El Gobierno dice que el affaire del avión “no modifica” la relación con Maduro y que seguirá la “frialdad” política con Irán
El régimen de Venezuela envió sutiles señales de apoyo; con Irán, el diálogo está cortado, aseguran en la Casa Rosada y en la Cancillería, aunque el comercio con Teherán se cuadruplicó
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Venezuela e Irán, los dos países involucrados en el escándalo internacional provocado por la llegada del avión de carga desde México el lunes 6 pasado y que despertó sospechas de espionaje y una causa judicial en trámite, reaccionaron de manera disímil en defensa de sus ciudadanos, aún con sus pasaportes retenidos a la espera de la decisión judicial.
Mientras Caracas dio discretas señales de apoyo al accionar del Gobierno, y dejó entrever a sus interlocutores argentinos que centrará futuros reclamos en la Justicia por la detención de 14 ciudadanos de ese país, Irán mantiene el tenso silencio diplomático con la Argentina, mientras critica en público al Gobierno por las sospechas en torno a cinco ciudadanos que terminaron con ellos en un hotel cercano al aeropuerto internacional de Ezeiza.
“Nos hicieron saber que no hablaron hasta ahora para no complicar más las cosas, pero que nos apoyan y agradecen cómo nos comportamos”, afirmó a este diario una fuente oficial de diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro, que elogió a Fernández por su discurso en la reciente Cumbre de las Américas, dónde criticó los “bloqueos” a ese país y Cuba.
En el Gobierno afirman que, llegado el caso, y más allá de la reciente denuncia de uno de los detenidos venezolanos contra la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Venezuela iniciará una demanda judicial a los responsables del escándalo del avión de Embratur, por haber detenido “sin pruebas” a “un vuelo absolutamente normal”. Una postura que difiere de lo expresado por la oposición política, entidades de la comunidad judía y la embajada de Israel, desde donde se criticó la “penetración de Irán en el continente”, y la estrecha relación entre Maduro y el régimen iraní.
“Las últimas semanas están llenas de propaganda, operaciones psicológicas, guerra de palabras para provocar un sentimiento de inseguridad (en Irán) y este caso forma parte de ello”, dijo el lunes el vocero de la cancillería iraní, Said Khatibzadeh, en crítica directa al procedimiento judicial contra el avión, que perteneció a la empresa Mahan Air, sindicada por Washington por su colaboración en el tráfico de armas y actividades terroristas.
“Creo que hace más de un año, según la compañía Mahan Airlines, que el avión fue vendido a Venezuela”, afirmó Khatibzadeh en un intento por despegarse de las acusaciones y recordó, por si hiciera falta, que había tripulantes no iraníes en el vuelo.
Para el Gobierno, está claro que ambos vínculos-otrora de intensidad similar-hoy son totalmente diferentes. En relación a Venezuela, el Gobierno aceptó la asunción de Stella Lugo como nueva embajadora (se desempeñaba ya en el país como encargada de Negocios) y a la vez aceleró en el Senado el nombramiento del diputado del Parlasur, Oscar Laborde, de buen vínculo con Cristina Kirchner y Alberto Fernández, como nuevo embajador en Caracas. Esperan, junto con la cercanía “ideológica” una suba del comercio bilateral, que hoy alcanza sólo los U$S176 millones en exportaciones argentinas, de la mano también del acercamiento por necesidad del gobierno de Joe Biden al de Maduro, obligado por la necesidad de conseguir fuentes de suministro de combustible por la invasión de Rusia a Ucrania.
Frialdad política, negocios en alza
En relación con Irán, hay una paradoja: mientras según la consultora DNI de Marcelo Elizondo crece el intercambio comercial (en 2021 las exportaciones argentinas subieron a USS1228 millones, cuatro veces más que en 2020 y 2019), la relación política está prácticamente muerta, “planchada” según la definición de dos altos funcionarios, y reducida a nivel de encargados de Negocios. “No hay relación ni diálogo. Para nosotros tienen la mancha venenosa”, afirmaron desde el ala kirchnerista del Gobierno, dónde aseguran que Teherán “ni siquiera hizo aprobar el Memorándum que a nosotros nos costó un montón en términos políticos” y que tampoco “colabora” con los pedidos para que entregue a la Justicia a los cinco funcionarios y exfuncionarios acusados por el atentado a la AMIA. El recordado tropezón de Daniel Mateo Capitanich, embajador en Nicaragua y asistente a la reasunción de Daniel Ortega, ceremonia en la que estuvo el funcionario iraní Mohsen Rezai, uno de los buscados por Interpol, también es adjudicado desde el Gobierno a una “falta de tacto” compartida entre Irán y Nicaragua al faltar el preaviso para el diplomático.
“Las exportaciones a Irán fueron en 2021 más altas que en los años anteriores porque la recuperación del comercio internacional mundial después de los confinamientos, los precios de agroproductos ya en elevación en 2021 (la mayoría de lo exportado a Irán son agroproductos) y alguna variación en proveedores por parte de Irán han influido en ello”, dijo Elizondo a LA NACION, aunque destacó que “en el primer trimestre de 2022 las ventas a Irán (USS 59 millones) están en niveles más parecidos a los años anteriores a 2021 que a las de 2021″. Cifras que se condicen con la frialdad política entre Buenos Aires y Teherán.
En relación a Venezuela, las exportaciones argentinas “siguen muy lejos de los más de 2000 millones que se exportaban en 2012/2013. La crisis económica en Venezuela afecta el comercio exterior bilateral”, destacó el especialista. Para el Gobierno, la relación con Caracas “mejorará” con la llegada de Laborde- en la Cancillería minimizan las denuncias de la oposición venezolana y sostienen que 28 países sostienen embajadores en Venezuela, incluidos Francia, Alemania o Suiza- y el affaire del avión quedará pronto en un segundo plano. “La venta de maquinaria agrícola hará subir las exportaciones”, especulan desde el Gobierno, desde dónde esperan que el silencio oficial de Caracas-sólo criticó el viernes a Uruguay por no haber permitido bajar el avión-continúe.