El Gobierno invertirá US$220 millones para construir un buque polar antártico
Se hará en un plazo de cinco a seis años en el astillero Tandanor, con una empresa finlandesa; el objetivo es dotar a la Armada de un barco que se complementará con el rompehielos Irízar; los especialistas navales son escépticos con los plazos
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Con una inversión de 220 millones de dólares y trabajos que demandarán entre cinco y seis años en el astillero Tandanor, el Ministerio de Defensa dio el primer paso para la construcción de un buque polar con capacidad para maniobrar en la Antártida, a partir del acuerdo con la empresa finlandesa Aker Arctic Technologies.
La embarcación complementará las campañas de abastecimiento a las bases antárticas que lleva adelante el rompehielos Irízar. Pero el objetivo de fondo es fortalecer la presencia argentina en las puertas del Atlántico Sur, ante la proyectada base naval integrada que se construirá en Ushuaia, un centro logístico estratégico, en el que ya han puesto sus miradas Estados Unidos, China y Rusia.
Según revelaron fuentes oficiales a LA NACION, el proyecto transita la primera etapa: el diseño del buque polar, que tendrá una capacidad para transportar 190 personas. Se estima que habrá 105 plazas para la dotación propia del buque, 25 para el Grupo Aéreo –a cargo de los helicópteros- y 60 para el personal científicos y técnicos (mantenimiento y recambio de las dotaciones.
Durante el tiempo que llevará la construcción del buque polar, se avanzará en Tierra del Fuego con la construcción del Polo Logístico Antártico, un emprendimiento que tendrá como eje central la Base Naval Integrada, cuya piedra fundamental colocó el ministro de Defensa, Jorge Taiana, en marzo pasado, en Ushuaia. El gobierno de Estados Unidos mira con recelo esta obra, que servirá de puente hacia las bases antárticas, por la posible participación de capitales rusos y chinos en su elaboración.
Fuentes navales consultadas por este diario mostraron su escepticismo frente al proyecto del Gobierno para construir una embarcación “que en cualquier otro lado llevaría menos de la tercera parte del tiempo”. Señalaron, al respecto, que “es difícil confiar hoy en la capacidad de la Argentina cuando hemos perdido la solvencia técnica para este tipo de emprendimientos”.
La construcción del buque polar, en tanto, se llevará adelante con la empresa finlandesa Aker Arctic Technologies, que tiene su sede en Helsiniki y que participa del diseño y elaboración del 85% de las embarcaciones polares que hoy recorren las aguas antárticas.
Curiosamente, el rompehielos Irízar se construyó en 1977 en el Astillero Wärtsilä, también en Helsinki. Este buque transportó en 1982 fuerzas militares a las Islas Malvinas, en la operación de desembarco, y participó en la guerra como buque hospital. Tras el incendio sufrido en la campaña antártica de 2007, fue remodelado casi totalmente y modernizado en el complejo Tandanor, en un proceso que concluyó en 2017.
Ante una consulta de LA NACION, el Ministerio de Defensa informó que el plan se encuentra en la instancia de desarrollo de la ingeniería básica del nuevo buque polar, que tendrá la misión de aprovisionar las trece bases antárticas argentinas. Tendrá capacidad para llegar a la base Belgrano II, la más próxima al Polo Sur, en la costa del Mar de Weddell.
El proyecto había comenzado a gestarse entre 2014 y 2015, en la primera gestión de Agustín Rossi al frente del área de Defensa.
Ahora el diseño se actualizó y responde a las exigencias Código Polar de la Organización Marítima Internacional y de otras regulaciones, al margen de los avances tecnológicos, se informó. Se espera que el trabajo de diseño básico esté listo en abril de 2023.
La construcción se financiará con el Fondo Nacional de la Defensa (Fondef), creado por el Gobierno para avanzar en el reequipamiento de las Fuerzas Armadas, mediante previsiones presupuestarias plurianuales. Para poder llevar adelante la obra se actualizaron las capacidades del Astillero Tandanor.
La cooperación con Finlandia prevé un trabajo de transferencia de conocimientos y experiencia, por el cual se seleccionará personal para recibir formación y adiestramiento en Finlandia, con una interacción directa en Aker Arctic, para seguir la evolución del proyecto, cursos en universidades, visitas y pasantías en empresas y organizaciones integrantes de la industria marítima finlandesa.
Condiciones técnicas
En el Ministerio de Defensa indicaron a LA NACION que la capacidad de carga del futuro buque permitirá transportar todos los insumos que demanda la campaña antártica de verano y que hoy se envían a las bases argentinas a través del Irízar y de medios aéreos.
Afirmaron, además, que el buque polar tendrá “condiciones de habitabilidad apropiadas, aún navegando en un contexto climático sumamente hostil”. Habrá acondicionamiento térmico en los diferentes espacios, y se podrá generar agua potable, además de procurarse “la preservación y preparación de alimentos, el lavado y secado de ropas y el almacenamiento y gestión de millones de litros de combustible para consumos del buque y provisión a las bases antárticas.
El buque polar tendrá 131,5 metros de eslora, con una manga (ancho) de 23,6 metros y 8,8 metros de calado, que es la distancia vertical entre la superficie del agua y el extremo inferior del casco.
La velocidad máxima en aguas libres será mayor a 16 nudos (29 kilómetros por hora). En el hielo marino podrá marchar a 2 nudos (3,6 kilómetros por hora), avanzando sobre hielo enrasado de un metro de espesor con 20 centímetros de nieve sobre él, según las especificaciones técnicas del proyecto.
El rompehielos Irízar, buque insignia de la campaña antártica, puede navegar en campos de hielo de hasta un metro de espesor en forma continua. Por embestida puede romper bloques de hasta seis metros de espesor. Posee 12 cubiertas y su altura sobre la línea de flotación es de 42,2 metros.
La autonomía del buque que se construirá con Finlandia será de 15000 millas náuticas, con dos de los tres motores principales en funcionamiento, al 85% de potencia y cargado hasta el calado de diseño. Y podrá operar con temperaturas ambientales entre 35 grados y 30 grados bajo cero (-40° en el casco) y registros de 32° a -2° en el agua, de acuerdo a parámetros que responden a exigencias establecidas en el Código Polar.
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