El Gobierno evalúa dividir la ley ómnibus y enviar al Congreso proyectos por separado
Si bien no es una decisión tomada, crecen las posibilidades de que se desagregue la iniciativa principal de la nueva gestión nacional
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En su primera semana de gestión el oficialismo trabaja en la letra chica de las leyes que enviará en los próximos días al Congreso de la Nación. Por estas horas creció ampliamente la posibilidad que sea dividido en dos o tres partes y no que sea enviado como una “ley ómnibus”, como se pensó inicialmente. “Más que un ómnibus, varias combis”, dijo una fuente de Casa Rosada a LA NACION. “No, no sería ómnibus”, coincidió otra voz consultada del espacio tras lo que rápidamente advirtió: " Esto es un minuto a minuto y con aclaración fuerte de que es “por ahora”, pero todo indica que van a ir por separado”. En el correr del día la posibilidad tomó más fuerza e incluso ya hay quienes barajan que una parte podría ingresar por Senado y otra por Diputados. La aspiración esta puesta en que eso sea el martes, aunque podría extenderse.
La idea de dividir la iniciativa general también es apoyada por sectores de legisladores de Juntos por el Cambio (JxC), para facilitar el trámite de los proyectos menos complejos. Un sector de los libertarios en tanto insiste para que sea en formato ómnibus, algo que en la política consideran de éxito casi imposible.
En paralelo, el Gobierno trabaja en un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que intentarán publicar el lunes en el Boletín Oficial (BO) y complementaría el paquete de “reformas estructurales” que incluye el envío al Congreso de la leyes en desarrollo. Vía DNU, que luego deberá ser refrendado en el Congreso, entrarían las medidas que no pasarían con comodidad un tratamiento legislativo.
Por otro lado, en las partes que podría llegar a dividirse la ley ómnibus, sería una relativa a lo económico, otra que implique la reforma del Estado y otra de carácter política-electoral. Por la magnitud de lo que se debate es central la negociación con la oposición y el vínculo con las provincias y gobernadores. En eso está abocado el ministro del Interior, Guillermo Francos, con despacho en la planta baja de Casa Rosada, donde está el más político de todos los ministerios.
Independientemente del formato que termine siendo elegido, en el oficialismo buscan transmitir tranquilidad de que contarán con los votos para avanzar en sus proyectos. Todo un desafío para un oficialismo en minoría parlamentaria y que con 38 bancas en Diputados y 7 en Senado, deberán lograr acuerdos y consensos en sus negociones en post de conseguir avanzar con sus planes.
Confían, por un lado, en la intervención de Francos, para el diálogo con los gobernadores y también en el espaldarazo que sumaron este miércoles en la Cámara Alta, luego de que en la sesión que marcará el debut de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, reuniera el quórum para habilitar la reunión. Al tiempo que derrotó al kirchnerismo a través de una mayoría circunstancial integrada por el resto de los bloques legislativos que integran el cuerpo.
Si bien en debate, esas fuerzas dejaron en claro que el apoyo no se extenderá como un cheque en blanco para cuando llegue el momento de tratar las reformas que prometió enviar Milei, entre los libertarios creen que lo sucedido es positivo y mostró “muñeca política” de Villarruel.
“Nos van a votar las leyes”, se entusiasman en parte de las filas de La Libertad Avanza (LLA), convencidos del diálogo que tendrán fundamentalmente con gobernadores. “Admiten que son duras, pero nos las van a votar”, dicen. Por lo pronto esta tarde, en Casa Rosada, Francos recibió al gobernador cordobés, Martín Llaryora, el primero de una serie de mandatarios provinciales con los que se prevé que se reúna en el corto plazo y que será central para las aspiraciones del oficialismo en el corto y mediano plazo.
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