El Gobierno resiste la presión del kirchnerismo y se aleja de la estatización de la Hidrovía
Mientras el Presidente se defiende de las criticas, el ministro Guerrera se dispone a prorrogar la actual concesión hasta concretar una nueva licitación internacional
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La amable charla pasó por un momento de “tensión” cuando el streamer militante Pedro Rosemblat cuestionó al Gobierno por “no avanzar” y “hacerse cargo” de la Hidrovía. “La Hidrovía no es un hecho revolucionario, es resolver un problema que tenemos para conectar al norte del país para salir al Atlántico”, contestó a modo de defensa el presidente Alberto Fernández, luego de calificar de “muy virulentos” a aquellos militantes kirchneristas que lo cuestionan por la continuidad de las empresas hoy encargadas del funcionamiento y control de la vía marítima por la que pasa más del 80 por ciento del comercio internacional del país.
Junto con esa defensa mediática –que incluyó el “recuerdo” nada casual de que fue el gobierno de Cristina Kirchner (con Julio de Vido como superministro) el que prorrogó las actuales concesiones en 2011–, el Presidente ya acordó con el ministro de Transporte, Alexis Guerrera, que al finalizar los 90 días de prórroga firmados a fines de abril le seguirá otra postergación por otros 90 días, mientras avanza la licitación internacional “corta” pensada para generar una “mayor participación del Estado”, sobre todo en el cobro de peaje a las embarcaciones que utilizan los ríos Paraná y Paraguay para los traslados y la salida a los mercados del Exterior, desde hace 25 años a cargo de la empresa belga Jan De Nul en sociedad con la argentina Emepa.
“La concesión se va a prorrogar una vez más. La decisión política es continuar por ese camino mientras avanzan las nuevas licitaciones”, afirmaron a LA NACION dos altos funcionarios del ministerio a cargo de Guerrera, que minutos después de asumir el cargo se ganó la reprobación del kirchnerismo ortodoxo por afirmar que la estatización de la Hidrovía no está en los planes inmediatos, ni de su gestión ni de la Casa Rosada.
Tal como lo hiciera Fernández durante esa entrevista, cerca de Guerrera coincidieron en que el Estado argentino “no tiene posibilidades” de hacerse cargo del manejo de la Hidrovía. “Es una decisión responsable prorrogar la concesión. Si no dragás el río, no entran los barcos, y hay compañeros que piensan que comprar una draga o mandarla a construir es como comprar una lancha para andar por el Delta”, fustigó otro funcionario del ministerio, lejos de las consignas de “nacionalización” que arrancaron en enero pasado con un pedido de informes del senador y excanciller Jorge Taiana al fallecido ministro de Transporte Mario Meoni.
“Necesitamos dragar mucho estos ríos, ese trabajo no lo puede hacer cualquiera, y si lo quisiéramos hacer necesitaríamos una inversión millonaria”, dijo el Presidente, dejando en claro que no entorpecerá la salida de la producción de soja que utiliza esta vía y generar de ese modo las divisas que necesita como el agua.
De todos modos, Fernández prometió que en la nueva etapa habrá mayor control del Estado, sobre todo en lo que hace a los ingresos que el fisco obtiene por el paso de las embarcaciones a modo de peaje. “El peaje hoy lo cobra el concesionario, podríamos cambiar esa regla, que el Estado cobre y le pague a la concesión”, dijo el Presidente, una idea “que se viene conversando” según corroboraron en el Ministerio de Transporte.
Mientras la licitación está en manos del subsecretario de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante, el entrerriano Leonardo Cabrera Domínguez (hombre del gobernador Gustavo Bordet), Guerrera ya comenzó la ronda de conversaciones con otros gobernadores involucrados: la Hidrovía fue uno de los temas conversados el miércoles con el mandatario chaqueño, Jorge Capitanich. “En este momento del país y con este tema no podemos darnos el lujo de improvisar”, se atajan desde el ministerio.
De todos modos, el Gobierno sabe que la presión del ultracristinismo continuará en los meses que siguen. “El Estado debe tener control completo y absoluto de sus vías navegables. Tiene que recobrar el manejo de la Hidrovía”, dijo el gobernador bonaerense Axel Kicillof, una postura compartida por distintos referentes del cristinismo, desde la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, hasta el espacio Puebla y sectores de La Cámpora.
Mientras sostiene la discusión mediática y avanza con la licitación en conjunto con los gobernadores del litoral, Guerrera se anotó un módico triunfo político, al lograr que el exconcejal massista de Rosario Diego Giuliano, hoy funcionario en la CNRT, sea en los próximos días el nuevo secretario de Transporte, virtual número 2 del ministerio.
“Alexis heredó una multitud de problemas, tiene derecho a designar a su segundo”, sostuvo a modo de confirmación un integrante de la mesa chica de Transporte, compuesta en su totalidad por leales al titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. En la puja interna, fue el senador cordobés Carlos Caserio quien debió ceder ese casillero, vacante desde hace meses por la renuncia del también cordobés Gabriel Bermúdez.
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