a puertas cerradas contradice los mensajes públicos del presidente Javier Milei, que volvió a relativizar la marcha e insistió con los cuestionamientos contra las figuras políticas de la protesta. Los cambios, de cara al futuro, ya se definieron: según pudo saber LA NACION, el secretario de Educación, Carlos Torrendell, será de ahora en más la cabeza de la negociación con los rectores, en vez del subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez.
Ante la masividad del reclamo, afloran en el Gobierno dos posturas bien diferenciadas. Una, que incluye a varios de los referentes más cercanos al Presidente, es la de redoblar la apuesta e ir contra los “curros” que atribuyen al sector de la UCR que responde al liderazgo de Martín Lousteau en la universidad pública, a quien visibilizan como uno de los promotores de la manifestación. Por otro lado, los “moderados” apuntan a “errores de comunicación” en relación a las negociaciones con los rectores, y apuntan al “desgaste” de Alejandro Álvarez, secretario de Políticas Universitarias, bajo la órbita del secretario de Educación Torrendell, en el Ministerio de Capital Humano que encabeza Sandra Pettovello.
“A partir de ahora, el que negocia es Torrendel, Alvarez lo va a acompañar”, contaron a este diario altas fuentes del Gobierno. No fueron pocas las críticas internas a Alvarez, que “les dio la plata a las universidades, y encima se comió la protesta” que el martes llenó la Plaza de Mayo.
“No creo que haya malestar (con Torrendel y Álvarez), se sabía que la marcha iba a ser masiva”, afirmó una de las voces moderadas, pero igualmente cercanas a Milei, que reconoció que “se podría haber comunicado más y mejor lo que se estaba haciendo” en pos de resolver la negociación con las universidades.
Desde ese sector, sin embargo, marcaron notorias diferencias entre el secretario de Educación y Álvarez, a quien responsabilizan por el fracaso de las negociaciones. “En las reuniones Torrendel venía y ponía paños fríos. Después llegaba Álvarez y rompía todo lo que se había negociado”, señaló uno de los interlocutores de los funcionarios a la hora de revisar el presupuesto y las asignaciones a las casas de estudio. “No tuvo una buena negociación”, reconocieron fuentes del Gobierno en relación con Álvarez y su contacto con las autoridades universitarias. Por el contrario, el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, había elogiado a Torrendel en declaraciones radiales, antes de la manifestación.
Las universidades, expresaron fuentes de ese sector, veían la necesidad de otro interlocutor para poder llegar a un acuerdo.
DÍA GLORIOSO PARA EL PRINCIPIO DE REVELACIÓN
— Javier Milei (@JMilei) April 24, 2024
Quien quiera oír (ver) que oiga (vea)...
VIVA LA LIBERTAD CARAJOhttps://t.co/UwV2pQeznx
“Nosotros le hicimos una propuesta que ellos estuvieron de acuerdo, después “pasaron cosas”, pero no estamos lejos de cerrar el tema de los gastos de funcionamiento”, estimaron voces oficiales con conocimiento de lo negociado.
En el sector de los “duros”, sin embargo, no había reconocimiento de errores, ni nada que reprocharle a Pettovello y sus colaboradores en materia educativa. “Si avanzamos en las auditorías, ponemos en debate los curros que existen, que todos saben que están, también será una ganancia para nosotros”, susurraron con tono amenazante voceros de ese sector, que propone ir contra el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti, mano derecha de Lousteau, como manera de infringirles “un costo” a los dirigentes radicales, que se oponen frontalmente a la política del Gobierno.
El “contraataque” por medio de auditorías-que son potestad de la Auditoría General de la Nación por orden del Congreso y la Sigen- se daría “no ahora, sino en los próximos meses”, cuando baje la espuma de la manifestación contra la política educativa del Gobierno.
“La educación pública es parte de nuestro proyecto, por supuesto con algunos matices”, dijo el portavoz Manuel Adorni, en su conferencia de prensa diaria, aunque se mostró en contra “de que se haya intentado convencer de que vamos a cerrar la universidad pública, porque no es cierto”.
“Quieren meter miedo, pero no tenemos nada que esconder”, dijeron desde la conducción radical de la universidad, donde ven venir la andanada del Gobierno, tocado luego de las miles de personas que ayer se manifestaron en reclamo por el ajuste a las universidades públicas.
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