Aborto: el Gobierno amplía el proyecto para reducir resistencias
Alberto Fernández evalúa que el proyecto que impulse su gestión para legalizar el aborto tenga la forma de una política de salud pública más integral de protección a la mujer embarazada. Una iniciativa más amplia que contemple no solo la posibilidad de la interrupción legal del embarazo, sino también una ayuda del Estado a las embarazadas en situación de vulnerabilidad.
El Presidente, reconocen en su entorno, tiene la intención de transitar por ese camino preservando el diálogo con la Iglesia. En su agenda -antes de impulsar cualquier iniciativa nueva- está primero su cita con el papa Francisco, pautada para el 31 de este mes, una audiencia en la que los dos jefes de Estado conversarán a solas en la biblioteca del Vaticano.
"De lo que estamos hablando es de que haya una red asistencial real que contenga a la mujer en su decisión. Si decide abortar, debe hacerlo de manera segura. Pero también el Estado debe asistirla y darle herramientas para que pueda continuar con su embarazo. Lo que tenemos que pensar es cómo el Estado ampara a la mujer en su decisión", dijo un estrecho colaborador del Presidente.
Fernández le transmitió su idea esta semana a un hombre de su confianza con quien conversó también sobre su viaje al Vaticano. "Voy a hacer un proyecto de acompañamiento a la mujer embarazada", le resumió.
"La idea de Alberto es que la mujer tenga herramientas y que estén los dos caminos atendidos por el Estado", acotó a LA NACION un funcionario que camina el ala presidencial. Agregó que un "proyecto integral" también podría contemplar cambios en la ley de adopción.
Todavía no hay nada escrito en papel ni es un tema urgente en el temario para enviar al Congreso. Pero el Presidente ya advirtió que no quiere colgarle un pañuelo a la iniciativa que pueda promoverse desde el Poder Ejecutivo. Fernández, de hecho, ya había advertido que pretende terminar "con la lógica del verde y el celeste, que no funcionó". "Tenemos que garantizar a todos todo", dijo.
En el equipo de Fernández conviven funcionarios que tienen una abierta militancia a favor de la legalización del aborto -como la secretaria legal y técnica, Vilma Ibarra, y la ministra de ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta- con otros que tienen una íntima relación con la cúpula eclesiástica, como Gustavo Beliz, o una amistad con el Papa, como el jefe de asesores, Juan Manuel Olmos.
"El Estado no está para meterse en la cuestión moral, sino para brindar una política pública. Después cada uno puede tener la militancia que quiera", dijo un alto funcionario.
El proyecto, dicen en el Gobierno, se encarará como una política sanitaria con el sello del Ministerio de Salud, a cargo de Ginés González García , que ya actualizó el protocolo para los casos de aborto no punible. En esa cartera, sin embargo, no quisieron hablar sobre los lineamientos de una nueva iniciativa oficial.
Para pavimentar un camino que "salga del debate binario", como pretende Fernández, el Presidente viene dialogando con el consejo de intelectuales que integró con la referente feminista Dora Barrancos, el filósofo Ricardo Forster, el antropólogo Alejandro Grimson y la politóloga Cecilia Nicolini.
Relación con la Iglesia
En el Gobierno saben que cualquier proyecto que contemple la legalización del aborto se encontrará con la oposición de la Iglesia. Pero confían en que transparentar desde el vamos la postura oficial y contemplar una asistencia a las mujeres embarazadas podría, al menos, suavizar el diálogo.
Fuentes oficiales aseguraron que el Presidente ya les adelantó su idea a los obispos y que el tema se puso sobre la mesa con los representantes de las iglesias evangélicas.
"Más allá de que no esté de acuerdo, la Iglesia valoró la sinceridad de Alberto y que no haya especulación electoral con este tema", aseguraron en Balcarce 50, y criticaron el abordaje que Mauricio Macri le dio al tema cuando habilitó el debate. Cuando fueron a la Casa Rosada, sin embargo, los obispos le entregaron al Presidente el documento de la Comisión Episcopal Argentina en contra del aborto titulado "Un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado".
A fin de mes, Fernández se reencontrará con Francisco, después de la visita que hizo al Vaticano en el verano de 2018 tras reconciliarse con Cristina Kirchner. En la Casa Rosada aseguran que el Presidente está muy entusiasmado por el canal de diálogo que entabló con el Papa y señalaron que en el último tiempo ambos jefes de Estado intercambiaron mails e, incluso, hablaron por teléfono.
El asunto que más apremia en la agenda es el de la designación del nuevo embajador en el Vaticano. Esta semana, al Presidente lo vieron muy preocupado por el traspié que tuvo con el plácet del diplomático Luis Bellando, impulsado como embajador en la Santa Sede y cuya candidatura fue repentinamente retirada. Fernández espera consensuar el nombre definitivo con el Papa, cara a cara.
El Papa sugirió que al Vaticano vaya un diplomático de carrera, para evitar una designación con carga política. Fernández no quiere sobreactuar la relación con Francisco, más allá de exhibir afinidad con su mirada sobre asuntos geopolíticos.
Para la audiencia en el Vaticano no había hasta ayer un temario prefijado. Lo que se sabe es que habrá un saludo en la sala del Tronetto, para que luego Francisco y Fernández conversen a puertas cerradas. Solo después se abrirá el encuentro al resto de la delegación, que no podrá superar las diez personas.
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