El Gobierno envió el DNU al Congreso y el oficialismo analiza la estrategia legislativa
La jefatura de Gabinete remitió el decreto al Senado, pero la comisión bicameral que debe revisarlo aún no está constituida
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Al filo de los tiempos fijados por ley, el Gobierno envió esta tarde el decreto de necesidad y urgencia (DNU) 79/2023 al Congreso. A partir de ahora, comienzan a correr los diez días hábiles reglamentarios para que la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo -que todavía no está constituida- emita un dictamen a favor o en contra del megadecreto que promulgó Javier Milei.
Por ahora, la apuesta de la Casa Rosada es intentar manejar la agenda de la discusión parlamentaria y dilatar los tiempos. Tácitamente, la intención de la cúpula libertaria es que el decreto corra la misma suerte que los DNU de Alberto Fernández, que jamás llegaron a ser tratados por el Congreso y, por lo tanto, quedaron ratificados.
Todos los gestos que hizo la Casa Rosada hasta acá fueron en ese sentido. Milei no incluyó al DNU en el temario de las sesiones extraordinarias (que convocó entre el 26 de diciembre y el 31 de enero). Eso le permitiría ganar tiempo, de mínima, hasta marzo, dicen en el Gobierno, donde interpretan que los plenarios de las cámaras no podrían tratarlo este mes. Además, el Poder Ejecutivo esperó al último de los diez días que tenía de plazo para remitir formalmente el texto al Congreso.
El secretario de Relaciones Parlamentarias, Omar De Marchi (que depende de la Jefatura de Gabinete) remitió esta tarde el DNU al Senado, con una nota dirigida a la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Luego de ese paso administrativo, Milei, que estaba trabajando en la Casa Rosada, se retiró para iniciar su periplo a la Antártida.
Cerca de Milei creen que la llave para tener un mejor control del tratamiento del DNU es asegurarse la presidencia de la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo para un senador de La Libertad Avanza (LLA). Se estima que esa silla quedará para el senador riojano Juan Carlos Pagotto. Sin embargo, la comisión (que debe estar integrada por ocho diputados y ocho senadores) ni siquiera está constituida porque, en Diputados, Unión por la Patria (UP) reclama cuatro sillas y el titular de la Cámara baja, Martín Menem, sólo quiere darle tres lugares a ese bloque opositor.
Plan B
En las últimas horas, sin embargo, cerca del Gobierno comenzaron a sonar otras voces que recomendaron la estrategia contraria a la que viene planteando la Casa Rosada: que en lugar de dormir el tratamiento del DNU, se intente avanzar con un dictamen de mayoría favorable, para revestir de mayor sustento político al instrumento de Milei, que tiene múltiples cuestionamientos públicos y planteos judiciales de inconstitucionalidad. Según pudo reconstruir LA NACION, hubo diputados aliados a La Libertad Avanza que acercaron esa idea en una reunión que tuvo lugar esta semana en la Casa Rosada. En Balcarce 50 tomaron nota.
“Es cierto, algunos plantean que hay que darle un dictamen. El problema es si tenés los números, no tanto en la comisión bicameral, sino en los plenarios como para que el oficialismo impulse el debate”, confirmó un estrecho colaborador presidencial. Quienes promocionan la idea de buscar el dictamen de mayoría favorable tienen un ojo puesto en los tribunales: creen que, con un primer espaldarazo político del Congreso, los jueces que tengan que fallar por el DNU entenderán que el parlamento ya está tratando el tema y que por lo tanto el Poder Judicial no tiene razones para inmiscuirse.
“Por ahora la estrategia sigue siendo la misma del día uno”, sentenció un colaborador de la Casa Rosada con acceso a la cúpula del Gobierno en alusión al “plan dilatar”.
En el Congreso, Villarruel ya avanzó con los nombres que integrarán la comisión bicameral (le dejará solo tres sillas al kirchnerismo), mientras que en Diputados la discusión por los lugares viene trabando el proceso. “La instrucción que tenemos es la de avanzar siempre midiendo el clima político y en concordancia con Diputados y con la Casa Rosada”, dijeron cerca de Villarruel tras recibir la notificación de De Marchi.
La orden que emanó de la Casa Rosada a Menem es que priorice la constitución de las comisiones que debatirán el proyecto de ley ómnibus (que Milei quiere que se trate durante enero) y tratar al DNU con otra velocidad y “con mayor tranquilidad”.
La Ley 26.122 -que fija el trámite que deben tener los DNU- dice que, una vez que el decreto fue girado al Congreso, la comisión bicameral “elevará su despacho en un plazo de diez días al plenario de cada Cámara para su expreso tratamiento, el que de inmediato considerarán las Cámaras”. Si la bicameral no emite un dictámen en diez días -como ha pasado con los DNU anteriores- el trámite podría seguir adelante porque los plenos de la Cámara de Diputados y del Senado quedarán habilitados a avanzar, cada una por su lado, con el “expreso e inmediato tratamiento del decreto”.
Las cámaras solo pueden aceptar totalmente o rechazar el DNU, no tratarlo en particular. Para que el decreto quede sin efecto, las dos cámaras deben pronunciarse y rechazarlo. Si una no se pronuncia o lo aprueba, el instrumento sigue vigente.
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