El Gobierno relativiza los resultados y une su suerte a Vidal
En el Gobierno desdramatizaron los datos negativos que arrojó la cosecha de Cambiemos en las provincias anteayer. Si bien reconocieron que la crisis económica tiene un impacto negativo, en la Casa Rosada relativizaron la caída de votos respecto de las elecciones de 2015. Los motivos, según aseguraron, tienen explicaciones variadas, como malos candidatos, una mediocre gestión provincial o municipal o la falta de una estrategia adecuada.
Tampoco generó preocupación, al menos públicamente, la sucesión de derrotas en las ciudades capitales, como sucedió el domingo en Paraná, Entre Ríos, que se sumó así a Córdoba y Santa Rosa. El próximo domingo, si se repiten los números de las PASO, a este grupo podría sumarse la capital santafesina.
Para todo hay respuesta. "En Paraná tuvimos un pésimo candidato", resumieron fuentes oficiales. Es que el radical Sergio Varisco, procesado por narcotráfico, cayó ante el vicegobernador peronista Adán Bahl. En Córdoba, lo que falló fue el armado: Cambiemos fue dividido. "Si sumás los votos de los dos candidatos, no perdimos", aclararon fuentes de la Casa Rosada.
Mientras despliegan el mapa en busca de respuestas, son horas de intensas negociaciones. "Estamos hablando con todos", reconoció, misterioso, un asesor todoterreno. En el Gobierno miran encuestas y hacen cálculos. El objetivo es que el presidente Mauricio Macri llegue a las PASO lo más cerca posible del binomio Alberto Fernández-Cristina Kirchner. Ese es el primer paso.
La estrategia en marcha, como el casi descartado plan Y, con el cual el oficialismo buscó armar una red de contención para ratificar a María Eugenia Vidal en el principal distrito electoral del país, esconde una prioridad para el equipo de campaña de Mauricio Macri: que el Presidente logre el 27 de octubre un número significativo de votos que le permita mirar al ballottage con tranquilidad.
Aunque el Presidente muestra una recuperación en las últimas semanas, todas las encuestas que circulan en los despachos de la Casa Rosada exhiben hoy, cuando faltan cinco meses para la elección, que sería derrotado en la primera vuelta. "La diferencia es muy fina", describió uno de los integrantes del equipo de campaña. Es por eso que en el Gobierno trabajan con esta premisa.
Pese a los números adversos, en la Casa Rosada exponen los antecedentes para calmar ansiedades internas y externas. "Si uno mira el 6 de junio de 2017, la percepción era que Cristina Kirchner le iba a ganar a Esteban Bullrich en la provincia. Y el 6 de junio de 2015 casi tres cuartos del país creían que Daniel Scioli iba a ganar. Todavía falta mucho", describió hace unos días el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
La comparación con el pasado reciente será una constante. Cuando restan menos de 48 horas para el cierre de alianzas, lo que transformó el escenario político en un sinfín de conjeturas, en el Gobierno creen que no hay margen para una derrota abultada. Ni siquiera con Sergio Massa como aliado de Cristina Kirchner. Si ese fuera el caso, según las cuentas que hacen cerca del Presidente, al menos la mitad de los votos que hoy podría capitalizar el exintendente de Tigre irían en busca de una opción antikirchnerista.
En el oficialismo también mandaron un mensaje a todos los que están especulando hasta último momento: sin Massa en Alternativa Federal, no habrá colectoras. La decisión se basa en un argumento: el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, no tiene peso específico en el principal distrito electoral del país, por lo que el Gobierno no quiere pagar el costo político de modificar las reglas de juego tan cerca de la elección.
Una cuestión ya no se discute: el resultado electoral en la provincia de Buenos Aires será determinante. No hay futuro para Macri si no hay reelección para Vidal. Las últimas encuestas que llegaron a los escritorios de Macri y Peña aumentaron la expectativa. El Presidente subió su imagen positiva al 40 por ciento. Solo una vez llegó a ese número en los últimos 15 meses: después de la Cumbre del G-20 en Buenos Aires.
Ahora, con la táctica de las colectoras al borde del fracaso, la gran incógnita se mantiene: ¿cómo levantar la imagen del Presidente en el territorio bonaerense, principalmente en el conurbano?
La solución es levantar a Vidal todo lo que se pueda -el objetivo es llegar a las PASO lo más cerca posible del 40%- y así arrastrar para arriba a Macri. Es por eso que el jefe del Estado y la mandataria bonaerense seguirán participando juntos en cada oportunidad que tengan. Hoy estarán codo a codo en Tres de Febrero.
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