El Gobierno ratificó el plan de seguridad de la cumbre
En medio de la polémica por los incidentes en el Monumental, la Casa Rosada marcó las diferencias entre ambos operativos
Pese a que el escenario será el mismo y que participarán las idénticas fuerzas de seguridad, el Gobierno insistió ayer en separar la violencia que provocó la suspensión del partido entre River y Boca de la organización de la Cumbre del G-20. Para la Casa Rosada son dos hechos "incomparables", pero sobre todo resaltan una diferencia que consideraron fundamental: el control de lo que ocurrirá será del gobierno nacional.
El escándalo del último sábado puso al Gobierno a la defensiva y prendió las alarmas. Las imágenes de los violentos que desbordaron el operativo de seguridad que dieron vuelta al mundo fueron un golpe para el presidente Mauricio Macri ante la inminente llegada de los principales líderes del mundo.
"Nos hicieron mucho daño", reconoció uno de los principales asesores del Presidente.
El bochorno en las inmediaciones del estadio Monumental impactó directamente en Rodríguez Larreta. Primero asumió toda la responsabilidad por el fracaso del plan de seguridad, pero la presión no cedió. Así, la tensión que provocó entre la Nación y la Ciudad la fallida final de la Copa Libertadores tuvo una consecuencia directa: el jefe de gobierno porteño decidió echar a Martín Ocampo, ministro de Justicia y Seguridad porteño.
Si bien en las últimas horas la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, negó internas o disidencias con Ocampo, lo cierto es que las diferencias entre ambas administraciones fueron una constante en los casi tres años de gestión. La Nación siempre le reclamó mayor firmeza a la ciudad a la hora de controlar los conflictos callejeros.
Desde el Gobierno buscaron durante todo el día de ayer mostrar seguridad y confianza. "Vamos a hacer todo lo posible para demostrarle al mundo que estamos en condiciones de organizar [la cumbre]", dijo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. En medio de la conmoción que generaron las agresiones a los jugadores de Boca, el propio Macri, preocupado, salió a llevar calma por el daño provocado por el grupo de violentos a la imagen del país organizador de la cumbre.
"Hay mucho por hacer, estamos trabajando para lo que viene, es muy importante para todos los argentinos, nunca hubo una reunión como esta, la presencia de los presidentes es un gesto de apoyo a la Argentina que ha hecho su aporte al escenario global", dijo el jefe del Estado en la conferencia de prensa que compartió con Bullrich y con el ministro de Justicia, Germán Garavano. En la Casa Rosada están convencidos de que el despliegue de seguridad dispuesto para recibir a los presidentes y primeros ministros de Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y Rusia, entre otros, es "el adecuado" para un evento de estas características.
De hecho, sin grandes anuncios en el horizonte de la cumbre, al menos para la Argentina, cerca del Presidente reconocen que el G-20 será un "éxito" si el operativo de seguridad cumple con su función. Macri quedó impactado con lo que sucedió en Hamburgo hace un año. Para eso dispuso un amplio operativo del que participarán 13.400 integrantes de las fuerzas de seguridad federales (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria) y 9000 agentes de la policía bonaerense y de la Policía de la Ciudad.
Incluso, hace una semana, el Gobierno anunció que las medidas de protección a la cumbre serán más extensas de lo previsto inicialmente. Por ejemplo, se amplió el área de protección alrededor del Teatro Colón, donde el viernes se realizará la cena de gala. Habrá áreas vigiladas en Puerto Madero, Recoleta y Palermo, además de un frente de 12 kilómetros con eje en Costa Salguero, sede del encuentro.
Todas las medidas de seguridad son para mantener a los líderes lejos de las manifestaciones que se llevarán a cabo en el centro de la Capital. Desde la Casa Rosada descuentan que habrá incidentes, pero que estos no tendrán ningún efecto sobre lo que discutan y traten los mandatarios. En el esquema de seguridad en el predio de Costa Salguero, donde se realizarán las reuniones de jefes de Estado, los manifestantes quedarán a varios kilómetros.
"Será un dispositivo de seguridad potente, fuerte y adecuado al desafío", anticipó Bullrich hace unos días en la presentación oficial del plan. Una cumbre ordenada es el objetivo que se planteó el Gobierno para comenzar a cerrar el peor año desde que Macri asumió la presidencia.
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