El Gobierno sostiene que la marcha fue más chica, la considera “política” y se prepara para publicar el veto
En una Casa Rosada casi desierta, algunos funcionarios afirmaron que el rejunte opositor favoreció la postura oficial frente a la manifestación universitaria; Milei estuvo todo el día en Olivos y en las redes habló de “golpistas”
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La Casa Rosada creyó ver hoy en la multitudinaria marcha universitaria, la segunda en la administración de Javier Milei, la ratificación de lo que sostenía desde hace días: que era “eminentemente política” y “respondió a esos intereses”. El análisis de las filas libertarias incluía también una lectura de que, a pesar de haber sido masiva, “fue menor que la anterior” y “con menos gente movilizada espontáneamente”.
Para las próximas horas se espera el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario, votado hace casi tres semanas en el Congreso de la Nación. La decisión, que será un veto total, se dará cerca de cumplirse los diez días hábiles desde que se lo informó el Parlamento y constituye el plazo máximo para hacerlo. Durante toda la jornada Milei trabajó desde la residencia oficial de Olivos, como suele hacer los miércoles.
En las redes sociales, Milei publicó esta noche una frase: “No permitas que te usen políticamente los golpistas”, junto a un segundo texto que indicó: “La universidad no está en peligro; lo que peligra es el botín que se reparten”.
Sin embargo, en el Gobierno explicaban que había sido una decisión absolutamente pensada demorar el veto hasta después de la marcha para no “incentivar” conflictos. En esa línea completaban que el problema no era con los universitarios, de quienes aseguraban que tenían un “reclamo legítimo”, sino con “un Congreso empecinado en sacar leyes que rompen con el equilibrio fiscal”.
ASÍ ES... pic.twitter.com/Dr2DMkw1po
— Javier Milei (@JMilei) October 2, 2024
En paralelo a eso, el análisis de la marcha se completaba con que vieron “menos gente suelta”, en medio de lo que consideraron el “aparato político y sindical”, a diferencia de la primera, ocurrida a fines de abril pasado, donde una multitud se movilizó por la Ciudad.
Eran parte de las descripciones que emanaban desde voces oficiales que no dudaban en aludir a las presencias de distintos dirigentes como el excandidato presidencial Sergio Massa; el exprecandidato Horacio Rodríguez Larreta y el senador Martín Lousteau. Esas asistencias fueron las que fundamentalmente le dieron margen de juego al gobierno nacional, que ratificó así su discurso de que la concentración de esta tarde fue “política”.
“Son el túnel del terror y no saben cómo volver. Saben que si nos va bien, no vuelven más”, completaban.
Para la postura oficial también jugaron actores difícilmente cercanos a la cuestión universitaria, como Pablo Moyano, hijo de Hugo, y una de las cabezas de la CGT. Su presencia y expresiones en la marcha fueron casi como un “regalo” para la administración libertaria. “Siempre agrediendo, nada nuevo”, decían por las menciones de Moyano hijo a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, con quien mantiene un encono personal.
“Él, como todos los demás, siguen sin ver que es a todo lo que la gente les dijo no. Los otros (por Lousteau, Rodríguez Larreta y Massa) fueron a las urnas y perdieron. Representan todo lo que la gente dijo no”, mencionó un funcionario libertario. “A él (por Moyano) no lo bancan ni los compañeros, con los que es posible sentarse a dialogar”, completó en referencia al resto de la cúpula de la CCT que el último lunes estuvieron en Casa Rosada, para reunirse con Guillermo Francos, uno de los que este miércoles fue a Balcarce 50, además del asesor Santiago Caputo, y los vicejefes de Gabinete Lisandro Catalán y José Rolandi.
“Estaba Lousteau rodeado de viejos” y “la marcha se desnaturalizó”, fueron también parte de las definiciones apenas terminada la marcha en una atmósfera libertaria que, al menos a priori, pareció descansar en esa imagen de rejunte político que los tranquilizó. Sintieron que la línea marcada en los últimos días, y con más claridad desde el lunes, con un duro comunicado emitido desde Capital Humano, apuntó que la marcha respondía a “intereses políticos”, se había confirmado.
Por su parte, Torrendell transcurrió la jornada con diversas actividades: fue el orador principal en un encuentro de la Conferencia Episcopal Argentina, se reunió con la ministra Sandra Pettovello por los proyectos de Educación en el Congreso; recibió a su par de Trabajo Julio Cordero y coordinó el mensaje con el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, de cara a un debate televisivo con el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti.
Sin votos para el veto
También sostenían que la mira por ahora está puesta en qué sucederá con el veto presidencial, para el que aún no tienen los votos para sostenerlo en el Congreso, como sucedió con el que rechazó la movilidad jubilatoria. Para conseguir las voluntades que se traduzcan en la mayoría para sostener el veto trabaja el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem.
Mientras la tarde caía y la multitudinaria marcha universitaria se desconcentraba, a la Casa Rosada prácticamente desierta, llegaron el diputado José Luis Espert primero y del secretario de Hacienda, Carlos Guberman poco después. En el primer piso se aprestaban a una reunión en miras a la discusión presupuestaria que comenzará el próximo martes con reuniones informativas en el Congreso. En esa discusión se colará, casi seguro, el presupuesto universitario. Para el Gobierno, la responsabilidad estará en los legisladores.
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