El Gobierno espera con expectativa el Mundial, pero asume que no aliviará el clima general
Presupuestos recortados, funcionarios sin viajes, y el recuerdo de México 86 con Alfonsín son algunos de los elementos que se plasman a la previa a Qatar 2022; la admisión de que si alguien viaja “sería un escándalo”
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Cuando faltan menos de dos semanas para el comienzo del mundial de fútbol y sin una orden expresa que lo prohíba, en el Gobierno admiten que si algún funcionario viaja a Qatar sería un escándalo. “No hubo nada explícito, sentido común”, respondieron cerca de Alberto Fernández cuando se consulta si es que bajó un pedido formal del mandatario a sus funcionarios para que nadie viaje en medio de la grave crisis económica y social.
Ni siquiera irá el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, según confirmaron desde su entorno a LA NACIÓN. Así, el perfil sobre el tema tiende a ser bajísimo, salvo excepciones como las que protagonizó el INADI, a cargo de Victoria Donda, con el manual que salió desde allí con recomendaciones para Qatar. “Por lo menos sirvió para que sepamos que Victoria seguía siendo funcionaria y el INADI abierto”, ironizó un funcionario como respuesta ante lo difundido por el organismo.
En la Casa Rosada y otras terminales del oficialismo hay expectativa de que el equipo dirigido por Lionel Scaloni tenga la mejor de las perfomances posibles, pero al mismo tiempo se muestran realistas. Si bien creen que ya el torneo, y mucho más si la Argentina levanta la copa, será una bocanada de aire fresco en medio del desgaste de la sociedad, asumen que dado el contexto económico el alivio será breve. “Puede ayudar, y te diría que hasta ayudar mucho, pero la situación es tan seria que por mejor que nos vaya no dejará de ser un simbolismo”, se sinceró un funcionario del Ejecutivo.
“En el mejor de los casos, mejorará el humor social 24, 48 horas, pero no más”, reconoció un colaborador del Presidente, que aunque sueña como argentino con la copa, más lo hace con lograr una tendencia a la baja de la inflación, la verdadera tabla de salvación para la administración de Fernández.
La comparación con Alfonsín en el 86
Por eso, pese a la expectativa mundialista hay un ejemplo que coincidieron en usar tres de los consultados: el de Raúl Alfonsín, en 1986, cuando Argentina se alzó con la copa del mundo en México y la inflación ya estaba desatada. “El campeonato, la copa y una eventual foto con el plantel campeón de vuelta, te dura cinco minutos si la gente no llega al 15. La inflación te come todo″, definió otro hombre de las filas del albertismo.
La prudencia y el realismo se enlaza con la realidad que demuestra la distancia entre lo que dejó las expectativas de lo que podía llegar a haber alrededor del Mundial con lo que terminará pasando. Para julio pasado, cuando Silvina Batakis todavía era ministra de Economía, se trabajaba en una flamante “mesa mundialista” a la que se sentaron funcionarios de distintos ministerios para pensar cómo podía el Gobierno sacar provecho de esos días en los que -al menos en parte- la cabeza de los argentinos pasará por el fútbol. Pero todo se fue desinflando o volviendo más austero, ante la magnitud de la crisis económica.
Entre esos planes estaba el armado de un stand en Doha, la capital qatarí, para promocionar el país como destino turístico, pero por los costos en dólares no se realizó. Es solo una muestra de que con las corridas económicas y el duro contexto financiero, la iniciativa fue perdiendo impulso. Así lo admitieron distintos funcionarios consultados por LA NACION. “Era una idea ambiciosa que se tuvo que recortar. Había que traducirlo en presupuesto y eso se achicó”, resumió otro funcionario de primera línea del Gobierno.
Sin disposiciones formales que impidan o sugieran a funcionarios que no viajen, además del “sentido común”, hay quienes admiten que también la “asociación fútbol y funcionarios, es jorobada. Si sos funcionario y vas a un partido, además de que te va a insultar medio mundo, si el equipo llega a perder, el mote de mufa no te lo sacas más”, se sinceró un oficialista de larga trayectoria en la política.
En esa línea hay quienes todavía recuerdan la presencia del fallecido expresidente Carlos Menem en el debut de Argentina contra Camerún, en Italia 90, al que el seleccionado local llegó como favorito y cayó frente a los sudafricanos. A “la mufa” y el sentido común se suma la distancia a la que se dará el torneo. “No es una “escapada” como podía ser en 2014, con el Mundial de Brasil, esto es Doha, del otro lado del mundo y donde una cerveza sale 15, 16 dólares”, dijo uno de los consultados. “Es un escándalo si alguien se va y va a quedar súper expuesto”, enumeró otro funcionario con acceso directo al despacho de Fernández.
El “escándalo” sostienen se extendería también a dirigentes de la oposición en caso de que viajen, aunque también, por lo bajo, hay quienes dejan una ventana abierta. “Habrá que ver qué pasa si la Argentina llega a la final”, advierte una de las voces consultadas. En esa línea no son pocos los que miran al Poder Legislativo, y esgrimen: “Ahí habrá que estar atento porque algún diputado no de los más conocidos, alguna vueltita capaz se pega”.
Los únicos que no serían mal vistos por viajar serán los funcionarios vinculados a empresas del Estado que sponsorean al seleccionado, como YPF, que organizó importantes campañas vinculadas al tema con merchandising alusivo y un sorteo para llevar a Qatar a socios de su aplicación YPF serviclub o de Aerolíneas Argentinas. El trabajo de YPF, que sponsorea desde 2014 tanto a la selección de fútbol, como de otros deportes y actividades culturales, es reconocido en las distintas alas del oficialismo.
En el Gobierno reconocieron que para el staff que viaje de la TV Pública el presupuesto será “austero”.
“Agenda con normalidad”
Durante el torneo se prevé que la administración nacional funcione con normalidad. “Los horarios van a ayudar en ese sentido”, sostienen y aluden a que habrá partidos a primera hora de la mañana, también los sábados y el más tarde en semana será a las 16. “Ahí cada uno lo verá dónde esté”, definen, y descartan que haya habido compra masiva de televisores para poblar dependencias públicas.
“Agenda va a haber, pero no creo que haya una hiperactividad”, coinciden distintas fuentes del Ejecutivo. Cerca de Fernández resaltan que el mandatario “obviamente mirará todos los partidos de la selección y después seguirá su agenda con normalidad”.
Los horarios, por la diferencia con Doha, también son vistos como que complican el “clima mundialista” porque en varios de los casos no permitirán que la gente se junte con facilidad. Aunque se permiten la expectativa e insisten que “la Argentina necesita un poco de alegría”. En ese sentido dan por sentado que en el interior del país, gobernadores e intendentes organizarán eventos en plazas o clubes para que la gente se junte a ver los encuentros en busca de un respiro de cara al fin de un año por demás complicado.
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